TEXTO DIARIO, De hoy Miércoles 26 de mayo del 2021
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
miércoles 26 de mayo del 2021
Compórtense como ciudadanos de una manera digna de las buenas nuevas acerca del Cristo (Filip. 1:27, nota).
El apóstol Pablo estaba convencido de que terminaría la carrera y alcanzaría la meta. Como era un cristiano ungido, esperaba recibir el premio de la llamada celestial. Pero sabía que tenía que seguir adelante para conseguirlo (Filip. 3:14). A fin de ayudar a los filipenses a no perder de vista la meta, les puso una interesante comparación.
Les recordó a los filipenses que tenían su ciudadanía en los cielos (Filip. 3:20). ¿Por qué era importante que no lo olvidaran? En aquellos días, se valoraba mucho la ciudadanía romana.
Sin embargo, los cristianos ungidos tenían una ciudadanía mucho mejor, pues les permitiría disfrutar de mayores ventajas. En comparación, la ciudadanía romana apenas tenía valor.
Hoy día, los cristianos ungidos son un magnífico ejemplo, pues siguen adelante para alcanzar la meta de la vida eterna en los cielos. w19.08 6 párrs. 14, 15
¿Qué deben hacer los cristianos para terminar la carrera por la vida?
LOS cristianos estamos en una carrera, y el premio es la vida. Tanto si acabamos de empezarla como si llevamos muchos años, debemos seguir corriendo hasta cruzar la línea de meta.
Los consejos que el apóstol Pablo les dio a los cristianos de Filipos pueden motivarnos a terminar la carrera. Algunos miembros de aquella congregación del siglo primero llevaban años sirviendo
a Jehová cuando recibieron la carta de Pablo. Aunque lo estaban haciendo bien, Pablo les recordó que debían seguir corriendo con aguante. Quería que copiaran su ejemplo de seguir adelante
“hacia la meta” (Filip. 3:14).
¿Por qué fueron oportunos los consejos que dio Pablo a los filipenses?
Aquellos consejos de Pablo fueron oportunos. La congregación de Filipos sufrió dura oposición desde sus inicios. Todo comenzó hacia el año 50, cuando Pablo y Silas llegaron a
aquella ciudad tras recibir la invitación de Dios de ir a Macedonia (Hech. 16:9). Allí encontraron a una mujer llamada Lidia, que los escuchó. Jehová le abrió el corazón para que prestara
atención a las buenas noticias (Hech. 16:14). Poco después, ella y todos los que vivían en su casa se bautizaron. Sin embargo, el Diablo no se quedó de brazos cruzados. Unos hombres de la
ciudad arrastraron a Pablo y a Silas ante los magistrados civiles y los acusaron falsamente de causar disturbios. Como consecuencia, golpearon a Pablo y a Silas, los encarcelaron y les pidieron
que abandonaran la ciudad (Hech. 16:16-40). ¿Se rindieron? Jamás. ¿Y los hermanos de aquella congregación recién formada? Su reacción fue admirable, pues también aguantaron. No cabe duda de que los animó el buen ejemplo que les dieron Pablo y Silas.
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