BUSQUEMOS PERLAS ESCONDIDAS: 16-22-Junio-2025, PROVERBIOS 18, Respuestas.

Busquemos perlas escondidas (10 mins.)

Pr 18:18. ¿Por qué se echaban suertes en tiempos bíblicos? (it-2 1063).

El motivo apropiado para echar suertes en Israel era poner fin a una controversia. “La suerte echada hace cesar hasta las contiendas y separa uno de otro, hasta a los poderosos.” No se usaba con relación al deporte, el entretenimiento o a los juegos de azar. No había apuestas, ni pérdidas, ni ganancias. No tenía el propósito de enriquecer el templo o a los sacerdotes, ni recaudar fondos para obras de caridad. Sin embargo, los soldados romanos sí pensaron en el aspecto meramente lucrativo cuando, como se había predicho en el Salmo 22:18, echaron suertes sobre las prendas de vestir de Jesús.

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Echar suertes es una costumbre antigua para decidir sobre diferentes cuestiones. Al igual que el juramento, el echar suertes iba acompañado de una oración. Esa oración se expresaba en voz alta o simplemente estaba implícita en el acto, y así pedían y contaban con la intervención de Jehová. La palabra “suerte” (heb. goh·rál) se utiliza tanto de forma literal como figurada, con la idea de “parte” o “porción”.

El propósito de echar suertes en la Biblia no era para ganar dinero ni para diversión, sino para tomar decisiones justas, resolver disputas y confiar en que Jehová guiara el resultado. Es una muestra de cómo la gente en la antigüedad buscaba la dirección de Dios, pidiendo su ayuda para asegurarse de que lo que se decidiera fuera lo correcto.

A veces, cuando estamos en medio de una disputa o no sabemos qué decisión tomar, puede ser difícil encontrar una solución justa por nuestra cuenta. Aunque hoy en día no echamos suertes, este principio nos enseña que debemos confiar en Jehová para guiarnos. Podemos orar y pedir su ayuda, sabiendo que Él nos dará sabiduría para hacer lo correcto, tal como lo hacían las personas en tiempos bíblicos.

Aunque hoy no usamos el método de echar suertes, el principio de dejar que Jehová guíe nuestras decisiones sigue siendo aplicable. Si enfrentamos una situación en la que no sabemos qué camino tomar, podemos buscar la sabiduría divina a través de la oración y la meditación en la Biblia. Como en el caso de las suertes, debemos confiar en que Dios nos ayudará a tomar la mejor decisión, especialmente cuando las opciones parecen difíciles o poco claras.

En tiempos bíblicos se echaban suertes para tomar decisiones importantes o resolver disputas de manera justa, pidiendo la guía de Jehová. No se usaba con fines de entretenimiento o ganancias, como en los juegos de azar, sino para contar con la intervención divina en asuntos serios.

Echar suertes en tiempos bíblicos era una práctica utilizada principalmente para buscar la dirección o decisión de Jehová en asuntos importantes. No se trataba de un acto arbitrario ni de azar, sino de un medio a través del cual se confiaba en que Jehová guiaba el resultado. Este método era visto como una forma de resolver disputas, tomar decisiones justas o asignar responsabilidades cuando no había otra manera clara de hacerlo.

La práctica estaba acompañada de oración y fe en que Jehová intervenía para guiar el resultado. No tenía propósitos egoístas como en los juegos de azar modernos, ni buscaba beneficios económicos o entretenimiento. En cambio, reflejaba la dependencia de Israel de la sabiduría y la voluntad divina para tomar decisiones justas y armoniosas.

En tiempos bíblicos se echaban suertes como una forma de buscar la guía y la dirección de Dios en situaciones importantes o controvertidas. Era una práctica común en la cultura hebrea y se utilizaba para tomar decisiones importantes, como la distribución de tierras o la resolución de disputas.

