TEXTO DIARIO, De hoy Viernes 7 de mayo del 2021
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
Viernes 7 de mayo del 2021
Satanás está extraviando a toda la tierra habitada (Rev. 12:9).
Para engañar a la gente, uno de los medios principales que Satanás y los demonios utilizan es el ocultismo. Quienes lo practican afirman que conocen o controlan cosas que el resto de la gente no puede conocer ni controlar. Por ejemplo, algunos aseguran que son capaces de predecir el futuro mediante la adivinación o la astrología. Otros quizás hagan como si hablaran con los muertos. Y hay quienes practican la brujería o la magia, y tal vez hagan conjuros para hechizar a otras personas. En un estudio que se realizó en 18 países de Latinoamérica y el Caribe, alrededor de un tercio de los encuestados creía en la magia, la brujería o la hechicería, y casi la misma cantidad pensaba que es posible comunicarse con los espíritus. En otro estudio, que se realizó en 18 países de África, más de la mitad de los encuestados creía en la brujería. Por supuesto, no importa dónde vivamos, no podemos bajar la guardia. w19.04 20, 21 párrs. 3, 4.
CÓMO COMBATIR A LOS ESPÍRITUS MALVADOS
¿Qué prácticas relacionadas con el ocultismo evitamos?
No hagamos nada que tenga relación con el ocultismo. Los cristianos verdaderos no acudimos a médiums espiritistas ni tratamos de comunicarnos con los muertos de ninguna manera. Como vimos en el artículo anterior, no participamos en costumbres funerarias que se basen en la creencia de que los muertos continúan con vida en algún lugar. Y tampoco intentamos conocer el futuro mediante la astrología o la adivinación (Is. 8:19). No queremos tener nada que ver con ninguna de estas prácticas u otras similares. Sabemos que son muy peligrosas y pueden ponernos en contacto directo con Satanás y los demonios.
¿Qué hicieron algunos efesios en el siglo primero cuando aprendieron la verdad? y Según 1 Corintios 10:21, ¿por qué debemos copiar su ejemplo, y cómo podemos hacerlo?
Deshagámonos de cualquier objeto relacionado con el ocultismo. En el siglo primero, algunos habitantes de Éfeso practicaban el ocultismo. Pero, cuando conocieron la verdad, tomaron medidas drásticas. Según la Biblia, un “buen número de los que habían practicado artes mágicas juntaron sus libros y los quemaron delante de todos” (Hech. 19:19). Como vemos, se tomaron muy en serio la lucha contra los espíritus malvados. Aunque aquellos libros de magia eran carísimos, los destruyeron en vez de regalarlos o venderlos. Les preocupaba mucho más agradar a Jehová que el valor de los libros.
¿Cómo podemos copiar su ejemplo? Si tenemos cualquier objeto relacionado con el ocultismo, como amuletos, talismanes u otras cosas que se usen para protegerse de los peligros y de los malos espíritus, es aconsejable que nos deshagamos de ello (lea 1 Corintios 10:21).
¿Qué debemos preguntarnos?
Analicemos con cuidado nuestro entretenimiento. Preguntémonos: “¿Leo libros, revistas o artículos de Internet sobre el ocultismo? ¿Qué puede decirse de la música que escucho, de las películas y programas de televisión que veo, y de mis videojuegos? ¿Tiene mi entretenimiento alguna relación con el ocultismo? ¿Incluye cosas como vampiros, zombis o fenómenos paranormales? ¿Presenta la magia, los hechizos y los maleficios como una diversión inofensiva?”. Por supuesto, no todos los cuentos o historias fantásticas tienen que ver necesariamente con el ocultismo. Al hacer este análisis, asegurémonos de que nuestras decisiones nos mantengan muy lejos de todo lo que Dios odia. Queremos hacer lo posible por conservar la conciencia limpia ante Jehová (Hech. 24:16).*
¿Qué no queremos hacer?
No contemos historias de demonios. A este respecto, debemos seguir el ejemplo de Jesús (1 Ped. 2:21). Mientras vivió en el cielo, se enteró de muchas cosas sobre Satanás y los demonios. Sin embargo, cuando vino a la Tierra, no anduvo contando historias acerca de ellos. Él quería dar testimonio de Jehová, no hacerle publicidad a Satanás. Al igual que Jesús, nosotros no andamos hablando sobre los demonios. En vez de eso, demostramos con nuestras palabras que nuestro corazón rebosa de entusiasmo “debido a un asunto agradable”, es decir, la verdad (Sal. 45:1).
¿Por qué no debemos tenerles pánico a los espíritus malvados? y ¿Qué pruebas tenemos de que Jehová protege hoy día a su pueblo?
No les tengamos pánico a los espíritus malvados. En este mundo, a todos pueden pasarnos cosas malas. Cuando menos lo esperamos, podemos sufrir un accidente, enfermarnos o incluso morir. Pero ¿debemos pensar que los demonios son responsables? La Biblia explica que a todos nos puede llegar un mal momento o un “suceso imprevisto” (Ecl. 9:11). Por otro lado, Jehová ha demostrado ser mucho más poderoso que los demonios. Por ejemplo, no permitió que Satanás matara a Job (Job 2:6). Y, en tiempos de Moisés, probó que su poder era superior al de los sacerdotes practicantes de magia de Egipto (Éx. 8:18; 9:11). Mucho después, Jesús recibió poder de Jehová y echó a Satanás y a los demonios del cielo a la Tierra. Y dentro de poco los arrojará al abismo, donde no podrán hacerle daño a nadie (Rev. 12:9; 20:2, 3).
Tenemos muchas pruebas de que Jehová protege hoy día a su pueblo. Pensemos en lo siguiente: estamos predicando y enseñando la verdad en toda la Tierra (Mat. 28:19, 20). Como resultado, ponemos al descubierto las malas obras del Diablo. Si él pudiera, está claro que detendría nuestra obra. Pero no puede. Así que no debemos tenerles pánico a los espíritus malvados. Sabemos que los ojos de Jehová “están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crón. 16:9). Si somos fieles a Dios, los demonios no podrán causarnos ningún daño permanente.
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