TESOROS DE LA BIBLIA 07 al 13 de junio: “Las leyes de Jehová son sabias y justas” , Discurso.
“Las leyes de Jehová son sabias y justas” (10 mins.)
Han sido muchas veces las que habremos escuchado que los testigos de Jehová vivimos con muchas restricciones. O que incluso muchas personas no estudian de la Biblia porque dicen que les limitará el disfrute de sus vidas.
Por ejemplo, en la escuela con nuestros hijos esto se traduce en: ¿por qué tú no cantas cumpleaños? ¿por qué no te disfrazas? ¿por qué no celebras navidad?. De seguro para nuestros hijos no siempre es fácil enfrentar estas preguntas y dar una respuesta firme ante esta presión de grupo.
Sin embargo, lo hacen y siguen siendo diferentes a sus demás compañeros. Tal como lo somos nosotros en el trabajo o en la vida diaria y familiar. En ocasiones resulta un gran esfuerzo luchar con esta presión de grupo, pero sabemos que las leyes de Jehová son justas y sabias.
Cuando una persona nos pueda ver de afuera, podrá pensar que son limitantes pero no es así, todo lo contrario. No solo son sabias sino que son para nuestro beneficio personal, familiar y colectivo. Solo hay que ver a los problemas que enfrentan las familias actuales y compararlas con nosotros y nuestros hermanos.
Gracias a Jehová tenemos muchos menos problemas, a lo que a su vez se traduce en una felicidad que muy pocas personas del mundo conocen. No solamente somos felices por tener menos problemas sino que disfrutamos de la vida de una forma sana y que no ponga en peligro nuestra salud como hacen muchas prácticas de este mundo.
Y todo ello gracias a que hacemos caso, confiamos plenamente en Jehová y en todo lo que nos dice que debemos hacer en nuestras vidas.
Deuteronomio 4:6
“Tienen que obedecerlas al pie de la letra”
Es exactamente como leemos en este texto. Obedecemos la justa ley de Jehová a pies puntillas, esto nos hace ser personas sabias y con entendimiento de las cosas, de las situaciones que nos ocurren, de los problemas actuales, de lo que realmente es importante en esta vida.
Y no solo esto, sino que esta seguridad con la que nos manejamos en la vida es contagiosa, las personas lo ven y notan que nuestras vidas son diferentes. Que obedecemos a Dios, que pertenecemos a un pueblo sabio y entendido.
Los celos y la envidia juega un papel potente en este sentido y debido a esto muchas veces somos causa de ataque. Las personas nos conocen y sienten envidia de muchas cosas, por ejemplo: de que tengamos respuestas a preguntas que desconocen, que no nos sintamos influidos por las tendencias de este sistema o que no tengamos tantos problemas.
¿Por qué es esto posible en el pueblo de Dios? No somos ni más listos ni mejores que el resto de personas. No hemos nacido con un intelecto superior. Esto es porque hemos puesto en nuestro corazón a Jehová y nos hemos hecho sabios en su Palabra.
Cuando ocurre esto, la perspicacia que nos da la Biblia nos hace incluso mas sabios que nuestros maestros o con más entendimiento que personas de mayor edad. Porque toda esta sabiduría proviene de Dios, de sus sabias y justas leyes y decretos.
Evidentemente no somos inmunes, más somos imperfectos. Pero el tener a Jehová en el corazón nos obligamos y nos impulsa a obedecerle y amoldar nuestras vidas a su rectitud, y muchas veces no es fácil. Mediante su espíritu santo, el estudio constante de la Biblia y el apoyo de nuestra familia y hermanos lo logramos, e imitamos el ejemplo que nos dejó Jesús.
No solamente la sabiduría es una cualidad de estas leyes de Jehová por las que se nos reconoce. También lo es la justicia. E incluso esta segunda cualidad es aún más observable por la sociedad y las personas.
En algún momento de nuestras vidas siempre se nos ha dicho algo similar a: “mira que te están observando”. Y es que siempre hay alguien, que aunque nosotros no lo veamos, está observando y viendo lo que hacemos.
Esto se potencia exponencialmente para los siervos de Jehová. Nada más ver cómo vestimos cuando salimos a predicar ya se nos distingue a la legua de que somos testigos y estamos predicando. En la predicación pública somos objeto de observancia por cientos o miles de personas como vemos en la imagen con la mujer que está sentada en la cafetería.
¿Nos imaginamos qué hubiera pensado esa mujer si el hermano ante esa situación de que a ese hombre se le cayó la cartera hubiera actuado de forma diferente? La verdad es que no, porque en el pueblo de Dios no cabe, no tiene lugar otro tipo de reacción sino que entregarle su cartera.
Lo que para nosotros es una acción obvia, no ocurre igual en este sistema. Y esto las personas lo ven.