La idea detrás de echar suertes era que Dios estaría presente y activo en el proceso, guiando el resultado para que se cumpliera su voluntad. Al echar suertes, las personas estaban buscando una forma de discernir la voluntad de Dios y de tomar decisiones que estuvieran en línea con su propósito

Echar suertes en la antigüedad no era un juego ni tenía que ver con apuestas. Se usaba en momentos serios para resolver conflictos difíciles. Lo hacían con oración, buscando la dirección de Jehová. Nos ayuda a ver lo importante que es dejar que Jehová guíe nuestras decisiones cuando hay desacuerdos, en lugar de insistir en lo creemos que es mejor.

Sorprende ver que hasta los más poderosos se sometían a ese método. Eso nos recuerda que nadie está por encima de la guía de Jehová. En la congregación, cuando hay decisiones difíciles —como asignaciones o privilegios— este texto nos recuerda que no se trata de favoritismos, sino de orar, confiar en Jehová y buscar la paz.

El principal propósito de echar suertes era resolver controversias y poner fin a contiendas, incluso entre personas poderosas, como muestra Proverbios 18:18. No se utilizaba con fines de entretenimiento, apuestas, ganancias económicas ni para financiar actividades religiosas o caritativas. Así que fue un acto reverente y sagrado, no una práctica de juego.

En tiempos bíblicos se echaban suertes como un método para decidir sobre diferentes cuestiones importantes, siempre con el objetivo de contar con la intervención de Jehová en la decisión. No era un acto de azar común, sino que iba acompañado de oración, ya fuera expresada en voz alta o implícita, reconociendo que la decisión final procedía de Jehová, como muestra Proverbios 16:33.

Echar suertes fue un medio legítimo y respetuoso dentro del marco de adoración pura para reflejar la voluntad de Jehová en decisiones significativas.

El echar suertes no se usaba para juegos de azar, deportes, entretenimiento, apuestas o fines lucrativos, como en el caso de los soldados romanos que echaron suertes por las prendas de Jesús. Su propósito principal era asignar una parte o porción de algo, ya fuera en sentido literal o figurado, de manera justa y con la guía de Jehová.

Echar suertes es una costumbre antigua que se utilizaba para decidir sobre diferentes cuestiones. Su propósito era poner fin a una controversia. No se usaba en relación con el deporte, el entretenimiento o los juegos de azar. No había apuestas, ni pérdidas o ganancias. Tampoco tenía el propósito de enriquecer el templo o a los sacerdotes, ni de recaudar fondos para obras de caridad.

¿Qué perlas espirituales ha encontrado en la lectura bíblica de esta semana?

Proverbios 18:1. Si no tenemos cuidado, podríamos apartarnos de Jehová y su pueblo. Para evitar aislarnos, necesitamos pasar tiempo con otras personas que temen el nombre de Dios y respetan las normas divinas. Tenemos que asistir a las reuniones en el Salón del Reino siempre que podamos, para relacionarnos con los hermanos de la congregación. Y mientras estamos en la reunión, debemos abrir nuestra mente y corazón, por así decirlo, para que lo que escuchamos toque nuestros sentimientos.

Proverbios 18:9. Estos términos también se aplican a los que están unidos en una causa común y tienen metas y propósitos similares. Por ejemplo, el rey Hiram de Tiro llamó al rey Salomón “mi hermano”, no solo por tener su mismo rango y posición, sino posiblemente también por sus intereses mutuos en suministrar madera y otros materiales para la construcción del templo. Por lo tanto, no queremos ese tipo de amistad que fomenta lo que Jehová odia.

Proverbios 18:10. En tiempos bíblicos, a veces se construían en el desierto torres que servían de refugio. Claro, quien estaba en peligro tenía que correr hacia ellas para estar a salvo. Y lo mismo tienen que hacer quienes quieran recibir la protección del nombre de Dios. No basta con que repitan la palabra “Jehová”, pues no es un amuleto. Más bien, deben conocer al que lleva ese nombre, confiar en Él y vivir de acuerdo con sus justas normas. Jehová nos garantiza que, si confiamos en Él, será como una torre fuerte que nos protegerá. ¡Qué bueno es Jehová!

Proverbios 18:11. Las posesiones materiales son útiles y necesarias, pero seguramente nos llevaremos una gran desilusión si imaginamos que la seguridad y la felicidad dependen de ellas. Piense, por ejemplo, en lo que ocurrió en septiembre de 2009, cuando, debido a unas lluvias torrenciales, se inundó el 80 % de la ciudad de Manila, Filipinas. ¿Se salvaron quienes tenían muchas posesiones? Cierto hombre adinerado que perdió mucho en el desastre dijo: “Las inundaciones nos han puesto a todos al mismo nivel; ricos y pobres estamos padeciendo los mismos problemas”. Es fácil imaginar que las posesiones materiales nos dan verdadera protección y seguridad, pero esa no es la realidad.

Proverbios 18:12. Estos son días en que se somete a prueba al pueblo de Jehová. Es casi como si fuéramos forasteros en tierra extranjera. El abismo entre la adoración verdadera y la falsa se hace cada vez más profundo y amplio. Todos sufrimos humillación hasta cierto grado, pero, tal como a Jesús le consoló y fortaleció el gozo que fue puesto ante él, así nosotros también podemos superar las pruebas al recordar el resultado final. La Biblia nos da este consejo: “Humíllense a los ojos de Jehová, y él los ensalzará”. Cuando usted se vea sometido a una prueba severa, piense en estas palabras: “Antes de la gloria hay humildad”. Recuerde también que Jehová no falla.

Proverbios 18:13. Si usted ha sufrido una injusticia, pregúntese: ¿conozco todos los detalles de por qué la persona actuó así? ¿Estaba bajo mucha presión? ¿Lo hizo sin darse cuenta? A veces podemos pensar que alguien tuvo malas intenciones, pero en realidad solo cometió un error. Por lo tanto, conocer la razón de un hecho es importante para no cometer otra injusticia desde el punto de vista de Jehová.

Proverbios 18:14. Para sobrellevar airosamente una enfermedad se precisa una actitud positiva. La Biblia dice: “El espíritu de un hombre puede soportar su dolencia; pero en cuanto al espíritu herido, ¿Quién puede aguantarlo?” Los pensamientos y sentimientos negativos hacen más difícil la recuperación, algo que Jason tuvo oportunidad de comprobar.

Proverbios 18:15. Sin embargo, observe que también se necesita entendimiento, es decir, la capacidad de analizar un asunto, de discernir o comprender las conexiones entre sus distintas partes y la totalidad. Este es el caso de los hechos relacionados con los lugares que se mencionan en la Biblia. Por ejemplo, la mayoría de nosotros sabe dónde está Egipto, pero ¿hasta qué punto entendemos el comentario de que Abraham salió de Egipto y viajó al Négueb, luego a Betel y entonces a Hebrón? ¿Comprende usted la relación entre esos lugares?

Proverbios 18:17. Imaginemos que un hermano acude a un anciano para contarle cierto problema que tiene con alguien de la familia o de la congregación. ¿Qué hará el superintendente? En primer lugar, escucharlo con atención; evitará ponerse automáticamente de parte del ofendido y le mostrará, con la palabra de Dios, los pasos que puede dar a fin de restablecer la paz. Estos casos contienen una importante lección para los ancianos: antes de emitir cualquier juicio, deben informarse bien y, como aconsejó Pablo, evitar a toda costa el favoritismo.

Proverbios 18:21. Nosotros también podemos hacer mucho daño con la lengua. Unas observaciones inoportunas sobre el peso de una joven pueden conducirla por el camino de la depresión. Una repetición irreflexiva de alguna calumnia puede arruinar una amistad de toda la vida. Por eso, hay que controlar la lengua.

