Estudio de la Atalaya, Cómo dar buenos consejos, 22-28-Septiembre-2025, Comentarios y Respuestas.

“Te aconsejaré con mis ojos puestos en ti” (SAL. 32:8).

1. ¿Quiénes tienen que aconsejar a otros, y por qué?

Todos tenemos que aconsejar a otros alguna vez, porque es una forma de demostrar amor cristiano. Jesús enseñó que el amor identifica a sus verdaderos discípulos, y dar consejos cuando alguien los necesita es una manera de expresar ese amor. Además, un consejo sincero puede fortalecer la amistad, como indica la Biblia en Proverbios 27:9.

COMENTARIOS ADICIONALES

Todos tenemos que aconsejar a otros de vez en cuando; es una manera de demostrar que amamos a nuestros hermanos, y Jesús dijo que ese amor identificaría a sus verdaderos discípulos.

Toda persona que ama a Jehová y al prójimo, y que busca el bien de los demás, está capacitada para aconsejar a otros. Y lo hace no porque quiera imponerse, sino porque desea servir y elevar a los demás con palabras de amor y de verdad.

Y aunque no siempre es fácil, y de hecho en algunas ocasiones puede ser incluso incómodo, Proverbios 27:9 dice que de un consejo sincero puede nacer una dulce amistad.

2. ¿Qué tienen que saber hacer los ancianos, y por qué? (Vea también el recuadro “ Cómo dar consejos en la reunión de entre semana”).

Los ancianos tienen que saber cómo dar buenos consejos porque Jehová y Jesús les han encargado la responsabilidad de pastorear a la congregación. Cumplen con esta labor presentando discursos con consejos basados en la Biblia y dando consejos individualmente a los miembros, incluso a los que se han alejado del rebaño.

COMENTARIOS ADICIONALES

Porque vemos que eso es lo que Jehová les ha encomendado. En 1 Pedro 5:2-3 dice que tienen que pastorear el rebaño, no por obligación, sino dando consejo de buena gana y con amor. También dice que no deben actuar como si fueran los amos de los que son la herencia de Dios, sino que deben ser un ejemplo para todos.

En 1 Pedro 5:3 se nos dice que debemos ser ejemplo para el rebaño. Esta también es una manera indirecta de dar consejo: con nuestro ejemplo podemos ayudar a otros a tomar buenas decisiones.

Si los hermanos ven que acostumbramos a tomar buenas decisiones basándonos en principios bíblicos, indirectamente no solo nos da más autoridad para aconsejar, sino que además ellos pueden imitar nuestro ejemplo.

Pueden hacerlo de manera general mediante un discurso, dando consejos basados en la Biblia, y también de forma individual a cada oveja de la congregación, incluso a aquellas personas que se han apartado.

Como vemos en el recuadro, los ancianos dan consejos en la reunión de entre semana, y es algo que observamos habitualmente. Todas las semanas ellos se fijan bien en cómo los estudiantes presentan sus asignaciones y luego les dan consejo: los elogian por lo que han hecho bien, pero también les señalan esos puntos a mejorar que, como dice Proverbios 27:17, nos ayudan a ser mejores y a afilarnos como si fuéramos una espada. De esa manera, podemos aprovechar esos buenos consejos para progresar.

En el recuadro se menciona el texto de Proverbios 27:17, que dice: “El hierro afila al hierro”. En una obra de consulta se explicaba que, para lograr esto, se necesitan dos cosas: primero, otro trozo de hierro, y segundo, usar una técnica específica. No basta con golpear un hierro contra otro para afilarlo.

Aunque el texto de 1 Pedro 5:2-3 se refiere específicamente a los ancianos, nosotros también debemos preparar nuestro corazón y nuestras palabras para que, como dice Proverbios 27:17, seamos ese “hierro” que nuestro hermano necesita, y además sepamos usar las técnicas adecuadas. Este artículo nos dará los consejos necesarios para aplicar estos dos pasos.

3. a) ¿Cómo podemos aprender a dar buenos consejos? (Isaías 9:6; vea también el recuadro “ Sigamos el ejemplo de Jesús cuando demos un consejo”).

Podemos aprender a dar buenos consejos observando el ejemplo de personajes de la Biblia, especialmente el de Jesús, quien es llamado “Maravilloso Consejero”. De esa manera, sabremos qué hacer cuando alguien nos pida un consejo o cómo debemos darlo sin que nos lo pidan, así como darlo en el momento y de la manera adecuados.

COMENTARIOS ADICIONALES

Podemos aprender mucho fijándonos en el ejemplo de los personajes de la Biblia. El mejor de todos es Jesús, quien es llamado “Maravilloso Consejero”.

