COMENTARIOS: La Atalaya De Estudio, «Artículo 15», 14 al 20 de junio 2021 , Respuestas.

1, 2. ¿En qué circunstancias dijo Jesús sus últimas palabras antes de morir?

Era el 14 de Nisán del año 33 y había sido acusado falsamente por un delito que no cometió, está siendo burlado , torturado injustamente, y más tarde es clavado en un madero.

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Además su cuerpo denota todo el calvario que está sufriendo; pues le han clavado sus manos y sus pies con clavos de 11,5 cm. Por lo tanto cada vez que respira siente un dolor atroz, pero aun así, no se queda callado, pues todavía debe decir algunas cosas de suma importancia.

Podemos aprender mucho de sus últimas palabras  que dijo cuando estaba colgado del madero, porque básicamente lo que quiere Jehová, es que escuchemos  su hijo como dice  Mateo 17:5.

En unas circunstancias horribles, lo quieren matar injustamente y para ello lo clavan en un madero de tormento, como si fuera un delincuente. Fue el día 14 de nisán del año 33.

A pesar de todo el dolor por el que estaba pasando, en el madero le atravesaron con un clavo las manos y también los talones de los pies, saca fuerzas para decir sus últimas palabras, porque sabe que es realmente importante lo que tiene que decir.




“Padre, perdónalos”

3. ¿A quiénes se refería Jesús cuando dijo: “¿Padre, perdónalos”?

Después de ser clavado al madero, Jesús pronuncia estas palabras registradas en Lucas 23:33, 34, y es muy probable que se hubiera referido a los soldados romanos que eran los que le habían atravesado sus manos y sus pies, porque ignoraban quién era en realidad. 

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También  es muy factible, que Jesús en estas palabras pronunciadas por él, haya hecho alusión a las personas que pedían su muerte en ese momento, pero que más tarde llegaron a tener fe en él, como dice Hechos 2:36-38, porque “se sintieron heridos en el corazón debido a la predicación de Pedro”.

Al pedir también a su Padre que perdonara a estas personas, Jesús demostró que no sentía rencor ni amargura, no permitió que esta injusticia lo llevará a insultar a sus agresores, el registro de 1 Pedro 2:23 nos dice “que no devolvió sus insultos, ni al sentir el sufrimiento  los amenazó se puso más bien en las manos de Dios, que es el que juzga”.

Los soldados romanos que lo habían fijado en el madero no sabían lo que hacían, ya que ignoraban quien era Jesús en realidad. Gran diferencia de los líderes religiosos que habían hecho que lo condenaran, ellos actuaron a sabiendas y con malicia, para muchos de ellos el perdón no era posible.

También las personas que pondrían fe en Jesús más adelante, aunque en esos momentos también hayan querido ver muerto a Jesús. Como dice el relato de Hechos 2:37,38, sentirán un dolor que les atraviesa el corazón y se arrepentirán de todo lo malo que hicieron.

4. ¿Qué nos enseñó Jesús al estar dispuesto a perdonar a sus enemigos?

Jesús nos enseña lo importante que es estar dispuesto a perdonar a los demás, como dice Colosenses 3:13 «debemos soportarnos, y perdonarnos con generosidad, incluso si hay verdadera razón para quejarse de otro, tal como Jehová nos ha perdonado con generosidad, así debemos hacerlo nosotros”.

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Y este perdón debemos extenderlo a nuestras propias familias, que muchas veces quizás se han opuesto a nuestras creencias, a nuestro modo de vivir, a veces diciendo mentiras sobre nosotros, o hasta humillándonos, rompiendo nuestras publicaciones, quizás también amenazándonos en sentido físico, pero aun así debemos acordarnos de las palabras de Jesús: que debemos perdonarlos y no guardar rencor, pidiendo a Jehová que les abra sus ojos, y acepten la verdad. Mateo 5:44, 45 alude justamente a eso, al perdón y a orar por nuestros enemigos para que ellos también se beneficien de la bondad divina.

Quizás no nos resulte fácil perdonar, sobre todo si se nos ha tratado mal, pero debemos recordar que la amargura y el rencor, solo nos perjudica; tenemos que hacer lo que hace la hermana citada de este párrafo, “Que perdonar no significa que estemos aprobando la manera de actuar de otros, o que quizás alguien se aproveche de uno, sino más bien es como dice esta hermana, debemos estar decididos a deshacernos del rencor”.

