TESOROS DE LA BIBLIA: 19-25 Abril 2021, “Jehová convierte una maldición en una bendición” , Discurso.

“Jehová convierte una maldición en una bendición” (10 mins.)

El pueblo de Dios siempre ha sido atacado y la justicia de Jehová se ha tornado hacia ellos, hacia los que han mostrado su desprecio y ataque. Israel pasó muchas dificultades y aún siendo un pueblo pecaminoso tuvo muchas bendiciones y Jehová acabó con sus enemigos.

Enemigos, muchos de los cuáles, eran incluso familiares a los que Dios les dijo que no se tocaran. No obstante, sabemos que no mantuvieron su parte de este pacto y siempre estaban buscando la oportunidad para atacar y que Israel le fallara a Jehová.

Son tantas las artimañas que idearon para tumbar a Israel que también recurrieron a la magia y los malos agüeros. Pero Jehová nunca permitió esto y convirtió las maldiciones que querían echar sobre su pueblo en bendiciones, y no solo una vez. Como vemos esta semana con la lectura semanal de Números, hasta en tres ocasiones las convirtió en bendiciones con Balaam, aunque él quisiera maldecir a Israel para obtener su paga.

El rey de Moab, Balac, intentó por medio de un profeta, Balaam, que le ayudara para maldecir a Israel. Recordamos que los moabitas eran “primos” de Israel. ¿Por qué ocurrió esto? Vamos a leerlo en la Biblia en Números, su capítulo 22 y no cerremos la Biblia ya que iremos leyendo varios versículos de este capítulo. Empezamos con los versículos 3 y 4:

y Moab sintió muchísimo miedo de ese pueblo, porque eran muchos. Sí, Moab estaba muerto de miedo debido a los israelitas.




Así que Moab les dijo a los ancianos de Madián: “Ahora esta multitud devorará todo lo que nos rodea, tal como un toro devora la hierba del campo”. En aquel entonces, Balac hijo de Zipor era rey de Moab.

Según el texto leído Moab sentía miedo al ver el esplendor del pueblo de Dios, un miedo que no deberían haber sentido, ya que se trata de sus primos. Si hubieran hecho caso a las instrucciones de Jehová de tratarse bien como una familia debido a su línea de descendientes, los moabitas no tendrían que haber sentido miedo ni haber llegado a esa situación.

Sin embargo, la arrogancia, el orgullo y su contrariedad a respetar la adoración pura de sus primos los llevó a atacarlos y ahora sienten miedo de las repercusiones por parte de Dios. Hasta el punto que recurren a Balaam.

Balaam no era israelita, de ahí que puede que no sintiera ninguna compasión por ellos y quisiera perseguir más la recompensa que le ofrecía Balac. Aunque no era israelita si conocía a Jehová y lo reconocía, incluso como su Dios. Él mismo dice en Números 22:18 que “Jehová es mi Dios”. ¿Lo demostró así? Veamos los versículos 5 y 6. Él envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, que estaba en Petor, que se encuentra junto al Río, en su tierra natal. Lo mandó llamar diciéndole: “Mira, un pueblo ha salido de Egipto. ¡Y fíjate! Han cubierto la faz de la tierra y ahora están viviendo justo enfrente de mí. Ahora ven y hazme el favor de maldecir a este pueblo, porque ellos son más fuertes que yo. Quizás pueda vencerlos y expulsarlos del país, porque sé muy bien que al que tú bendices es bendito y al que tú maldices es maldito”.

Balac vio en Israel una nación fuerte, más fuerte que ellos y que ahora estaban viviendo enfrente de él. Balac solo pensaba en vencerlos y expulsarlos de ahí, pero no se veía capaz de hacerlo y necesitaba la ayuda de Balaam. Le pidió que maldijera al pueblo de Dios y que a cambio le daría muchas posesiones materiales.

Hemos dicho que Balaam conocía de Jehová, y ya debería saber lo que él pensaría sobre esto. Sin embargo, lo intentó, no solo una vez, sino tres veces. Esto se debe a su egoísmo y la búsqueda de su beneficio personal. Balaam quería ayudar a Balac pero sabía que no podía decir nada contrario a lo que Jehová quería.

Y le puso a prueba, Balaam le puso a prueba a Jehová pidiéndole tres veces lo mismo a ver si cambiaba de opinión. No solo cambiar una simple opinión, sino de cambiar de opinión sobre su pueblo y solo porque Balaam quería las riquezas que Balac le estaba prometiendo si hacía tal cosa.

Jehová fue muy claro desde la primera vez que se le presentó esta situación a Balaam. Jehová no le dijo: “ya veremos”. Ni mucho menos, estamos hablando de su pueblo. Él fue muy claro y contundente. Le dijo, en el versículo 12: Pero Dios le dijo a Balaam: “No vayas con ellos. No maldigas al pueblo, porque ellos están bendecidos”.

Vemos que Balaam, ante la insistencia del rey Balac, tenía que haberle dado la misma respuesta a sus príncipes enviados. Pero no hizo esto, sino que siempre que los príncipes y el rey Balac insistieron, él volvió a insistir a Jehová.

Balaam quería ir con los príncipes y ver si había una posibilidad de ayudar a Balac. Así que Jehová le dijo que fuera, pero no para lo que Balaam quería lograr en su interior. Una vez más, Jehová usaría en este caso a Balaam para bendecir a su pueblo ante sus enemigos que solo quieren lo peor.

Jehová conocía las intenciones de Balaam. Aún así le dio la oportunidad de elegir, y en varias ocasiones. La primera fue decir que “no” cuando los príncipes volvieron en una segunda ocasión, que eran más numerosos y honorables, pero fue con ellos. La segunda fue durante el camino cuando la burra se desvió, por hacerle parecer un tonto cuando se desvió en primer lugar, en segundo le trabó el pie con un muro y el tercero cuando lo tiro al arrodillarse la burra ante el ángel de Jehová. Balaam golpeó a su burra porque quería seguir el camino de los príncipes sin ver que el camino que estaba tomando era temeroso contra la voluntad de Jehová. Versículos 34 y 35. Balaam le dijo al ángel de Jehová: “Pequé, porque no sabía que eras tú el que estaba en el camino esperándome. Ahora bien, si lo que estoy haciendo está mal a tus ojos, regresaré”. Y el ángel de Jehová le dijo a Balaam: “Ve con los hombres. Pero solo podrás decir las palabras que yo te diga”. Así que Balaam continuó el viaje con los príncipes de Balac.

Jehová le siguió dando la oportunidad de elegir, y Balaam siguió con su deseo de ir y ayudar a Balac. Aunque Jehová le advirtió de primera mano que solo podrá decir lo que él le permitiera y nunca será para maldecir a su pueblo, sino que lo utilizó para bendecir a su pueblo.

Y no fue solo una vez, lo bendijo tres veces porque Balaam tuvo tres ocasiones más cuando estuvo con Balac en territorio moabita para decirle rotundamente que no. Sin embargo, Balaam en esas tres ocasiones ofreció sacrificios esperando que Jehová le volviera responder y con la esperanza de poder ayudar a Balac ya que seguía siendo el deseo de Balaam.

En esas tres veces, Balaam solo pudo decir grandes alabanzas y bendiciones ya que fue lo único que Jehová le permitió pronunciar. Números 23:11,12. Entonces Balac le dijo a Balaam: “¿Qué me has hecho? Te traje para maldecir a mis enemigos, y lo único que has hecho es bendecirlos”. Él contestó: “¿No debo decir todo lo que Jehová ponga en mi boca?”.

Jehová le dio a Balaam la oportunidad de elegir. Le dio la oportunidad de abandonar su mal proceder con esos sentimientos materiales de riqueza que tenía. O bien, podía elegir el otro camino, que le llevaba a un derrotero inicuo. Balaam ante la reacción de Balac intentó justificarse. Números 24:12,13. Balaam le respondió a Balac: “¿No les dije yo a los mensajeros que enviaste ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría hacer nada bueno ni malo por mi cuenta aparte de lo que Jehová ha ordenado’? ¿No les dije ‘Solo diré lo que Jehová me diga’?

Por muy fuerte que fuera el deseo de Balaam por ayudar a Balac a destruir el pueblo de Dios, Jehová no lo permitió como no permitirá que ningún enemigo pueda vencerlo jamás.

Todos los esfuerzos de Balaam fueron en vano y no logró lo que quería, profetizar en contra de Israel por dinero. El apóstol Pedro dice sobre Balaam que fue un profeta con un proceder loco, que estaba fuera de juicio o de razón.

Esto ocurre cuando intentamos buscar dos cosas, y no lo que más importa. Esto le ocurrió a Balaam, quién descuidó lo más importante volviéndose loco o temeroso en contra de la voluntad de Jehová, es justo lo que leemos en Mateo 6:24. “Nadie puede ser esclavo de dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o le será leal a uno y despreciará al otro. No pueden ser esclavos de Dios y a la vez de las Riquezas”

Absolutamente nada podrá nunca vencer al pueblo de Dios. Nadie podrá maldecirlo porque Jehová convierte estas maldiciones en bendiciones. Por mucho que nos persigan, no lograrán su objetivo. Son muchas las experiencias de hermanos que han sido víctimas de la persecución y de encarcelamientos.

¿Y cuál ha sido el resultado? Esta maldición en forma de privación de libertad violando un derecho humano fundamental se ha convertido en una bendición. ¿En qué sentido? En el libro Testimonio Cabal podemos recuperar el testimonio de cómo un judío conoció la verdad. Él dice: “La fortaleza de los testigos de Jehová que estaban prisioneros me convenció de que sus creencias se basan en las Escrituras, de modo que me hice Testigo”.

Jehová convierte una maldición en una bendición, los testigos de Jehová durante la II Guerra Mundial fueron un extraordinario ejemplo de testimonio en estos campos de concentración y para todo el mundo y nuestra historia reciente.Nada ni nadie impedirá que se haga la voluntad de Jehová. Ni persecución, ni guerras ni desastres naturales como se puede apreciar en la imagen o crisis sanitarias mundiales. Nada impedirá que se prediquen las buenas noticias y se haga la voluntad de Jehová. Cuando tengamos problemas, confiemos en Jehová y nunca nos desviemos de su camino.

Jehová convierte una maldición en una bendición, nos usa para dar testimonio de su voluntad. Y cuando ésta llegue, podrá fin a tantas injusticias como hizo ya con los enemigos de su pueblo en la antigüedad.

Por toolsjw

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *