Examinando las Escrituras diariamente 2020

Viernes 24 de julio del 2020

Cuídense de los escribas, a quienes les gustan los saludos en las plazas de mercado y los asientos en lugares muy prominentes en las cenas (Luc. 20:46).

¿Cuál es el reconocimiento más importante que podemos buscar? No es el que este mundo concede en campos como la educación, los negocios o el entretenimiento. Más bien, es el que Pablo describió con estas palabras: “Ahora que han llegado a conocer a Dios, o, más bien, ahora que han llegado a ser conocidos por Dios, ¿cómo es que se vuelven de nuevo a las débiles y miserables cosas elementales y quieren servirles como esclavos otra vez?” (Gál. 4:9). ¡Qué privilegio tan extraordinario es llegar a “ser conocidos por Dios”, el Rey del universo! Él desea tener una amistad estrecha con nosotros. Como lo explicó un especialista bíblico, “llegamos a ser objeto de su favor y atención”. Cuando Jehová nos reconoce como amigos suyos, alcanzamos el objetivo de nuestra existencia (Ecl. 12:13, 14). w18.07 7, 8 párrs. 3, 4

¿Qué podemos hacer para que Jehová nos reconozca como sus amigos?

Ese fue el caso de Moisés. Cuando le suplicó a Jehová que le permitiera conocer mejor sus caminos, él le contestó: “Esta cosa de que has hablado, también la haré, porque has hallado favor a mis ojos y te conozco por nombre” (Éx. 33:12-17). Nosotros también recibimos maravillosas bendiciones cuando Jehová llega a conocernos personalmente. Pero ¿qué podemos hacer para que Dios nos considere sus amigos? Amarlo y dedicarle nuestra vida (lea 1 Corintios 8:3).

¿Qué podría hacernos perder nuestra amistad con Jehová?

Ahora bien, necesitamos cuidar esa valiosa amistad con nuestro Padre celestial. Igual que los cristianos gálatas a los que Pablo escribió, tenemos que evitar hacernos esclavos de “las débiles y miserables cosas elementales” de este mundo, lo que incluye buscar su reconocimiento (Gál. 4:9). Aquellos cristianos habían llegado a ser conocidos por Dios. Pero Pablo dijo que estaban volviéndose de nuevo a cosas vacías. En otras palabras, les estaba diciendo: “Después de todo lo que han progresado, ¿por qué regresan a las cosas inútiles y sin valor que dejaron atrás?”.

¿Puede pasarnos eso a nosotros? Desde luego que sí. Cuando conocimos a Jehová, tal vez renunciamos a tener prestigio en el mundo de Satanás, igual que hizo Pablo (lea Filipenses 3:7, 8). Quizás dejamos pasar la oportunidad de estudiar en la universidad, de recibir un ascenso en el trabajo o de ganar mucho dinero en los negocios. Si teníamos talento para la música o para el deporte, podíamos habernos hecho ricos y famosos. Pero le dimos la espalda a todo ello (Heb. 11:24-27). ¿Veremos ahora esas buenas decisiones como oportunidades desperdiciadas? Eso sería una insensatez. Podríamos terminar buscando de nuevo cosas que en su momento consideramos “débiles y miserables”.

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Por toolsjw

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