Deuteronomio 4:6
“porque esto les demostrará a los pueblos que oigan hablar de esas normas que ustedes tienen sabiduría y entendimiento. Ellos dirán: ‘No hay duda de que esta gran nación es un pueblo sabio y entendido.”
La mujer ha visto que somos diferentes, un pueblo aparte. Construir la reputación que tiene el pueblo de Dios ha costado mucho esfuerzo y tiempo, por parte de todos nuestros hermanos. Una pequeña acción por cualquier hermano puede desprestigiar mucho al pueblo de Dios, y más importante que eso, estaría manchando el nombre de Dios.
Al ser conscientes de ello, nos esforzamos por cuidar cada una de nuestras acciones, porque cada una santifica el nombre de Dios si están en armonía con su voluntad.
De esta forma, las personas se verán sorprendidas como la reina Seba en las palabras que quedan recogidas en 1 Reyes 10:4-8 donde dice que “¡Felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría!”. La reina se refería a los siervos de Jehová que escuchan las instrucciones que Dios daba y le dio Salomón.
Seguro que la mujer de la cafetería tendría un pensamiento similar, al igual que todas las personas que ven nuestras acciones en nuestro vivir diario. De seguro piensan y dirán que los testigos son personas honestas, que realmente son diferentes aunque pensaran lo contrario.
La única forma de cambiar un pensamiento, como uno negativo que tenga una persona hacia nosotros, es dando ejemplo. Y muchas personas han cambiado su forma de pensar sobre los testigos convirtiéndose en una percepción positiva, porque realmente somos siervos de Jehová y esto se refleja en nuestras vidas al vivir de acuerdo con las sabias y justas normas morales de Dios.
Servimos de testimonio por el cuál dirán palabras similares a las de la reina a Salomón: “Llegue a ser bendito Jehová tu Dios”.
Así es, cada vida de nuestros hermanos y hermanas es un ejemplo de testimonio y santificación hacia Jehová nuestro Dios. La prueba viviente de un pueblo aparte que destaca sobre la sociedad por su sabiduría, entendimiento y justicia. Es una gran responsabilidad portar el nombre de Dios.
Deuteronomio 4:7,8
“Porque ¿Qué gran nación tiene dioses que estén tan cerca de ella como lo está de nosotros Jehová nuestro Dios siempre que lo llamamos? ¿Y qué gran nación tiene normas y decisiones judiciales justas como toda esta Ley que hoy pongo delante de ustedes?”
¿Quién puede decir hoy día que cuenta con la bendición de Dios, de que lo cuida y protege todos los días? Jehová siempre está con su pueblo, con sus fieles siervos que le sirven y se esfuerzan en sus medidas personales en hacer todo de acuerdo a su voluntad y dar lo mejor de sí mismos.
Tal como las personas ven todo esto que hacemos, Jehová lo ve aún con más claridad y ve nuestros sentimientos sinceros de corazón y nos bendice por ello.
A los israelitas los bendijo, le dio una tierra que manaba leche y miel. Durante su travesía por el desierto durante tantos años nunca les faltó nada. Ni el agua ni la comida. Y aunque nosotros no hayamos vivido en un desierto durante tantos años, nos podemos imaginar que no sería fácil encontrar alimento y agua.
Pues a ellos nunca les faltó nada, porque Jehová los cuidaba aún con todas las ofensas que hicieron. También cabe destacar que cuando Jehová prometió esta tierra para sus siervos, se recoge estas palabras: “Es una tierra de la que Jehová tu Dios está cuidando”.
¿En qué nos da tranquilidad y confianza estas palabras? Que Jehová no solamente ve nuestro esfuerzo y ahora nos da una recompensa porque lo merecemos y ya está. No, Jehová nos bendice y esta bendición es constante. Es decir, cuando venga el nuevo mundo, no será que nos convierta la tierra nuevamente en un paraíso y nos diga: “he cumplido, ahí tenéis vuestra nueva tierra, podéis hacer con ella lo que quieran”.
No. Jehová seguirá cuidando de esa tierra, seguirá cuidando de nosotros. No será un acto de misericordia puntual, sino que nos bendice en toda nuestra vida, en todo momento. Y esto ya lo hemos comprobado. Cómo nuestras vidas son más felices que las del mundo, cómo tenemos menos problemas, cómo nuestros matrimonios son más sabios, cómo nuestros hijos crecen con una mentalidad más limpia que los demás.
Los siervos fieles de Jehová, nosotros y nosotras, sin duda llevamos vidas más felices, sabias y justas que los que no se guían por el entendimiento de Dios. Nuestro ejemplo hace que muchas personas quieran conocer y vestirse también de esta nueva personalidad cristiana.
excelente ayuda y también deben hacerlo con el discurso publico de fin de semanas