Que gran corazón tenía Jesús, a pesar de todo lo que le hicieron, todo el sufrimiento que le causaron, él no se llenó de rencor ni amargura, estaba dispuesto a perdonar a los responsables de su muerte.

Que gran lección para nosotros, aunque las personas e incluso familiares nos hagan la vida imposible, nos insulten, nos maltraten verbalmente, nos amenacen, nos tiren las publicaciones, igual que Jesús no tenemos que guardarles rencor, ellos no comprenden nuestras creencias y nuestra manera de vivir. Si nos enfadamos e incluso llegamos a buscar venganza nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, perdonar no significa aceptar lo que alguien ha hecho mal, si está mal pues está mal, perdonar significa no tratar de hacerle lo mismo, sino olvidar el asunto y deshacernos de todos esos sentimientos malos que solo nos llevan a hacer algo malo.

Es verdad que a veces no es nada fácil perdonar si nos han hecho mucho daño y encima viene de una persona a la que queremos mucho, pero no estamos solos, Jehová está con nosotros y nos ayudará a controlar esas emociones si se lo pedimos en oración. Jehová es el que atrae a las personas, puede ser que algún día esas personas acepten la verdad.

Seguir el consejo de Efesios 4:31,32, librarnos de todo amargo rencor, furia, ira, gritería, palabras hirientes, más bien seamos bondadosos unos con otros, perdonándonos con generosidad como Dios hace con nosotros.

“Estarás conmigo en el paraíso”

5. ¿Qué le prometió Jesús a uno de los delincuentes que estaban a su lado, y por qué le hizo esa promesa?

Cuando Jesús fue fijado al madero, el no estaba solo, estaban con él dos delincuentes, que en un principio se burlaron de él, como dice Mateo 27:44 estos ladrones que estaban a su lado lo insultaban, pero uno de ellos dejó de hacerlo porque se dio cuenta que Jesús no había hecho nada malo, y como dice el relato de Lucas 23:40, 41 “reconocía que ellos como delincuentes, deben recibir castigo, porque era lo justo, pero no Jesús”. 

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Es bien interesante el hecho de que este hombre colgado al lado de Jesús, demostrara que creía en la resurrección, por las palabras de Lucas 23:42 cuando le dijo: “Jesús acuérdate de mí cuando entres en tu Reino”, porque estas palabras denotan que aquel hombre tenía mucha fe. 

La promesa de Jesús hecha al malhechor, nos da a entender que cuando Jesús  le dice “estaras conmigo”, es una promesa que Jesús le hace de manera muy personal, y su promesa abarca que este hombre estará en el paraíso no en su Reino cuando Jesús esté gobernando en los cielos, sino que estará aquí en la tierra, devuelto a la vida. Jesús sabe que su Padre es misericordioso, por eso hace esta promesa a este delincuente, dándole así una esperanza antes de morir. 

Lo que dice Lucas 23:43: “Yo te aseguro hoy: estarás conmigo en el Paraíso”.

Jesús en el madero de tormento tenía a su lado a dos ladrones que como dice Mateo 27:44 también lo insultaron. Pero uno de ellos empezó a razonar y a decir que ellos sí que estaban recibiendo su castigo por el mal que habían hecho pero que Jesús no había hecho nada malo.

Este delincuente demostró que tenía fe en Jesús de que era el mesías, iba a resucitar y llegaría a ser rey, por eso le pidió a Jesús que se acordara de él cuando Jesús reinara.

Jesús pudo hacer esa promesa porque como dice el Salmo 103:8, Jehová es misericordioso y compasivo, iba a perdonar a este delincuente que había cambiado su mal proceder, Jehová se fija en la actitud del pecador. Este delincuente resucitará en el paraíso, aquí en la tierra y aprenderá cual es la voluntad de Dios para demostrar si lo ama o no.

6. ¿Qué aprendemos de lo que Jesús le dijo al delincuente?

Aprendemos que Jesús es perdonador, porque Jehová su Padre también lo es, y Jesús es el reflejo de Jehová como dice Hebreos 1:3 “Es el reflejo de la gloria de Dios, la representación exacta de su mismísimo ser”. Así es que no nos cabe duda de que Jehová nos perdona y muestra misericordia, si nos arrepentimos sinceramente de todo lo malo que hemos hecho y si hemos depositado nuestra fe en el sacrificio de Jesús, porque “la sangre de su hijo Jesús nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). 

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Puede que a veces se nos haga difícil creer que Jehová nos perdonará nuestros errores, pero basta con que nos acordemos de lo que Jesús dijo al delincuente y la misericordia que le mostró aunque este hombre recién estaba mostrando su fe, entonces ¿Por qué vamos a dudar de que se nos mostrará misericordia, si hemos sido fieles, y nos hemos esforzado por obedecer? No olvidemos pedirle a Jehová lo que dice el Salmo 51:1: “Oh, Dios, por tu amor leal, concédeme tu favor. Por tu inmensa misericordia, borra mis ofensas”. Así demostramos que hemos aprendido lo que encierra el perdón al delincuente. 

Qué Jesús era misericordioso y a pesar de todo lo malo que hizo el delincuente le mostró compasión porque vio un cambio de actitud y que empezaba a demostrar fe.

Jehová es así si de verdad nos arrepentimos de cosas malas que hemos hecho y ponemos fe en Jesús podemos estar seguros de que nos va a perdonar y él lo desea. Además, si a este hombre le mostró misericordia y había empezado a mostrar fe, con más razón lo hace con sus siervos fieles que se esfuerzan al máximo por obedecerlo, ¿verdad? Como dice el Salmo 51:1 por amor que siente Jehová por sus siervos muestra una inmensa misericordia, borrando nuestras ofensas.

La actual situación de la humanidad se parece a la de aquel delincuente a punto de morir, en que todos, sin importar la edad que tengamos, estamos pagando la pena por el pecado y necesitamos que se nos salve. Pero, al igual que el delincuente, podemos cifrar nuestra esperanza en Jesús. Mediante él se acabarán los dolorosos problemas de la vejez. No olvidemos nunca que Jesús ha ofrecido a la humanidad la perspectiva de vivir para siempre disfrutando de perfección física y mental en un paraíso en la Tierra.

“Ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu madre”

7. Según Juan 19:26, 27, ¿Qué les dijo Jesús a María y a Juan, y por qué?

Bueno recordemos que Jesús está colgado en el madero y allí está María su madre y el apóstol Juan, y en esos momentos de tanto dolor que está sufriendo Jesús, se preocupa por el bienestar de su madre, y hace el gran esfuerzo de señalar con la cabeza las palabras que se acaban de leer de Juan 19:26, 27 cuando dice a María: ¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!, y luego señala hacia María y le dice a Juan: ¡Ahí tienes a tu madre! Así le confía a Juan el cuidado de su madre que al parecer es viuda, los otros hijos de María todavía no creen en él, no eran sus discípulos. 

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Jesús siente un gran cariño por Juan, pues este apóstol era su gran amigo, sabía que cuidaría de las necesidades materiales de ella y sus necesidades espirituales también. Y confía a Juan el cuidado de su madre, porque para Jesús los que adoraban a Jehová eran como su familia en sentido espiritual, Jesús mismo lo declaró en Mateo 12:46-50, “todo el que hace la voluntad de mi padre que está en el cielo es mi hermano, mi hermana y mi madre».

A su madre María le dijo: “ahí tienes a tu hijo” y a Juan le dijo: “Ahí tienes a tu madre”.

María seguramente se había quedado viuda, sus hijos podrían encargarse de sus necesidades materiales, pero como Jesús siempre en lo primero que pensaba era en las necesidades espirituales de su familia, por eso le pidió a Juan que estuviera con ella y se encargara de eso. Juan era uno de los mejores amigos de Jesús y un apóstol fiel, quien mejor que él para cuidar a su madre en sentido espiritual. Jesús amaba mucho a su madre y ahora que iba a morir quería que su madre se quedara lo mejor atendida. María había hecho un gran esfuerzo por cuidarlo desde que nació y eso Jesús lo tenía muy en cuenta y sentía un gran cariño por su madre.

Después de esas palabras de Jesús, María vio a Juan como un hijo y Juan cuidó de María como si fuera su madre.

8. ¿Qué aprendemos de lo que Jesús les dijo a María y a Juan?

Aprendemos que si nuestras familias directas se oponen a nosotros y hasta nos abandonan, esta la promesa de Jesús, de Mateo 10:29, 30 que es para este tiempo, como dice ese texto: “recibiremos 100 veces más de lo que perdamos”. Muchos serán  como hijos, o hijas o madres y hasta padres para nosotros.  

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En efecto, sin importar a donde vayamos, podemos disfrutar con nuestros hermanos en la fe de una amistad  más estrecha y valiosa que con nuestros propios familiares, por eso debemos mantenernos cerca de Jehová y su organización para que esas palabras sean realidad en nosotros. 

Y esto es así porque se cumple en nosotros como cristianos verdaderos lo que dice Colosenses 3:14: “Vístanse de amor, porque es un lazo de unión perfecto”. Somos una familia espiritual y por eso estamos unidos, tenemos la misma fe, y sobre todo amamos a Jehová y nuestros hermanos. 

Que, aunque nuestra familia no esté en el pueblo de Jehová, estén en nuestra contra o nos abandonen, Jesús prometió en Marcos 10:29,30 que, si estamos cerca de Jehová y su organización, recibiremos 100 veces más de lo que perdamos.

En las congregaciones encontramos a madres, padres, hijos, hijas que pueden ser para nosotros eso, nuestra familia espiritual, no nos sentiremos solos y puede pasar que estemos más unidos a los hermanos que a nuestra propia familia. Nos sentimos unidos teniendo la misma fe y amando a Jehová sobre todas las cosas.

“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

9. ¿Qué nos enseñan las palabras de Jesús registradas en Mateo 27:46?

Las palabras de Mateo 27:46 cumplen  el Salmo 22:1 y esas palabras nos enseñan que Jesús comprendía, que Jehová había retirado su protección a fin de que se pusiera a prueba por completo la integridad de él y de esa manera se cumpliera el Salmo 22. 

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El que Jesús haya dicho esa palabras que están citadas en Mateo 27:46 según el asterisco que está en el Salmo 22:1; no indican que Jesús las ha dicho porque está decepcionado o porque perdiera la fe por un momento, porque él entendía perfectamente porque tenía que morir y estaba dispuesto a hacerlo. Sabía que Jehová eliminaría cualquier cerco protector alrededor de él en el momento de su muerte. 

Ahí Jesús dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. La Biblia no da una razón por lo que Jesús dijo eso, pero sí podemos pensar en lo que nos enseñan.

Jesús no citó esas palabras porque estuviera decepcionado o porque por un momento hubiera perdido la fe. Él entendía perfectamente por qué tenía que morir y estaba dispuesto a hacerlo.

David en el Salmo 22:1 profetizó que Jesús diría: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Por tanto, se cumplió la profecía exactamente sin ninguna duda.

Jesús con esas palabras dejó claro que Jehová eliminó cualquier cerco protector para que demostrara que se mantendría fiel sin importar lo dura que fuera su muerte. Tenía que pagar el rescate sin la ayuda de su Padre Jehová. Con esas palabras defendió su inocencia, no había hecho nada para merecer ese castigo. Lo juzgaron apresuradamente, por la noche y saltándose las normas legales.

10. ¿Qué lecciones aprendemos de lo que Jesús le dijo a su Padre?

Hay varias lecciones que aprendemos de lo que Jesús le dijo a Jehová, la primera es que: no debemos esperar alguna protección especial al estar bajo pruebas, porque tenemos que irnos preparando para ser fieles hasta la muerte si fuera necesario, porque tal como Jesús mismo lo dijo, en Mateo 16:24, 25 “tenemos que renunciar a nosotros mismos”, lo cual quiere decir que ya no vivimos para nosotros mismos porque nos hemos entregado a Dios.

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Otra lección es que tal como Jesús quizás también suframos injusticias, porque la gente está en contra nuestra, no porque hemos hecho algo malo, sino porque no somos parte de este mundo, y porque estamos dando testimonio de la verdad, Jesús lo dijo claramente “El mundo los ha odiado porque ellos no son parte del mundo” (Juan 17:14).