En Isaías se describe cómo sería este buen consejero. Por eso se le llama Príncipe de Paz; es decir, se le dan calificativos en los que podemos fijarnos para imitar cómo aconsejó, cómo actuó y cómo nos afectan hoy sus palabras.

Cuando leemos Isaías 9:6 y vemos que a Jesús se le llama “Maravilloso Consejero”, uno se pregunta: “¿Y cómo fue Jesús ese maravilloso consejero?”. Es interesante el punto del recuadro que menciona que Jesús sabía qué decir. Y a veces eso es justamente lo que nos falta a nosotros: no sabemos qué decir, ni tampoco el momento adecuado para hacerlo cuando alguien nos pide un consejo o vemos que lo necesita.

Jesús se basaba en la sabiduría de Jehová, no en la suya propia. Así que es una lección muy valiosa: si queremos dar un buen consejo, no debemos guiarnos por lo que pensamos o por lo que solemos decir o creer, sino buscar ese consejo en la Palabra de Jehová.

Jesús se basaba en la sabiduría de Jehová, no en la suya propia. Así que es una lección muy valiosa: si queremos dar un buen consejo, no debemos guiarnos por lo que pensamos o por lo que solemos decir o creer, sino buscar ese consejo en la Palabra de Jehová.

En Juan 16:12 se menciona que Jesús dijo que tenía muchas cosas que decirles, pero que en ese momento sería demasiado para ellos. Vemos que, a la hora de aconsejar, él no les decía todo lo que necesitaban saber de golpe, porque no lo iban a poder asimilar.

Al igual que Jesús, nosotros también debemos esperar el momento adecuado para hablar y, al dar un consejo, no ofrecer demasiada información para no desanimar a la persona, sino decirle lo que realmente necesita en ese momento para enfrentar el problema que tenga.

Jesús sabía aconsejar con tacto. Esto es muy importante, porque si queremos que alguien nos escuche, mientras más respetuosos seamos al hablar, mejor llegará nuestro mensaje. De hecho, el párrafo menciona que Jesús incluso tuvo que reprender a los apóstoles en varias ocasiones por el mismo asunto, relacionado con la humildad. Sin embargo, a pesar de eso, siempre lo hizo con calma y con respeto.

3. b) ¿Qué veremos en este artículo?

En este artículo veremos qué hacer cuando alguien nos pide un consejo, qué hacer cuando debemos darlo sin que nos lo pidan, y lo importante que es darlo en el momento y de la manera adecuados.

COMENTARIOS ADICIONALES

En este artículo veremos que, si alguien nos pide un consejo —o incluso si tenemos que darlo aunque no se nos haya pedido—, debemos asegurarnos de hacerlo en el momento adecuado y de la manera correcta.

CUANDO ALGUIEN NOS PIDE UN CONSEJO

4, 5. ¿Qué deberíamos preguntarnos cuando alguien nos pide un consejo? Ponga un ejemplo.

Cuando alguien nos pide un consejo, deberíamos preguntarnos: “¿Sé lo suficiente sobre este tema como para darle un buen consejo?”. Si reconocemos que no tenemos el conocimiento necesario, lo mejor es ayudarlo a encontrar a alguien que sí pueda aconsejarlo de manera adecuada.

Por ejemplo, si un amigo tiene una enfermedad grave, nos dice que ha estado investigando diversos tratamientos disponibles para su caso y nos pregunta qué tratamiento nos parece mejor, tal vez tengamos nuestra propia opinión sobre el tema. Pero, si no somos médicos o no estamos capacitados en ese campo, lo mejor sería ayudarlo a encontrar a alguien que sí esté preparado y pueda orientarlo mejor.

COMENTARIOS ADICIONALES

En primer lugar, tal vez nos sentiríamos bastante halagados al pensar: “¡Qué bien, me pide un consejo a mí!”. Pero si realmente no estamos preparados en ese tema, en lugar de dar un consejo rápido, es preferible recapacitar y pensar: “Si yo no sé mucho sobre este asunto, será mejor dirigirlo a alguien que sí pueda darle la información correcta. Ese sería un mejor consejo que el mío”.

Imaginemos que un buen amigo tiene una enfermedad grave y nos dice que ha estado investigando distintos tratamientos. Luego nos pregunta cuál nos parece mejor. Quizás nosotros, personalmente, pensemos que lo tenemos claro, pero si no somos médicos o no tenemos la formación adecuada sobre ese asunto, lo mejor que podemos hacer es ayudar a nuestro amigo a encontrar a alguien que esté preparado. De ese modo, evitamos dar un consejo para el cual no estamos capacitados.

Para dar un consejo, lo fundamental es ser humildes y meditar para saber si estamos capacitados para responder o aconsejar. A veces, lo mejor es ayudar a la persona a encontrar a alguien que pueda orientarla mejor que nosotros.

Esto también es una muestra de amor, porque al final debemos preocuparnos por lo que le conviene a la persona escuchar y por si lo que le digamos puede tener un efecto positivo o negativo en ella, sobre todo en un caso de salud, como se menciona en el párrafo. Así que preocupémonos más por el bienestar de la persona que por quedar bien nosotros.

6. ¿Por qué quizás decidamos esperar antes de dar un consejo?

Porque, aunque pensemos que conocemos lo suficiente sobre el tema, es sabio seguir el consejo de Proverbios 15:28 y meditar antes de responder. Al tomarnos tiempo para investigar, orar y reflexionar, aumentamos las probabilidades de que nuestro consejo esté en armonía con el punto de vista de Jehová.

COMENTARIOS ADICIONALES

Proverbios 15:28 dice que el corazón del justo medita antes de responder. Por eso, aunque pensemos que sabemos la respuesta, es mejor dedicar tiempo a investigar, orar y meditar antes de contestar; así será más fácil que lo que digamos concuerde con el punto de vista de Jehová.

Tomarnos tiempo también nos ayuda a reflexionar y pensar cuál podría ser la reacción a nuestros comentarios. Y si creemos que nuestro comentario podría ser negativo o inoportuno, lo mejor es dejarlo de lado. Lo que deseamos es cumplir con lo que expresa Proverbios 12:18: no decir palabras que sean como estocadas de espada, sino comentarios positivos que resulten en auténtica curación.

Esta recomendación es especialmente importante. Si nos hacen una consulta o nos preguntan sobre un asunto en el que nos sentimos cómodos, tal vez pensemos que sabemos qué responder. Sin embargo, como se ha mencionado, es apropiado que reflexionemos antes de hablar y, sobre todo, que busquemos información y oremos. Porque, si hacemos esto, lo que digamos no será simplemente lo que nosotros pensamos, sino que estará basado en los principios bíblicos.

Se nota mucho cuando alguien nos da un consejo basado únicamente en su experiencia personal, a diferencia de cuando realmente ha estudiado y respalda lo que dice con un texto bíblico y un razonamiento de una Atalaya. Es mucho más valioso recibir un consejo basado en principios bíblicos, porque refleja lo que Jehová piensa acerca de ese tema.

Aunque pensemos que sabemos la respuesta, siempre es conveniente dedicar tiempo a investigar, orar y meditar. De ese modo, aunque creamos tener la respuesta, nos aseguramos de que el consejo que demos al hermano o la hermana provenga realmente de Jehová.

7. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Natán?

El ejemplo de Natán nos enseña que, antes de dar un consejo, es importante consultar a Jehová y no apresurarnos a responder. Aunque su intención fue buena, se equivocó al dar su opinión sin antes buscar la guía divina. Por eso, este relato nos recuerda la importancia de ser “lentos para hablar”, como dice Santiago 1:19.

COMENTARIOS ADICIONALES

Debemos aplicar el principio de Santiago 1:19: ser lentos para hablar, porque podría pasarnos lo mismo que a Natán. Cuando David le planteó la idea que tenía, él, sin pensarlo mucho, le dijo que le parecía bien, pero esa no era la voluntad de Jehová.

Natán le dijo a David lo mismo que tal vez muchos de nosotros le habríamos dicho: “¿Cómo va a ser mala idea que construyas un templo para Jehová? Vamos, ni lo dudes, ponte con ello ya mismo”. Eso era lo lógico, humanamente hablando. Pero el fallo de Natán fue no consultarle antes a Jehová, porque Él tenía otra idea. Y eso también nos puede pasar a nosotros. Podemos tener una idea que parezca buena, pero es mejor esperar y consultar con Jehová y con su organización.

En el relato, la frase que dice Natán es: “Haz lo que te dicte tu corazón”. Y a veces ese es el consejo que damos o se nos da: “Sigue la corazonada que tengas”. Pero lo que nos anima la Atalaya es todo lo contrario: meditarlo, pensarlo bien y luego ofrecer un consejo que esté acorde con lo que Jehová espera, no con un impulso momentáneo.

El texto de Santiago 1:19 nos protege de muchas formas al mostrarnos la importancia de ser “rápidos para escuchar, pero lentos para hablar”. Aunque eran dos hombres maduros, David y Natán, ambos tenían la mejor intención y quedaron aparentemente satisfechos con el consejo, tanto el que lo recibió como el que lo dio. Pero, como se ha destacado muy bien, Natán debió ser más lento al hablar y asegurarse de lo que Jehová pensaba.

8. ¿Cuál es otra razón para tener cuidado al dar un consejo?

Otra razón para tener cuidado al dar un consejo es que, si alguien toma una decisión basada en nuestro consejo y esta trae consecuencias negativas, podríamos ser en parte responsables. Por eso, es importante pensarlo muy bien antes de aconsejar a alguien.

COMENTARIOS ADICIONALES

Otra razón para tener cuidado al dar un consejo es que, si debido a nuestro consejo alguien toma una decisión que puede traerle consecuencias negativas, tendremos parte de la responsabilidad.

Debemos pensarlo muy bien, tanto lo que vamos a decir como cuándo lo vamos a decir, porque tal vez induzcamos a la otra persona a actuar incorrectamente.

Si el hermano nos está pidiendo orientación sobre algo en lo que ha estado meditando y orando a Jehová durante mucho tiempo, debemos ser cuidadosos. Si somos negligentes, podríamos afectar todo lo que el hermano había pensado y meditado antes. En ese caso, tendríamos parte de la responsabilidad, la cual proviene de no haber tomado el tiempo suficiente y de no haber involucrado a Jehová de manera adecuada para poder darle un buen consejo.

CUANDO TENEMOS QUE DAR UN CONSEJO SIN QUE NOS LO PIDAN

9. ¿De qué deben asegurarse los ancianos antes de aconsejar a un hermano? (Gálatas 6:1).

Los ancianos deben asegurarse primero de que el hermano realmente ha dado un paso en falso y que no se trata de una decisión personal basada en su conciencia. Esto es importante porque Jehová nos ha dado la libertad de tomar ciertas decisiones según nuestra conciencia. Si se confirma que el hermano ha dado un paso en falso, deben proceder a aconsejarlo de la mejor manera para ayudarlo a regresar al camino que lleva a la vida eterna.

COMENTARIOS ADICIONALES

En primer lugar, debemos asegurarnos de que el hermano realmente esté dando un paso en falso, porque quizá se trate de un asunto de decisión personal. El apóstol Pablo, en su carta a los romanos, ya advirtió sobre no juzgar a otros cristianos en cuestiones de conciencia. No queremos que nos pase como a aquella congregación, donde algunos juzgaban a otros por decisiones y acciones que no violaban los principios bíblicos. De ahí la importancia de asegurarse de primera mano si realmente se está dando un paso en falso o no.

Si se confirma que el hermano ha dado un paso en falso, se debe proceder a aconsejarlo de la mejor manera para ayudarlo a regresar al camino que conduce a la vida eterna.

Puede ser que haya cometido algún fallo; no necesariamente un pecado grave, pero sí que esté a punto de cometerlo. Por eso hay que estar muy pendientes de los hermanos, sobre todo de aquellos que tienen esa responsabilidad, para que no lleguen a ese punto.

La nota que se refiere a un paso en falso dice que el término usado puede referirse a cualquier ofensa, desde un simple error de juicio hasta una grave violación de la ley de Dios, y deja claro que la persona no actúa de acuerdo con las justas normas de Dios.

10-12. ¿Qué deben hacer los ancianos cuando tienen que darle un consejo a alguien que no se lo ha pedido? Ponga un ejemplo (vea también las imágenes).

Cuando los ancianos deben aconsejar a alguien que no se lo ha pedido, primero deben “preparar el terreno” para que la persona acepte mejor ese consejo. Esto significa que el anciano debe tener la reputación de ser cariñoso y amable, y esperar el momento adecuado para hablar con el hermano, expresándole que lo aprecia y se preocupa por él.

Por ejemplo, al igual que un agricultor que primero ara la tierra dura, luego siembra las semillas y, por último, las riega, el anciano debe ir “ablandando el terreno” durante la conversación, reconociendo que todos cometemos errores y necesitamos consejos. Luego, con tacto y respeto, “planta la semilla” mostrándole con la Biblia cuál es el error que ha cometido y, finalmente, “regará la semilla”, animándolo y felicitándolo por lo que hace bien y orando con él.

COMENTARIOS ADICIONALES

Un buen ejemplo es el del campo: antes de plantar las semillas en un terreno duro, el agricultor primero tiene que arar la tierra. Arar no es lo mismo que abonar; arar es una acción específica en la que se abren los surcos y se remueve la tierra. Por eso, el hermano —o el anciano— primero tiene que preparar el terreno, es decir, ver cómo puede acercarse al hermano antes de ofrecerle orientación.

Tienen que emplear mucho tacto, porque como dice Pablo, el que da un paso en falso sin darse cuenta no sabe que lo está dando. Así que hay que decirle lo que está haciendo mal, pero para que lo acepte, las palabras deben ser cariñosas y también emplear mucho tacto.

Este primer paso de preparar el terreno no ocurre de un día para otro. Un agricultor, al preparar la tierra, puede tardar semanas, dependiendo del tipo de suelo que esté arando. De la misma manera, un anciano debe preparar el terreno el tiempo necesario para poder pasar al siguiente paso: plantar la semilla.

La imagen nos muestra al que hermano lleva una ropa diferente a la que usa después, cuando plantan la semilla, lo que nos permite entender que ha pasado un tiempo.

También puede facilitar que la persona que necesita el consejo lo acepte de buen grado si tiene la confianza de que quien lo da ya le ha demostrado cariño, interés y amabilidad. No es la primera vez que, por algún problema, se presenta de repente para dar un consejo. De esta manera, se facilita que la persona reciba el consejo con confianza.

El párrafo dice que tenemos que ser cariñosos y amables. Claro, eso no se puede lograr en el mismo momento o el mismo día en que se va a dar el consejo, porque si no, el hermano no se sentirá abierto ni tendrá la confianza de poder expresarse bien.

Es responsabilidad de cada uno de nosotros hacernos un autoexamen y preguntarnos: ¿Somos realmente cariñosos cuando hablamos con los hermanos? ¿Somos amables para que, en el futuro, podamos ofrecer un consejo de manera efectiva? Cada uno de nosotros debe trabajar en eso.

Una vez dados los pasos necesarios, podemos mostrarle claramente, con la Biblia, cuál es el paso en falso que ha dado. Es decir, que no sea simplemente nuestra opinión personal, aunque quizá esté acertada; es la Biblia la que tiene que hablar. Luego, también es muy importante explicarle de manera sencilla lo que debe hacer para corregir ese paso en falso y cómo puede mejorar su relación con Jehová.

Tenemos que reconocer que todos cometemos errores y que, cuando nosotros hemos cometido uno, no nos gusta que nos hablen con dureza, aunque hayamos errado. Apreciamos que se nos hable con bondad, sabiendo que todos cometemos errores. Por eso, si hablamos de la misma manera a la persona a la que estamos aconsejando y demostramos con nuestro tono y nuestros gestos que la apreciamos y que queremos ayudarla, será más fácil poder plantar esa semilla.

Hemos visto que ya se ha plantado la semilla; el siguiente paso sería regarla. ¿Qué significaría eso? Significa que hay que felicitar al hermano si está dando pasos positivos. Es estar consciente de que esa semilla está germinando bien y felicitarlo por seguir adelante, reconociendo que eso es lo mejor que puede hacer.

En la imagen se ve al anciano orando con el otro hermano. El mejor mensaje que podemos transmitir a nuestro hermano es dejar las cosas en manos de Jehová, mostrando que lo que le decimos no es por nuestro beneficio, sino por el suyo, y que además pedimos la bendición de Jehová para que esa planta crezca fuerte.

Precisamente, cuando se siembra una semilla o se planta algo, no se riega solo una vez, sino muchas veces. Por eso, lo que hay que tener es amor e interés por ese hermano, para estar pendientes de él y ayudarle en todo momento cuando lo necesite.

ILUSTRACIÓN

Escenas que muestran cómo un anciano que aconseja a un hermano se parece a un agricultor que planta una semilla en un terreno duro. 1. Prepara el terreno: El agricultor ara la tierra, y el anciano le habla con cariño al hermano. 2. Planta la semilla: El agricultor siembra la semilla en la tierra ablandada, y el anciano usa la Biblia para razonar con el hermano. 3. Riega la semilla: El agricultor le echa agua a la semilla, y el anciano ora con el hermano.

Los ancianos necesitan amor y habilidad para darle un consejo a alguien que no se lo haya pedido. (Vea los párrafos 10 a 12).

13. ¿Qué pueden hacer los ancianos para asegurarse de que la persona ha entendido bien el consejo?

Los ancianos pueden hacer preguntas con tacto para asegurarse de que la persona ha comprendido bien el consejo y sabe cómo aplicarlo, evitando así malentendidos.

COMENTARIOS ADICIONALES

Es muy interesante la comparación que se hace en Eclesiastés 12:11. Dice que las palabras de los sabios son como aguijadas y como clavos bien puestos. La explicación muestra que las aguijadas eran varas puntiagudas utilizadas para guiar a los animales. De la misma manera, los consejos sensatos y amorosos guían a las personas sinceras en la dirección correcta.

Los clavos bien puestos, por su parte, estabilizan las estructuras, y los consejos también pueden estabilizar nuestras vidas. Por eso es muy importante asegurarnos de que la persona —hermano o hermana— haya entendido bien el consejo para poder ponerlo en práctica.

Las preguntas son muy importantes, porque a veces lo que uno dice no siempre se entiende. Preguntas como, por ejemplo, “¿Qué te parece lo que hemos hablado?” permiten que la persona dé su punto de vista. Luego, podemos preguntar: “¿Con qué te quedas de la conversación?” Esto puede sorprendernos, porque a veces lo que uno cree que dijo no es exactamente lo que la otra persona entendió. Además, nos permite reajustar o retocar la conversación de alguna manera.

Para asegurarse de que el hermano ha entendido el consejo que se le ha dado, el anciano puede hacerle preguntas relacionadas con lo que se le ha explicado. Dependiendo de la respuesta que él dé, el anciano podrá darse cuenta enseguida si ha comprendido o no.

EN EL MOMENTO ADECUADO Y DE LA MANERA ADECUADA

14. ¿Por qué no debemos dar un consejo cuando estamos enojados?

No debemos dar un consejo cuando estamos enojados porque, como dice Santiago 1:20, “la ira del hombre no produce la justicia de Dios”. Si aconsejamos enojados, probablemente solo empeoraremos la situación. Aunque es importante expresar cómo nos sentimos, es mejor esperar a estar tranquilos antes de hablar para que el consejo sea más efectivo y constructivo.

COMENTARIOS ADICIONALES

Como todos somos imperfectos, siempre van a surgir conflictos. A veces seremos nosotros quienes ofendemos a otros y otras veces nos sentiremos ofendidos. Si nos sentimos ofendidos y nos enfadamos, ese no es el momento de aclarar o de expresar a la otra persona que lo que ha hecho no está bien.

Es mejor tranquilizarnos y, cuando estemos calmados y hayamos meditado en lo que ha pasado y en lo que dice Jehová sobre el asunto, entonces sí debemos dirigirnos al hermano que nos ha ofendido.

Como dice Santiago 1:20, la ira no produce justicia. Si estamos enfadados, probablemente digamos las cosas de mala manera y la persona ni siquiera quiera escucharnos. Pero si nos preparamos, seguramente nos escuchará e incluso llegará a seguir nuestro consejo.

Recordemos que, en la mayoría de las ocasiones, cuando uno deja pasar uno o dos días después de una ofensa, es probable que ya no haya necesidad de decir nada. Por eso, siempre es mejor mantener la calma, ya que, a veces, podemos pasar por alto la ofensa y no será necesario intervenir.

Solo hace falta ver el ejemplo de Jesús. Jesús también tuvo que corregir a sus discípulos cosas que se hacían mal. En ningún momento se puede ver ni leer que estuviera irritado, enojado o de mal humor al corregir. Eso es una lección muy importante para nosotros: Él nunca daba consejos estando enojado, y por eso sus consejos siempre daban buenos resultados.

15. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Elihú? (Vea también la imagen).

El ejemplo de Elihú nos enseña que los consejos deben darse en el momento adecuado y de la manera adecuada, es decir, con respeto y amor. Aunque estaba molesto con Job por algunas cosas que dijo sobre Jehová que no eran ciertas, Elihú esperó pacientemente su turno para hablar y le aconsejó con calma y mucho respeto. Esto nos muestra la importancia de ser pacientes y cuidadosos al dar consejos.

COMENTARIOS ADICIONALES

Su ejemplo nos enseña una lección muy importante: los consejos hay que darlos en el momento adecuado y de la manera adecuada, es decir, con respeto y amor.

Elihú demostró que hay un tiempo para aconsejar, como dice Eclesiastés 3:7: tiempo para consolar el corazón afligido de Job ante las tantas dificultades que estaba pasando. Si Elihú no hubiera esperado con paciencia su turno para hablar y no hubiera mostrado calma y respeto, hubiera lastimado el corazón de Job, como también se menciona en Eclesiastés.

Si queremos seguir el ejemplo de Elihú, debemos aconsejar esperando el momento apropiado y mostrando amor y respeto.

Elihú también nos dejó un buen ejemplo de cómo actuar, y es que tenía motivos para enfurecerse, ya que, como podemos ver en el relato, Job decía cosas sobre Jehová que no eran ciertas. Aun así, Elihú nos dejó un excelente ejemplo de no dejarnos guiar por los sentimientos.

Como seres humanos, a veces decimos: «Debía haberlo dicho antes» o, con el pasar del tiempo, pensamos: «Debí haber esperado». Esto nos muestra la dificultad que tenemos para determinar el momento preciso en que debemos actuar. Es una limitación propia de los seres humanos, y por eso a veces causa desilusiones o incluso estropea amistades. El ejemplo de Eliú es muy valioso porque él esperó a calmarse y luego aconsejó con mucho respeto.

En el relato vemos cómo Elihú le habló con respeto, porque hasta en dos ocasiones le dice: «Por favor, oye mis palabras; por favor, presta atención. Yo soy igual que tú, también fui formado del barro». Se puso a su altura, así que vemos que, aunque era más joven, le habló con mucho respeto y cariño.

La imagen nos muestra mucha ternura, porque, aunque Elihú estaba enfurecido por haber escuchado durante mucho tiempo cosas muy duras de Job referentes a Jehová, se le ve la ternura con la que miraba a Job y lo escuchaba. Lo dejó expresarse, y Job, aunque estaba triste y se encontraba mal, se muestra con una expresión tranquila, contento y feliz de recibir ese consejo. Aunque el consejo era duro, llama la atención la ternura con la que Eliú se dirigía a él.

Eliú había escuchado antes la conversación y podría haberse enfadado con Job, porque Job dijo cosas que no entendía y que no fueron muy apropiadas en ese momento, pero eso no lo llevó a dar un consejo impulsivamente ni a enfadarse. Está demostrado que gran parte de las ocasiones en las que nos arrepentimos de lo que hemos dicho se debe a que hablamos en momentos en que estábamos alterados, muy exaltados o enfadados. Por eso, Elihú primero escuchó y después dio el consejo.

ILUSTRACIÓN

Elihú escucha con empatía a Job, que está cubierto de úlceras.

Aunque Elihú se había enfurecido con Job, esperó a calmarse y luego lo aconsejó con mucho respeto. (Vea el párrafo 15).

NO DEJEMOS DE DAR Y ACEPTAR BUENOS CONSEJOS

16. ¿Qué aprende usted de lo que dice Salmo 32:8?

De Salmo 32:8 aprendemos que Jehová nos aconseja con atención y cuidado, manteniendo sus ojos puestos en nosotros. Esto significa que, cuando nos da un consejo, sigue pendiente de nuestro progreso para ayudarnos a aplicarlo correctamente. Por eso, al aconsejar a otros, debemos imitar a Jehová y acompañarlos con paciencia para apoyarlos en poner en práctica el consejo.

COMENTARIOS ADICIONALES

Que es bueno hacer un seguimiento del consejo que hemos dado al hermano. Aunque el consejo se dé de la mejor manera y el hermano sea muy receptivo, puede ser que necesite guía sobre cómo aplicarlo en su vida. Así aprendemos de Jehová este cuidado amoroso al hacer un seguimiento.

Aprendemos que debemos estar pendientes como Jehová, ayudando al hermano a poner en práctica el consejo. Es decir, no se trata de juzgar ni de sentirse orgulloso si ha seguido el consejo; lo importante es ayudarlo a aplicarlo. Por eso, podemos estar atentos para ver si el hermano necesita más ayuda.

El Salmo nos recuerda que la idea no es tomar el camino fácil, diciendo: “No doy ningún consejo a nadie y así estoy tranquilo”. No debemos dejar de dar ni de aceptar buenos consejos. Se trata, no de dejar de dar consejos, sino de imitar a Jehová cuando los damos.

Ver el cariño que Jehová siente por nosotros, y que todo lo que hace lo hace por nuestro beneficio, nos motiva a hacer exactamente lo mismo con nuestros hermanos. Aunque nos cueste esfuerzo seguir todos los pasos que hemos visto hasta ahora, el cariño que sentimos por ellos debe impulsarnos a actuar como Jehová actúa con nosotros.

Cuando damos un buen consejo basado en principios bíblicos, en realidad estamos participando con Jehová para que Él guíe o ayude a la persona que está pasando por un problema o tiene una duda. Así que es una gran responsabilidad que no debemos tomar a la ligera, ni al dar un consejo ni al recibirlo, porque todos, en algún momento, necesitamos un buen consejo.

17. ¿Qué se puede decir de los ancianos que dan consejos específicos y basados en la Biblia? (Isaías 32:1, 2).

Los ancianos que dan consejos específicos y basados en la Biblia son como “corrientes de agua en una tierra árida”, proporcionando ayuda vital y refrescante en momentos difíciles. Sus consejos son valiosos y necesarios, aunque a veces digan lo que necesitamos oír en lugar de solo lo que queremos. Sus palabras son comparadas con “manzanas de oro en adornos de plata”, mostrando lo preciadas que son.

COMENTARIOS ADICIONALES

El texto que hemos leído habla de ser un refugio contra el viento o las corrientes de agua en una tierra árida. Así que se refiere a cosas que nos refrescan cuando hace calor o nos cobijan cuando hace frío, algo que nos agrada, nos gusta y que siempre queremos más.

En 2 Timoteo 3:1 está claro que actualmente estamos en tiempos críticos y difíciles de soportar. Por lo tanto, ahora más que nunca necesitamos que estos ancianos nos aconsejen.

Estamos muy agradecidos de contar con amigos que saben lo que queremos oír, pero se atreven a decirnos lo que necesitamos escuchar.