Proverbios 18:1. Este versículo nos muestra que, cuando alguien se aísla de los demás, está buscando solo lo que le interesa a él o ella, sin tomar en cuenta la sabiduría que otros pueden ofrecer. Como cristianos, debemos mantenernos unidos, ya que la interacción con otros nos ayuda a crecer espiritualmente y a tomar decisiones más sabias. El aislamiento puede ser peligroso porque nos aleja de la sabiduría de la comunidad.

Proverbios 18:2. Aquí se nos habla de las personas que no buscan entender las cosas, sino que solo quieren expresar lo que piensan, sin importar lo que los demás puedan enseñarles. A veces, en conversaciones, podemos ser tentados a hablar solo de lo que pensamos sin escuchar a los demás. Este versículo nos anima a ser humildes y a aprender de los demás, en lugar de solo enfocarnos en lo que queremos decir.

Proverbios 18:4. Este versículo nos recuerda que las palabras sabias no son superficiales, sino que tienen profundidad. Como cristianos, debemos procurar que nuestras palabras edifiquen a los demás, que les ayuden a encontrar respuestas y a comprender mejor la vida. Las palabras sabias son como un manantial que fluye, siempre disponibles para quienes las necesiten.

Proverbios 18:8. Las habladurías o chismes pueden parecer tentadores, porque a veces nos resulta interesante hablar de los demás, pero este versículo nos advierte de los peligros de hablar mal de otros. Los chismes pueden causar mucho daño y malestar. Como cristianos, debemos ser cuidadosos con nuestras palabras y evitar el chisme, buscando siempre construir a otros con lo que decimos.

Proverbios 18:13. Este versículo nos enseña que debemos ser pacientes y escuchar bien antes de responder. Si juzgamos o respondemos sin entender la situación completamente, podemos cometer errores o hacer que la otra persona se sienta mal. Esto nos muestra la importancia de la escucha activa, sobre todo en conversaciones difíciles o cuando se trata de dar consejos.

Proverbios 18:15. Este versículo nos anima a ser personas que buscan activamente aprender y entender. La sabiduría no llega de forma automática; se debe buscar con humildad y disposición. Escuchar a los demás y reflexionar sobre lo que nos dicen es una forma de adquirir sabiduría. Es un recordatorio de que siempre hay algo nuevo que aprender, y que nunca debemos dejar de buscar entendimiento.

Proverbios 18:20. Aquí se nos dice que nuestras palabras tienen consecuencias. Si usamos nuestras palabras sabiamente, traerán buenos resultados en nuestra vida y en nuestras relaciones. Así como un árbol da fruto según la calidad de su raíz, nuestras palabras reflejan lo que hay en nuestro corazón. Este versículo nos motiva a cuidar lo que decimos, porque nuestras palabras pueden traer paz, gozo y satisfacción, o por el contrario, causar problemas.

Proverbios 18:21. Las palabras tienen un poder increíble. Pueden dar vida, animar y edificar a los demás, o pueden destruir, herir y causar dolor. Este versículo nos recuerda que lo que decimos tiene un impacto significativo en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Como cristianos, debemos ser responsables de nuestras palabras, usando el poder de la lengua para construir y no destruir.

Proverbios 18:10. Este hermoso versículo nos recuerda que Jehová es nuestra fuente de verdadera seguridad. En tiempos de angustia o peligro, podemos acudir a Él mediante la oración, con la certeza de que nos dará paz y protección emocional. Confiar en el nombre de Jehová nos da valentía para afrontar cualquier desafío con serenidad.

Proverbios 18:8. Este texto resalta el peligro de dejarse llevar por chismes o calumnias. Aunque puedan parecer atractivos o interesantes, estos comentarios dañinos penetran profundamente en nuestro corazón y pueden contaminar nuestra manera de pensar sobre otros. Debemos rechazar toda conversación que promueva la crítica destructiva.

Proverbios 18:15. Este versículo nos muestra que los sabios buscan activamente el conocimiento para crecer en entendimiento. Nos anima a estudiar la Palabra de Dios con diligencia y a escuchar con atención las enseñanzas en la congregación, para aplicarlas en la predicación y en nuestra vida diaria.

Proverbios 18:24. Este versículo nos recuerda que la verdadera amistad, basada en el amor y la lealtad, es más fuerte que los lazos familiares. Nos impulsa a cultivar amistades espirituales sólidas en la congregación, apoyando a nuestros hermanos con amor para fortalecer nuestra fe y servicio a Jehová.

Proverbios 18:1. Este versículo nos enseña el peligro de aislarnos de la congregación o de evitar la compañía de hermanos espirituales. El aislamiento puede llevarnos a tomar decisiones egoístas y apartarnos del consejo sabio de Jehová. Mantenernos en buena compañía espiritual es clave para fortalecer nuestra fe y recibir la orientación divina.

Proverbios 18:13. Aquí se nos enseña la importancia de escuchar antes de hablar. Responder sin tomarse el tiempo para entender puede llevar a malentendidos y decisiones equivocadas. Este versículo nos anima a ser pacientes, a valorar el punto de vista de otros y a actuar con sabiduría en nuestras conversaciones.

Proverbios 18:21. Este versículo destaca el tremendo poder de nuestras palabras. Lo que decimos puede edificar, sanar y dar vida, o puede herir, destruir y causar muerte emocional o incluso física. Nos recuerda que debemos usar nuestras palabras con cuidado, siempre buscando bendecir y no dañar.

Proverbios 18:9. Aquí se nos recuerda que la pereza y la negligencia tienen consecuencias graves. Ser descuidados en nuestras responsabilidades no solo afecta nuestra propia vida, sino que también puede causar daño a quienes dependen de nosotros. Este versículo nos anima a trabajar con diligencia y excelencia, reflejando así la sabiduría divina.

Proverbios 18:17. Este texto nos recuerda que no debemos apresurarnos a sacar conclusiones con solo escuchar una versión de los hechos. Es sabio esperar a tener todos los datos antes de formarnos una opinión, pues así evitamos ser injustos o parciales.

Proverbios 18:19. Este versículo resalta cuánto daño pueden causar las ofensas no resueltas en una relación. Por eso es esencial ser humildes, pedir perdón cuando sea necesario y hacer todo lo posible por restablecer la paz. Esto fortalece la unidad cristiana y refleja el amor de Jehová.

Proverbios 18:12. Este versículo nos muestra que el orgullo lleva al fracaso, mientras que la humildad conduce a la honra. Nos anima a cultivar la humildad en nuestro servicio a Jehová, reconociendo nuestra dependencia de Él para recibir sus bendiciones y ser un ejemplo en el ministerio.

Proverbios 18:16. Este versículo resalta el valor de la generosidad y la cortesía. Un obsequio sincero —no como soborno, sino como muestra de respeto o aprecio— puede suavizar corazones, abrir oportunidades y mejorar las relaciones con otros. Aplicando este principio mostramos tacto y amabilidad, cualidades que honran a Jehová y promueven la paz.

Proverbios 18:1. Este texto nos enseña que, cuando nos aislamos, podemos tomar decisiones que no son buenas para nosotros. Así que es mejor mantenerse cerca de la familia y de los hermanos de la congregación, porque ellos pueden ayudarnos a encontrar soluciones a nuestros problemas y darnos ánimo cuando lo necesitamos. De esta manera, podemos tomar decisiones más sabias y enfrentar los desafíos con más fuerza.

Proverbios 18:2. Este proverbio nos enseña que una persona insensata no valora el discernimiento ni la sabiduría, pero sí disfruta expresando sus opiniones de manera atrevida y frecuente, lo que revela su verdadera naturaleza. Su manera de hablar y expresar sus pensamientos con confianza equivocada puede ser un indicador de su falta de sabiduría y discernimiento.

Proverbios 18:3. Este texto nos enseña que, cuando alguien actúa de manera malvada o inmoral, es probable que pierda el respeto de los demás y sufra consecuencias negativas como la vergüenza y la deshonra. En otras palabras, nuestras acciones pueden tener un impacto directo en cómo nos ven los demás y en cómo nos sentimos sobre nosotros mismos.

Proverbios 18:4. Este proverbio me enseña que los hermanos mayores son como una fuente de sabiduría, un río que fluye con experiencias y lecciones valiosas que pueden fortalecer mi fe y ayudarme a crecer espiritualmente. Al escuchar sus consejos y aprender de sus experiencias, puedo aprovechar su sabiduría y acercarme más a Jehová.

Proverbios 18:18. Este versículo nos recuerda que las palabras y acciones de una persona pueden generar conflictos y problemas. Esto significa que debemos ser cuidadosos al comunicarnos y actuar, ya que nuestras palabras y acciones pueden tener consecuencias negativas si no somos prudentes y considerados.

Proverbios 18:4. Este texto nos recuerda que nuestras palabras pueden refrescar o resecar a otros. Ya sea en la predicación o en una conversación difícil, si dejamos que la sabiduría de Jehová fluya, podemos ser como un arroyo que anima y da vida.

Proverbios 18:8. El chisme puede sonar interesante, como un dulce, pero al final solo causa daño. Este versículo nos anima a cuidar lo que escuchamos y lo que repetimos. No debemos permitir que algo venenoso entre en nuestro corazón.

Proverbios 18:12. A veces uno quiere ser reconocido o tener éxito, pero Jehová bendice primero a los humildes. Así que debemos esforzarnos por mantener los pies en la tierra y dejar que Jehová nos exalte a su manera y en su tiempo.

Proverbios 18:15. Este texto nos motiva a no dejar de aprender. En cada reunión, cada conversación, cada lectura, siempre hay algo que podemos aprender. Escuchar con atención es una muestra de sabiduría.

Proverbios 18:19. Nos enseña lo importante que es cuidar nuestras palabras y nuestras acciones. Y, si cometemos un error, debemos ser rápidos para pedir perdón. La unidad en la congregación vale muchísimo.

Proverbios 18:21. Con lo que decimos, podemos levantar a alguien o destruirlo. Este versículo nos hace pensar dos veces antes de hablar, especialmente cuando estamos molestos o cansados.

Proverbios 18:1. Este versículo me enseña que, si no tenemos cuidado, podríamos apartarnos de Jehová y su pueblo. Así que, para evitar aislarnos, necesitamos pasar tiempo con otras personas que amen a Jehová y respeten sus normas. Por eso, tenemos que asistir a las reuniones de congregación y relacionarnos con nuestros hermanos espirituales.

Proverbios 18:2. Dice que al insensato no le gusta el entendimiento, solo le gusta expresar lo que hay en su propio corazón. En el ministerio, el insensato podría ser alguien que, por orgullo, no esté dispuesto a escuchar el mensaje del Reino, sino más bien a expresar sus propias opiniones. Por eso, nuestro objetivo no será nunca imponer nuestras creencias, sino darle a las personas la oportunidad de adquirir el entendimiento bíblico.

Proverbios 18:4. Dice que las palabras de la boca del hombre son aguas profundas y la fuente de la sabiduría, un arroyo que brota a borbotones. Esto me enseña que, si bien Jehová ha dotado al ser humano con la capacidad del habla, cuando sus siervos usamos palabras que reflejen la sabiduría de Jehová, estas pueden ser tan refrescantes y abundantes como las aguas profundas y tan poderosas como el arroyo que brota a borbotones.

Proverbios 18:4. Este texto me enseña que nuestras palabras en el ministerio tienen un poder transformador: pueden consolar, enseñar, animar o persuadir. Por ello, al predicar, debemos esforzarnos porque sean como una fuente de sabiduría de aguas profundas; es decir, que estén llenas de verdades bíblicas sólidas, explicadas de manera sencilla y refrescante, a fin de glorificar a Jehová y beneficiar a todos los que las escuchen.