Jesús claramente entendía  el porqué de su sufrimiento. Sin embargo a veces un siervo fiel de Jehová que ha pasado por pruebas  puede que hasta se haya preguntado, el porque Jehová permite lo que le está pasando, tal como el profeta Habacuc le preguntó en una ocasión a Jehová si acabaría con la maldad, porque él se sentía indefenso, quizás a  muchos siervos de Dios les sucede eso, pero Jehová lo entiende y sabe que no es debido a falta de fe, es solo que necesita consuelo y Jehová se lo puede brindar. Como vemos hay muchas lecciones que podemos extraer de lo que le dijo Jesús  a su Padre.

Jehová a nosotros tampoco nos va a quitar las pruebas milagrosamente, tendremos que enfrentarnos a ella igual que Jesús, por eso es necesario que nos preparemos siempre ante cualquier situación y que confiemos completamente en Jehová, orando a menudo. Pero Jehová sí que nos da una garantía, la que encontramos en 1 Corintios 10:13, Jehová no va a permitir que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar. Podremos aguantar por todo lo que pasemos.

Igual que Jesús también sufriremos injusticias, él ya lo dijo en Juan 17:14, no somos parte del mundo por eso el mundo nos odia, debemos sentir alegría porque estamos haciendo lo correcto al seguir a Jesús y las normas de Jehová.

Debido a todo lo que pasamos cada día también podemos llegar a preguntarnos lo mismo que Jesús, el profeta Habacuc en el capitulo 1 versículo 3 le hizo estas preguntas a Jehová: ¿Por qué me haces ver tantas cosas malas?, ¿Por qué hay destrucción y violencia delante de mí? Jehová entiende que hacerse esas preguntas no es por falta de fe sino porque todos necesitamos consuelo, al igual que Jesús entendemos por qué Jehová permite que suframos.

“Tengo sed”

11. ¿Por qué dijo Jesús las palabras que leemos en Juan 19:28?

Las palabras de Juan 19:28 cumplieron una profecía la del Salmo 22:15 que daban a entender que Jesús tenía su espíritu aplastado, seco como una vasija de barro, de hecho su boca estaba seca y por eso se pegaba su lengua a sus encías.

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No podemos siquiera imaginar el terrible dolor que Jesús estaba sintiendo al estar allí colgado en el madero, debido a todo ese  sufrimiento por el que estaba pasando, era lógico que sintiera mucha sed, y necesitaba beber agua. 

Ahí Jesús dijo: “Tengo sed”. En el Salmo 22:15 encontramos una profecía: “Mi fuerza se ha secado como una vasija de barro, la lengua se me pega a las encías. Jesús dijo las palabras de Juan 19:28 para que se cumpliera la profecía. Si lo pensamos bien es normal que tuviera sed, estaba agonizando en el madero de tormento, sufriendo por estar clavado.

12. ¿Qué aprendemos de que Jesús dijera que tenía sed?

Algo que aprendemos de este párrafo, es que Jesús expresó lo que pensaba, y eso no era señal de debilidad, y al igual que Jesús nosotros tampoco debemos pensar que si decimos algo o pedimos ayuda, es una señal de que somos débiles, porque no es así; por eso si tenemos que acudir a algún hermano por alguna razón no debemos dudar en pedir esa ayuda, puede ser alguna compra o quizás una cita médica, o si necesitamos que un hermano nos ayude si estamos enfermos, debemos hacerlo, tal como Jesús lo hizo. 

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También si nos sentimos con desánimo, podemos hablar con los ancianos o hermanos que sean maduros y que nos escucharan, dándonos una buena palabra de ánimo, una palabra que nos reanime como dice Proverbios 12:25. 

Los hermanos están prestos a ayudarnos cuando estamos pasando por malos momentos, son como dice Proverbios 17:17 “Verdaderos amigos en tiempos de angustia”. Nuestros hermanos nos ayudarán siempre y cuando se lo digamos, de lo contrario no lo sabrán porque nadie nos puede leer la mente. Una gran lección sacamos nuevamente de las palabras de Jesús.

Ser una persona fuerte no implica estar siempre bien, no expresar lo que siente. Todos pasamos por muchas dificultades, nadie está libre de ello, por eso no deberíamos pensar que si contamos lo que nos pasa sea una muestra de que somos débiles, al contrario, como hizo Jesús, si hablamos con otros sobre nuestros sentimientos nos van a poder ayudar y nos vamos a poder sentir mejor, desahogados.

Nuestros hermanos no son adivinos, no saben si nos pasa algo si no se lo contamos. Ellos siempre nos quieren ayudar porque nos quieren y desean vernos felices. Tomémosles en consideración y dejémonos ayudar.

“¡Se ha cumplido!”

13. ¿Qué consiguió Jesús al mantenerse leal hasta la muerte?

Eran más o menos las tres de la tarde del 14 de Nisán cuando Jesús expira y dice lo registrado en  Juan 19:30, dijo: ¡Se ha cumplido! De esa manera Jesús cumplió con todo lo que quería su Padre que hiciese, se mantuvo leal hasta su misma muerte, dejando claro que satanás miente, y que un humano perfecto podía ser fiel pese a que satanás hiciera esfuerzos por verlo caer. 

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Otra cosa que consiguió Jesús al mantenerse leal hasta su muerte, es que gracias a ese sacrificio, todos los seres humanos imperfectos podemos lograr tener una buena relación con Jehová y tener la esperanza de vivir para siempre. Y como punto final, Jesús con su lealtad hasta la muerte, defendió la soberanía de Dios y el buen nombre de Jehová.

Hacer la voluntad de Jehová sin fallarle, demostrar que un hombre perfecto puede servir a Jehová porque le quiere, no por interés, quedando a Satanás como lo que realmente es, un mentiroso.

Estuvo dispuesto a dar su vida para rescatar a la humanidad del pecado, gracias a su muerte, podemos tener una estrecha relación con Jehová ahora y en el futuro cercano vivir en el paraíso eternamente.

El mantenerse leal a Jehová también consiguió defender la soberanía de Jehová, sólo él tiene el derecho de gobernarnos, como buen Creador que es y también defendió el buen nombre de Dios.

14. Explique cómo debemos vivir cada día.

Bueno cada dia debemos estar determinados a ser leales  a Jehová, el hermano Maxwell Friend, que era profesor de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en una asamblea dijo: “No dejes para mañana lo que puedes hacer o decir hoy”… pero pregunto; ¿Estas seguro de que habrá un mañana? y concluyó diciendo…”Vive cada día como si fuera tu última oportunidad de demostrar que eres digno de vivir para siempre”.

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Las palabras del hermano Maxwell, nos dan a entender que debemos vivir nuestra vida como si fuera la última oportunidad para mantenernos leales a Dios, y aun si llegásemos a morir, poder decirle a Jehová, “he hecho todo lo posible por serte leal, por demostrar que satanás es un mentiroso y por vindicar tu nombre y tu soberanía”. Esas palabras debemos hacerlas nuestras y estar muy resueltos a ser fieles hasta el fin de nuestros días. 

Como hizo Jesús, mantenernos leales a Jehová siempre, todas las horas de cada día de nuestra vida.

Hacer nuestras las palabras que dijo este hermano del párrafo, no sabemos con seguridad si mañana seguiremos con vida, por eso vivir cada día como si fuera nuestra última oportunidad de demostrar que queremos ser leales a Jehová y somos dignos de vivir para siempre. Aunque muramos, estaremos seguros de que hemos hecho todo lo posible por servir a Jehová lealmente y demostrar que Satanás es el mentiroso y vindicar su nombre y soberanía.

“En tus manos enciendo mi espíritu”

15. Según Lucas 23:46, ¿de qué estaba convencido Jesús?

Cuando Jesús dice: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!, nos está diciendo que él estaba totalmente convencido de que Jehová lo resucitaría, así con total confianza en su Padre, mantuvo su fe intacta hasta el final, aunque Jehová no lo salvó. 

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De que, aunque muriera, Jehová su padre no lo iba a abandonar y lo iba a resucitar. Dejó su vida en sus manos porque confiaba plenamente en él. Esa confianza hizo que aguantara la prueba más terrible que jamás ha afrontado nadie.

16. ¿Qué aprendemos del ejemplo de Joshua?

Tenemos que estar dispuestos a dejar nuestra vida en las manos de Jehová, pero primero tenemos que aprender a confiar en él con todo el corazón, como nos recuerda Proverbios 3:5.

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El joven testigo de Jehová, llamado Joshua, nos deja un gran ejemplo de fe, porque él con tan solo 15 años y con una enfermedad terminal, se negó rotundamente  a aceptar tratamientos médicos, que estaban contra las leyes de Dios, porque  tenía una fe fuerte y confiaba plenamente en Jehová. Podemos reflexionar en este caso y preguntarnos, si nos viéramos ante una prueba, y si nuestra vida está en peligro, ¿me mantendré leal y confiaré  en que Dios me recordara y me resucitara? Bueno las respuestas están en nosotros, en la calidad de nuestra fe, en el amor que tengamos a Jehová,  a su hijo, a sus normas y enseñanzas.

El ejemplo de este joven hermano, quedó plasmado en las palabras que le dijo a su madre antes de morir: “Puedo decirte esto con certeza mamá: sé que Jehová me resucitará. El ha visto mi corazón  y sabe que lo amo de veras”. La postura firme de Joshua sentó un precedente en Canadá, siendo una tremenda victoria jurídica en su país, este caso fue considerado como una victoria para el pueblo de Jehová. Por lo tanto las palabras que Jesús dijo en sus últimos momentos nos alcanzan a todos los que somos cristianos verdaderos, y nos ayudan a tomar buenas decisiones.

Joshua tan jovencito, a los 15 años, tenía una enfermedad terminal. En vez de desanimarse, lo que hizo fue confiar en Jehová en todo aspecto, como dice Proverbios 3:5 hacerlo con todo el corazón. Joshua dejó su vida en manos de Jehová y no se dejaba convencer por los médicos para aceptar tratamientos que estaban en contra de las leyes de Jehová y salvar su vida.

Aunque era menor, tenía las ideas muy claras y sabía cómo defenderse. Él estaba totalmente convencido de que, aunque muriera, Jehová lo iba a recordar y lo iba a resucitar, esto se lo dijo a su madre antes de morir y también unas palabras muy bonitas: “Jehová ha visto mi corazón y sabe que lo amo de veras”.

Nosotros, ¿confiaremos en Jehová y nos mantendremos leales, aunque nuestra vida esté en juego? Nunca nos olvidemos que, si hacemos la voluntad de Jehová, él nunca nos va a olvidar y nos tendrá en su mente en la resurrección.

17, 18. ¿Qué lecciones hemos aprendido? (Vea también el recuadro “Lo que nos enseñan sus últimas palabras”).

En este estudio de la Atalaya hemos aprendido, lecciones muy valiosas, que nos recuerdan que debemos perdonar a otros, y de igual modo Jehová nos perdonará a nosotros.

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También hemos aprendido, que pertenecemos a una maravillosa familia espiritual, y que como tal, debemos ayudarnos mutuamente, cuando necesitemos ayuda, pedirla porque como vimos a través de este artículo, nadie nos puede leer la mente, Jesús así lo hizo y eso aprendimos de sus palabras.

Aprendimos también que Jehová nos ayudará frente a las pruebas, y podremos soportarlas, y que debemos vivir cada día como si fueran la última oportunidad de demostrarle a Jehová nuestra lealtad, sin olvidar jamás que Jehová nos puede resucitar en caso de perder la vida. Por lo tanto, si todo esto lo ponemos en práctica, haremos lo que Jehová dijo respecto a su hijo, lo estaremos escuchando. 

Aprendemos mucho de las últimas de palabras de Jesús antes de morir.

“Padre, perdónalos”. (Lucas 23:34). Debemos tener la disposición perdonar a los demás y no guardar rencor, aunque a veces nos cueste. Recordemos que Jehová nos perdona cada día por todo lo malo que hacemos.

“Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:43). Jehová nos muestra misericordia porque nos esforzamos por servirle y le queremos agradar. Nos recompensará por ello.

“Ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu madre”. (Juan 19:26,27). Aunque nuestra familia nos abandone porque no crea en Jehová, tenemos una maravillosa familia espiritual que nos va a dar la ayuda necesaria.

“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46). Jehová no nos va a quitar las pruebas milagrosamente, pero lo que si que hace es que no permite que esa prueba vaya a más de lo que podemos soportar. Nos ayuda en todo momento.

“Tengo sed”. (Juan 19:28). Debemos pedir ayuda cuándo la necesitemos, eso no es una señal de debilidad.

“Se ha cumplido”. (Juan 19:30). Estar decididos a ser leales cada día para demostrar que Jehová es el único Dios verdadero.

“En tus manos encomiendo mi espíritu”. (Lucas 23:46). Dejar nuestra vida en manos de Jehová, si tenemos que morir por causa de hacer su voluntad, tener la seguridad de que el nos va a tener en su mente en la resurrección.

¿Qué lecciones hemos aprendido de lo que Jesús dijo en…Lucas 23:34, 43, 46?

Que  debemos estar dispuestos a perdonar, tal como Jesús pidió perdón para los que llevaron a la muerte, y en ese perdón están incluidos hasta nuestros familiares, que por ignorancia nos han hecho mucho daño en ocasiones. Y también que debemos tener mucha fe en las promesas de Jehová, en el paraíso que nos ha prometido, que es el mismo que Jesús prometió al delincuente, además tal como Jesús estaba convencido de que Jehová lo resucitaría, así tenemos que estar nosotros totalmente convencidos de que en caso de perder la vida, sea cual sea la razón, Jehová nos la devolverá sin ninguna duda.

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Estar dispuestos siempre a perdonar a los demás, aunque no aceptemos lo que han hecho, pero no guardarles rencor y olvidar el asunto cuanto antes. Jehová nos muestra misericordia perdonándonos y haciendo bonitas promesas, como esa vida eterna que muy pronto llegará en un precioso Paraíso.

Dejar nuestra vida en manos de Jehová, no pasar por alto sus normas, aunque eso conlleve morir, lo principal es la voluntad de Jehová. Si llegamos a morir podemos tener la seguridad de que, si hemos sido leales, Jehová se va a acordar de nosotros y nos va a resucitar.

¿Qué lecciones hemos aprendido de lo que Jesús dijo en…Mateo 27:46?

Una lección que debemos tener bien clara en nuestra mente y corazón es que Jehová no nos protegerá completamente de las pruebas que nos sobrevengan, por lo tanto ya nos tenemos que ir preparando para ser fieles hasta la muerte, confiando en lo que Jehová nos ha dicho, que no permitirá que seamos  probados más allá de lo que podemos soportar, como dice 1 Corintios 10:13. Y otra lección, es que tal como Jesús sufrió injusticias, así nos puede suceder, porque ya no somos parte del mundo y nuestro mensaje de la verdad  a la mayoría no les agrada. Pero bajo todas estas circunstancias  Jehová nos dará consuelo.

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Jehová siempre nos ayuda a superar las pruebas, aunque no nos las quite todavía, confiar en él y así podremos estar tranquilos y en paz.

¿Qué lecciones hemos aprendido de lo que Jesús dijo en…Juan 19:26-28, 30?

Aprendimos en esta lección que debemos estar muy unidos a nuestros hermanos, que son nuestra familia directa, y que además debemos pedir ayuda no tan solo a los hermanos sino también a los ancianos de la congregación o a hermanos maduros de nuestra confianza, para las diferentes cosas que nos pueden suceder, pero debemos decirles, porque ellos no nos ayudaran a menos que se lo digamos. Y aprendimos que debemos mantenernos leales, viviendo como si cada día fuera nuestra última oportunidad de demostrar esa lealtad . 

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Nunca estaremos solos, aunque nuestra familia carnal nos deje, en las congregaciones tenemos a nuestra familia espiritual, Jehová nos da mucho más de lo que perdemos. Por eso es vital que, si algo nos pasa, hemos de contarlo a nuestros hermanos para que nos puedan ayudar.

 

Permanecer leales todos los días de nuestra vida para demostrar quién merece nuestra adoración y defender a Jehová y su nombre de todas las mentiras que dicen de él.

Por toolsjw

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