Lo que necesitamos es la sabiduría para que, cuando nos den estos buenos consejos, sepamos aceptarlos y ponerlos en práctica.

Los ancianos proporcionan ayuda vital y refrescante en momentos difíciles, y sus consejos también son valiosos y necesarios.

A veces estamos pasando por una situación y queremos guiarnos por nuestro corazón. Pero Isaías 32:2 dice que nuestros queridos ancianos son como la sombra de un peñasco inmenso. En esos momentos no necesitamos guiarnos por nuestro corazón. Esos ancianos, que son amigos y nos tratan con cariño, nos dicen exactamente lo que necesitamos. Es como esa sombra que, si no la encuentras, te hace mucha falta.

Proverbios 25:11 nos dice: “Como manzanas de oro en adornos de plata”. Entonces, ¿Cómo nos sentiríamos si nos hicieran un regalo semejante? Nosotros también debemos expresar palabras de gratitud cuando nos hacen un regalo tan valioso.

¿QUÉ DEBEMOS RECORDAR EN LAS SIGUIENTES SITUACIONES?

Cuando nos piden un consejo.

Debemos asegurarnos de tener el conocimiento necesario antes de dar un consejo. Si no estamos capacitados, es mejor ayudar a la persona a encontrar a un profesional o alguien que pueda orientarla adecuadamente. También es importante tomar tiempo para meditar y responder con respeto y amor.

COMENTARIOS ADICIONALES

Quizás nuestro primer impulso sea dar una respuesta rápida y nos sintamos halagados de que nos hayan preguntado a nosotros, pero deberíamos preguntarnos si sabemos lo suficiente sobre el tema para dar un buen consejo o si sería mejor ayudar a buscar a otra persona que pueda dárselo a quien necesita ese consejo.

Es importante que hagamos esa reflexión cuando nos piden un consejo, porque si damos un mal consejo, también somos responsables de las consecuencias que pueda traer a esa persona.

Aunque pensemos que estamos en disposición de dar un buen consejo, se nos ha recomendado investigar, orar y meditar antes de hacerlo.

Cuando tenemos que dar un consejo sin que nos lo pidan.

Debemos “preparar el terreno” siendo cariñosos y amables, esperar el momento adecuado para hablar, usar tacto y respeto, reconocer que todos cometemos errores, y ayudar a la persona a entender claramente el consejo para que pueda aceptarlo y aplicarlo.

COMENTARIOS ADICIONALES

Asegurarnos de que el hermano realmente ha dado un paso en falso y que no se trata de un asunto o una decisión personal.

Debemos preparar el terreno siendo amigos del hermano, cariñosos y accesibles, de manera que cuando se tenga que hablar con él, lo aceptará de mejor agrado.

Con mucho tacto y respeto, el anciano le mostrará con la Biblia cuál es exactamente el paso en falso que ha dado, sin basarse en una percepción personal.

Cuando estamos enojados.

No debemos dar consejos cuando estamos enojados, porque “la ira no produce la justicia de Dios”. Es mejor esperar a estar tranquilos para que el consejo sea más constructivo y no cause más problemas.

COMENTARIOS ADICIONALES

Lo que dice Santiago 1:20: “La ira del hombre no produce la justicia de Dios”. Probablemente, lo único que logremos al enfadarnos sea empeorar las cosas, por lo que siempre es mejor estar tranquilos antes de hablar.

Si damos un consejo estando enfadados, sería como echar sal a una herida abierta: en lugar de curarla, intensificaríamos el dolor. Por eso queremos imitar a Elihú, esperar el momento apropiado, dejar pasar ese pequeño enfado y permitir que la Biblia hable por nosotros.

NOTA: Los anuncios que aparecen en este Sitio, son únicamente para costear los gastos implicados que requieren mantener una página. Por lo tanto este sitio no se responsabiliza de «Los contenidos de las publicidades que aparecen», ya que los anunciantes publicitarios no son Testigos de Jehová. De modo que se le sugiere no prestar atención ni confiar en dichos anuncios. Atentamente TOOLSJW.COM.

IMPORTANTE: Saludos Cordiales mis Queridos Hermanos, les informamos que estamos teniendo problemas con la aplicación en Google Play, lo animamos a descargar nuestra aplicación interna solo hasta que solucionemos el problema, Y tenga la seguridad que esta aplicación es muy confiable y lo mejor es que ya «NO CONTIENE ANUNCIOS», solo que por no ser de Google Play les saldrá un mensaje de advertencia, pero no se preocupe está libre de virus. Muchas gracias por su comprensión, y que Jehová los llene de bendiciones este día, para descargarlo clic abajo  

Por toolsjw

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *