TESOROS DE LA BIBLIA, 13-19-octubre-2025, Vayamos “a la casa donde hay duelo”, Discurso Preparado.

Vayamos “a la casa donde hay duelo” (10 mins.)

Vivimos en un mundo donde la pérdida de un ser querido es una de las pruebas más dolorosas que podemos enfrentar. Cuando alguien atraviesa ese valle de tristeza, es importante que, como cristianos, mostremos apoyo y consuelo de manera genuina y amorosa.

Saquemos tiempo para consolar a los que están de duelo

Sacar tiempo para consolar a los que están de duelo puede ser una de las cosas más valiosas que podemos hacer para demostrar que nos importan y que estamos allí para apoyarlos. No se trata solo de decir “lo siento mucho”, sino de acompañarlos, escucharlos y ayudarlos a sentir el consuelo que proviene de Jehová.

La Biblia nos recuerda la importancia de estar presentes en momentos de dolor.

VAMOS A LEER ECLESIASTÉS 7:2

“Es mejor ir a la casa donde hay duelo que a la casa donde hay fiesta, porque la muerte es el fin de todos los hombres, y los que están vivos deben reflexionar en eso.”

Jehová nos enseña que, aunque la muerte es una realidad dolorosa, estos momentos pueden ayudarnos a reflexionar sobre la brevedad de la vida y a fortalecer nuestra relación con Él.

También se nos dice que hay “un tiempo para llorar y un tiempo para reír” (Eclesiastés 3:4). Una persona sabia no huye del dolor ajeno, sino que busca oportunidades para brindar consuelo. Al hacerlo, demostramos compasión y amor cristiano, y también recordamos la importancia de vivir con propósito, con la vista puesta en las promesas de nuestro Creador.

Podemos consolarlos hablando de las cualidades bonitas de la persona que ha fallecido

Una forma hermosa y práctica de consolar es hablar de las cualidades bonitas de quien ha fallecido.

VAMOS A LEER ECLESIASTÉS 7:1

“Una buena reputación es mejor que el buen aceite, y el día de la muerte es mejor que el día del nacimiento.”

Recordar los buenos momentos, las virtudes y las cualidades positivas de esa persona puede traer consuelo a quienes están de duelo. Cuando compartimos recuerdos positivos, ayudamos a quienes sufren una pérdida a enfocarse en las cualidades bonitas de su ser querido y en el amor que aún perdura.

William, quien perdió a su esposa, dijo: “Me gusta que los demás me cuenten los bonitos recuerdos que tienen de ella. Eso me demuestra que la querían y la apreciaban.”

Y Bianca, otra hermana que sufrió la pérdida de su esposo, comenta que encuentra consuelo cuando otros oran con ella, le leen textos bíblicos y le permiten hablar de su esposo. Estas muestras de empatía y escucha activa son pequeños actos que constituyen una forma poderosa de brindar consuelo.

Hermanos, no subestimemos el valor de una conversación sincera, de una sonrisa o de un recuerdo compartido. A veces, unas palabras amables pueden ser la chispa que mantenga encendida la esperanza de quien sufre.

Ore con ellos

Otra forma poderosa de consolar es orar con los que están de duelo. Las oraciones sinceras pueden aliviar mucho el dolor y recordarles que Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado.

VAMOS A LEER PROVERBIOS17:17

“El verdadero amigo ama en todo momento y es un hermano en tiempos de angustia.”

Qué importante es seguir acompañando a nuestros hermanos durante los meses posteriores, cuando los demás ya han vuelto a su vida cotidiana.

Dalene, una hermana que ha experimentado la pérdida, cuenta: “A veces, cuando las hermanas vienen a consolarme, les pido que oren conmigo. Al principio les cuesta hablar, pero poco a poco su voz se hace más fuerte y la oración se vuelve muy sentida. Su fe, su amor y su interés fortalecen mucho mi fe.”

Qué hermoso ejemplo, ¿verdad? Las oraciones no necesitan ser largas ni perfectas; solo deben ser sinceras. Cuando oramos con alguien que sufre, no solo pedimos consuelo para él, sino que también le recordamos que Jehová escucha, que Él comprende y que no lo ha dejado solo.

Gabi, una hermana que recibió apoyo en su momento de duelo, dijo: “Le doy muchas gracias a Jehová porque los ancianos me ayudaron con amor y no me dejaron sola. Me hicieron sentir que Jehová me rodeaba con sus amorosos brazos.”

Además, debemos recordar que, como cada persona es distinta, el período de duelo no dura lo mismo en todos los casos. Por eso, nuestro apoyo no debe brindarse solo durante los primeros días, cuando muchos parientes y amigos están cerca, sino también durante los siguientes meses, cuando los demás ya han vuelto a su vida normal.

A veces, la tristeza regresa sin aviso: por una canción, una fotografía, una fecha especial, o incluso por un olor, un sonido o un simple recuerdo. Para quien ha enviudado, puede ser muy duro hacer algunas cosas por primera vez sin su pareja.

Un hermano viudo relató: “Mi primer aniversario sin mi esposa fue muy doloroso, pero varios hermanos organizaron una pequeña reunión para que no estuviera solo.”

Otro ejemplo es el de Junia, quien expresó: “El apoyo que recibes cuando no hay ningún aniversario cerca puede ser aún más valioso. Esas ocasiones espontáneas son las que más consuelan.”

Ilustración

En momentos como estos, la presencia y el apoyo de amigos y familiares pueden ser un gran consuelo, algo que se refleja en pequeñas acciones. Como muestra la imagen de nuestra guía de actividades, un matrimonio visita a un hermano que ha perdido a su esposa, y juntos miran fotografías de momentos felices que compartieron, recordando los buenos tiempos y brindando consuelo en un momento difícil.

Conclusión

Aunque no podemos eliminar el dolor ni llenar el vacío que deja la pérdida de un ser querido, sí podemos ser instrumentos del consuelo de Jehová.

Cuando alguien pierde a un ser querido, es como si se rompiera un espejo que reflejaba momentos felices y recuerdos compartidos. Aunque ese espejo esté roto, los fragmentos —los recuerdos y el amor— siguen siendo valiosos. Nuestro papel es ayudar a esa persona a recogerlos con cuidado, no para olvidar lo que se perdió, sino para reconstruir su esperanza y renovar su propósito.

Jehová promete ser “un refugio en tiempos de angustia” (Salmo 9:9). Él estará allí para brindar consuelo y fortaleza en esos momentos difíciles, como un refugio seguro y un Padre amoroso que nunca abandona a sus hijos.

Así que reflejemos el amor de Jehová en momentos de dolor y necesidad. Seamos un brazo amigo que abraza y sostiene, y un oído atento que escucha y comprende. Que cada palabra y cada gesto nuestro transmitan su amor y le recuerden a quien atraviesa un duelo que no está solo, pues su familia espiritual y su Dios amoroso están con él.

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