Proverbios 18:5. Este texto dice que no está bien mostrar parcialidad por el malvado ni negarle la justicia al inocente en un juicio. Esto me enseña la justicia perfecta de Jehová, que también muestra su condena hacia la parcialidad y el favoritismo, especialmente en los asuntos de juicio y equidad. Por lo tanto, cualquiera que practique estas cosas no podrá justificarse jamás ante él.

Proverbios 18:6, 7. Estos textos muestran cómo Jehová nos advierte sobre el peligro de las palabras imprudentes y necias. Él no se complace en el habla destructiva ni en las palabras descuidadas, ya que pueden traer consecuencias graves para quien las escuche, pero especialmente para quien las pronuncie.

Proverbios 18:6, 7. Estos textos muestran cómo Jehová nos advierte que las palabras imprudentes o necias pueden ser producto del orgullo o la frustración. De allí que pueden dañar nuestro testimonio como sus siervos y convertirse en una trampa espiritual. Por ello, debemos esforzarnos por hablar con sabiduría, ser edificantes y respetuosos. También debemos evitar las polémicas.

Proverbios 18:8. Este texto dice que las palabras del calumniador son como bocados deliciosos que bajan hasta lo más profundo del cuerpo. Por eso, Jehová aborrece la calumnia y el chismorreo malicioso; de allí que este versículo muestra su efecto destructivo y el daño profundo que puede causar en las personas. Por eso, debemos esforzarnos por evitarlo a toda costa.

Proverbios 18:9. Este texto dice que el que es perezoso en su trabajo es hermano del que causa destrucción, porque es como si tuvieran metas en común y objetivos similares. Si lo aplicamos en el ministerio, esto pudiera significar que estar inactivos en nuestro servicio equivale a destruir la oportunidad de que otros escuchen el mensaje salvador. Por eso, debemos predicar y enseñar diligentemente.

Proverbios 18:10. Este es uno de los versículos más reconfortantes de Proverbios. Nos revela a Jehová como un refugio seguro y poderoso para todos sus siervos justos. Nos enseña cómo su nombre representa su reputación, su autoridad, su poder y su propósito, y cómo confiar y recurrir a él en tiempos de angustia es una garantía de protección.

Proverbios 18:10. Este texto nos enseña que, aunque en el ministerio a menudo enfrentemos desafíos, oposición o desánimo, el nombre de Jehová es nuestra torre fuerte, por lo que debemos ser valientes. También nos enseña que, cuando predicamos, debemos presentar el nombre de Jehová como el único nombre que trae salvación y protección.

Proverbios 18:11. Este texto nos enseña que, en la imaginación de las personas materialistas, sus riquezas se asemejan a una ciudad fuertemente amurallada que les brinda seguridad. Pero este versículo contrasta la falsa seguridad de las riquezas humanas con la verdadera protección que ofrece Jehová, por lo que no debemos dejarnos engañar por el materialismo.

Proverbios 18:13. Este texto me enseña que responder a un asunto antes de escucharlo es tonto y puede resultar humillante. Jehová, como el juez supremo, siempre escucha todas las partes antes de emitir un juicio. Así que, si lo imito, debo ser paciente y evitar la precipitación y la ignorancia en la toma de decisiones y al dar una respuesta.

Proverbios 18:13. Al predicar, a menudo nos encontramos con objeciones o preguntas que, a primera vista, pueden parecer complicadas. Por eso, este versículo aconseja que no respondamos a un asunto antes de escucharlo por completo, antes de ofrecer una respuesta bíblica. De lo contrario, podríamos parecer tontos y hasta resultar humillados al dar una respuesta incorrecta o inapropiada.

Proverbios 18:14. Este versículo enseña que es más fácil para el ser humano soportar una enfermedad física que un espíritu deprimido. De esto aprendo que debo ser empático en el ministerio, ya que a menudo las personas con las que hablamos están lidiando con un “espíritu deprimido” debido a las presiones de este sistema. Por eso, debemos presentar el mensaje del Reino como una fuente de esperanza y ánimo que puede “sanar” ese espíritu.

Proverbios 18:17. Este versículo dice que el primero en presentar su caso parece tener la razón, hasta que el otro viene y lo examina a fondo. Aplicando esta enseñanza en la práctica del ministerio, vemos la importancia de la paciencia y el discernimiento cuando alguien nos presenta una objeción o una idea preconcebida. En lugar de desanimarnos, podemos seguir examinando a fondo el asunto con la Biblia a fin de ayudar a la persona a ver la verdad completa.

Proverbios 18:22. Este versículo enseña que el que encuentra una buena esposa encuentra algo bueno y obtiene la aprobación de Jehová. De esto aprendo que Jehová no solo aprueba, sino que también bendice el matrimonio instituido por él, especialmente cuando el hombre se toma el tiempo y el cuidado de escoger a alguien que llegue a ser una buena esposa.

Proverbios 18:24. Este versículo muestra que hay compañeros que están listos para destrozarse, pero hay un amigo que puede ser más leal que un hermano. Esto me enseña que Jehová valora la lealtad y las amistades verdaderas. De allí que el texto destaque que no todas las compañías son beneficiosas, y que quien encuentre un amigo leal habrá encontrado un tesoro que reflejará el amor leal de Jehová hacia sus siervos fieles.

Proverbios 18:1. Este texto nos hace pensar en lo importante que es no aislarnos del todo. Es bueno ser equilibrados al socializar, rodearnos de personas que nos animen, que nos aconsejen y nos ayuden a crecer. La vida cristiana se vive mejor juntos, en lugar de solos.

Proverbios 18:13. Esto nos enseña que la humildad comienza con escuchar. Antes de juzgar o dar nuestra opinión, es bueno asegurarnos de entender bien la situación. A veces, los malentendidos pueden terminar con relaciones, solo por no aclarar las cosas o no escuchar a la otra persona.

Proverbios 18:21. Este texto nos enseña que las palabras tienen poder. Podemos usarlas para edificar, animar y dar vida. Lo que decimos puede sanar o herir. Es mejor que elijamos sabiamente nuestras palabras, especialmente en nuestra familia, congregación, predicación o trabajo.

Proverbios 18:10. Este texto nos enseña que el nombre de Jehová es nuestro refugio seguro. Cuando sintamos miedo o inseguridad, recordemos que Dios es nuestra fortaleza. Es bueno que nos sometamos a Él, que le entreguemos toda inquietud y angustia, y digámosle que acudimos a Él porque es nuestro refugio.

Proverbios 18:12. Nos enseña que la humildad precede a la honra. Jehová Dios bendice a los humildes. No buscamos exaltarnos a nosotros mismos por privilegios o conocimiento; más bien, dejamos que Dios establezca los asuntos a su debido tiempo.

Proverbios 18:9. Nos enseña que es importante ser trabajadores y diligentes; esto trae bendición. Incluso en cosas pequeñas podemos ser fieles. Nuestro esfuerzo y dedicación honran a Dios y abren puertas.

Proverbios 18:17. Este texto nos enseña que la verdad se descubre con paciencia. No nos apresuremos a tomar partido. La verdad se revela cuando escuchamos ambas versiones.

Proverbios 18:24. Esto nos recuerda algo importante: un amigo fiel es un regalo de Dios. Ese tipo de amigos no se encuentran por casualidad. Si tenemos uno, valoremos esa amistad y esforcémonos por ser también ese buen amigo, y a observar a las personas, así cultivar amistades sinceras. Un verdadero amigo es un reflejo del amor de Dios.

Proverbios 18:22. Nos enseña que un buen matrimonio es un regalo de Jehová. Si estamos casados, valoremos y honremos a nuestro cónyuge. Si no, pidamos sabiduría a Dios para elegir bien. El matrimonio es una bendición cuando ambos viven bajo principios bíblicos.

Proverbios 18:19. Este texto nos enseña que el amor cubre ofensas. El orgullo divide, pero el perdón restaura. Si alguien nos ha herido, busquemos la reconciliación con amor y humildad.

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Por toolsjw

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