La Atalaya de Estudio, «Artículo 29», 22-28-Septiembre-2025, Cómo dar buenos consejos, Respuestas.

“Te aconsejaré con mis ojos puestos en ti” (SAL. 32:8).

1. ¿Quiénes tienen que aconsejar a otros, y por qué?

Todos, de una u otra forma, en algún momento vamos a tener que dar un consejo, aunque algunos se sientan más cómodos que otros haciéndolo. Jesús dijo en Juan 13:35 que el amor iba a identificar a sus discípulos, y justamente una manera muy práctica de demostrar ese amor es aconsejando cuando un hermano lo necesita.

A veces no se trata de hablar mucho ni de usar palabras rebuscadas, sino de mostrar un interés sincero. Como dice Proverbios 27:9: «Un buen consejo puede fortalecer una amistad y hasta volverla más dulce.» Entonces, si damos un consejo con cariño y respeto, aunque no nos sintamos tan seguros, podemos reflejar ese amor cristiano que Jesús quiere que tengamos.

2. ¿Qué tienen que saber hacer los ancianos, y por qué? (Vea también el recuadro “ Cómo dar consejos en la reunión de entre semana”).

Los ancianos tienen una responsabilidad muy especial, porque Jehová y Jesús les encargaron pastorear a la congregación, como dice 1 Pedro 5:2, 3. Por eso, ellos deben saber dar buenos consejos, y lo hacen de diferentes maneras.

A veces lo hacen por medio de discursos que nos llegan al corazón, porque están basados en la Biblia; y otras veces, en conversaciones personales, incluso con hermanos que quizás se han alejado.

También vemos un ejemplo muy claro en la reunión entre semana, cuando el presidente felicita con sinceridad al estudiante y, si hace falta, le da sugerencias específicas con tacto. Eso anima, corrige y fortalece. Como dice Proverbios 27:17, cuando se da un consejo con cariño, toda la congregación se beneficia.

3. a) ¿Cómo podemos aprender a dar buenos consejos? (Isaías 9:6; vea también el recuadro “ Sigamos el ejemplo de Jesús cuando demos un consejo”).

Podemos aprender a dar buenos consejos fijándonos en los ejemplos que aparecen en la Biblia, y sobre todo en el de Jesús. Isaías 9:6 lo llama el Maravilloso Consejero, y con razón, porque sus consejos siempre eran oportunos, sabios y llenos de amor.

Jesús no hablaba por ocurrencia propia, sino que transmitía la sabiduría de Jehová. También sabía cuándo hablar, esperando el momento justo para que sus discípulos lo entendieran. Y lo hacía con tacto y respeto, aunque tuviera que repetir la misma enseñanza.

Entonces, si queremos dar buenos consejos, no importa la experiencia que tengamos. Lo más importante es que estén basados en la Palabra de Dios, y que los demos con cariño y paciencia.

3. b) ¿Qué veremos en este artículo?

En este artículo vamos a analizar varios aspectos que nos ayudarán a dar buenos consejos.

Primero, veremos qué hacer cuando alguien nos pide directamente un consejo y cómo responder de la mejor manera.

Luego, también se hablará de esos momentos en los que es necesario dar un consejo, aunque la otra persona no lo haya solicitado.

Otro punto importante será aprender a dar los consejos en el momento adecuado —ni antes ni después—, porque el tiempo influye mucho en cómo se recibe lo que decimos.

Y finalmente, se resaltará la importancia de darlos con la forma correcta y con el tono apropiado.

En resumen, este artículo nos enseñará cómo reflejar el ejemplo de Jesús al aconsejar a los demás con amor y sabiduría.

CUANDO ALGUIEN NOS PIDE UN CONSEJO

4, 5. ¿Qué deberíamos preguntarnos cuando alguien nos pide un consejo? Ponga un ejemplo.

Cuando alguien nos pide un consejo, lo primero que deberíamos preguntarnos es si sabemos lo suficiente sobre ese tema como para darle un buen consejo. A veces, por cariño, queremos responder rápido, pero lo más sabio es reconocer nuestras limitaciones. Si no tenemos la experiencia o el conocimiento necesario, lo mejor es dirigir a la persona a alguien que sí pueda ayudarla.

El ejemplo del párrafo lo deja claro: si un amigo con una enfermedad grave nos pide opinión sobre tratamientos, aunque tengamos claro qué haríamos nosotros, si no somos médicos, lo más responsable es animarlo a consultar a un especialista. Eso demuestra humildad y amor verdadero, porque, en vez de opinar a la ligera, buscamos que reciba la ayuda más adecuada.

6. ¿Por qué quizás decidamos esperar antes de dar un consejo?

Aunque pensemos que conocemos bien un tema y tengamos la respuesta clara, puede ser mejor esperar antes de dar un consejo. Proverbios 15:28 dice que “el corazón del justo medita antes de responder”, y eso nos enseña a no hablar de inmediato. Más bien, conviene tomarnos un tiempo para reflexionar, orar y, si es necesario, investigar.

De esa manera, no damos un consejo impulsivo, sino uno que realmente esté en armonía con el punto de vista de Jehová. A veces, en el momento, podemos sentirnos seguros de lo que diremos, pero al meditar con calma, quizás lo expresemos de forma más sabia y amorosa. Así, el consejo no solo será correcto, sino también edificante para la otra persona.

7. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Natán?

El ejemplo de Natán nos enseña mucho. Cuando David le dijo que quería construir un templo para Jehová, Natán respondió enseguida que le parecía bien. Pero Jehová tenía otra opinión y no quería que David lo construyera. Eso muestra que Natán se adelantó al dar su consejo sin consultar antes a Jehová.

De aquí aprendemos que debemos ser “lentos para hablar”, como dice Santiago 1:19. A veces, por entusiasmo o por cariño hacia un hermano, podemos dar un consejo apresurado, pero lo mejor es detenernos, reflexionar y asegurarnos de que lo que digamos esté en armonía con la voluntad de Dios. Así evitaremos dar una opinión personal que quizás no sea la correcta.

8. ¿Cuál es otra razón para tener cuidado al dar un consejo?

Otra razón para tener cuidado al dar un consejo es que, si la persona sigue lo que le decimos y eso trae consecuencias negativas, podríamos ser responsables en cierta medida. Y, claro, ninguno de nosotros quiere cargar con ese peso ni hacer tropezar a un hermano por una opinión apresurada.

Por eso, conviene pensarlo bien antes de aconsejar, y asegurarnos de que lo que decimos tenga base en principios bíblicos, y no solo en lo que nosotros haríamos.

A veces, lo más amoroso no es dar una respuesta rápida, sino ayudar al hermano a analizar los textos y principios que lo guíen a tomar su propia decisión. Así protegemos nuestra conciencia y demostramos amor verdadero al buscar lo mejor para él.

CUANDO TENEMOS QUE DAR UN CONSEJO SIN QUE NOS LO PIDAN

9. ¿De qué deben asegurarse los ancianos antes de aconsejar a un hermano? (Gálatas 6:1).

Antes de aconsejar, los ancianos deben asegurarse de que el hermano realmente ha dado un paso en falso y no simplemente está tomando una decisión personal dentro de su libertad cristiana.

Gálatas 6:1 habla de alguien que va por mal camino, aunque todavía no haya cometido un pecado grave. El objetivo de los ancianos es ayudarlo a volver al camino que lleva a la vida eterna.

Pero, para no ir más allá de lo que corresponde, primero deben analizar bien la situación. Como dice Romanos 14:1-4, Jehová nos ha dado libertad de conciencia en muchas cosas. Por eso, el consejo apropiado debe darse solo cuando realmente sea necesario, y siempre con el espíritu de restaurar, no de controlar.

COMENTARIO ADICIONAL

Según Romanos 14:1-4, Jehová nos ha dado libertad de conciencia en muchas cosas. Por lo tanto, antes de decidir qué consejo dar, los ancianos deben identificar si el hermano realmente ha dado un paso en falso o si solo se trata de una decisión personal.

10-12. ¿Qué deben hacer los ancianos cuando tienen que darle un consejo a alguien que no se lo ha pedido? Ponga un ejemplo (vea también las imágenes).

Cuando un anciano tiene que dar un consejo a alguien que no lo ha pedido, la manera en que lo hace es muy importante.

Primero, debe preparar el terreno, igual que un agricultor antes de sembrar. Eso significa ganarse la confianza del hermano siendo cariñoso y amable, de modo que, cuando llegue el momento adecuado, pueda decirle con respeto que desea hablarle porque lo aprecia.

Durante la conversación, el anciano puede ablandar más el terreno, reconociendo que todos cometemos errores, como dice Romanos 3:23. Después, con la Biblia, le muestra el paso en falso y le explica de manera sencilla cómo corregirlo.

Finalmente, riega la semilla felicitándolo por lo que hace bien y orando con él.

ILUSTRACIÓN

Escenas que muestran cómo un anciano que aconseja a un hermano se parece a un agricultor que planta una semilla en un terreno duro. 1. Prepara el terreno: El agricultor ara la tierra, y el anciano le habla con cariño al hermano. 2. Planta la semilla: El agricultor siembra la semilla en la tierra ablandada, y el anciano usa la Biblia para razonar con el hermano. 3. Riega la semilla: El agricultor le echa agua a la semilla, y el anciano ora con el hermano.

Los ancianos necesitan amor y habilidad para darle un consejo a alguien que no se lo haya pedido. (Vea los párrafos 10 a 12).

13. ¿Qué pueden hacer los ancianos para asegurarse de que la persona ha entendido bien el consejo?

Los ancianos saben que, a veces, lo que uno dice no siempre es lo que la otra persona entiende. Para evitar esos malentendidos, es muy útil que hagan preguntas con tacto, que no suenen a un interrogatorio, sino más bien a un interés sincero.

De esa manera, pueden confirmar si el hermano ha captado bien el consejo y, sobre todo, si entiende cómo aplicarlo en su vida. Eclesiastés 12:11 compara las palabras sabias con clavos bien puestos, porque ayudan a que las ideas queden firmes.

Así que, al hacer preguntas amables, el anciano puede asegurarse de que el consejo realmente quede claro en la mente y en el corazón del hermano, y así sea más fácil ponerlo en práctica.

EN EL MOMENTO ADECUADO Y DE LA MANERA ADECUADA

14. ¿Por qué no debemos dar un consejo cuando estamos enojados?

No es buena idea dar un consejo cuando estamos enojados, porque la Biblia dice claramente que “la ira del hombre no produce la justicia de Dios”. Cuando uno habla con enojo, casi siempre las palabras hieren más de lo que ayudan, y en vez de arreglar la situación, lo que se logra es empeorarla.

Todos somos imperfectos y, como dice Colosenses 3:13, es normal que en algún momento alguien nos moleste o que incluso lleguemos a enojarnos. Pero lo sabio es resistir el impulso de hablar en ese estado y esperar a estar tranquilos. Así, cuando hablemos, lo haremos con un tono más respetuoso y con un consejo que realmente edifique en lugar de destruir.

15. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Elihú? (Vea también la imagen).

El ejemplo de Elihú nos enseña mucho sobre cómo dar un consejo. Él escuchó con atención durante días mientras Job se defendía y sus amigos lo acusaban injustamente. Aunque sentía lástima por Job, también se enojó porque, al defenderse, Job dijo cosas sobre Jehová que no eran correctas.

Sin embargo, Elihú no reaccionó de inmediato. Esperó con paciencia hasta que llegó su turno de hablar. Y cuando lo hizo, aconsejó con calma y respeto, como vemos en Job 33:1-7.

Esto nos recuerda que hay un tiempo para hablar y que no basta con tener razón. El consejo debe darse en el momento adecuado y de la manera correcta, siempre con respeto y amor.

ILUSTRACIÓN

Elihú escucha con empatía a Job, que está cubierto de úlceras.

Aunque Elihú se había enfurecido con Job, esperó a calmarse y luego lo aconsejó con mucho respeto. (Vea el párrafo 15).

NO DEJEMOS DE DAR Y ACEPTAR BUENOS CONSEJOS

16. ¿Qué aprende usted de lo que dice Salmo 32:8?

Lo que dice el Salmo 32:8 me enseña que Jehová no solo nos da un consejo y ya, sino que se queda pendiente de nosotros para ayudarnos a aplicarlo.

Eso me transmite mucho amor y cercanía, porque muestra que Jehová se interesa de manera personal en nuestro bienestar. Él es un Padre que guía, pero también acompaña en cada paso.

Ese ejemplo nos enseña cómo deberíamos actuar cuando aconsejamos a alguien. No basta con dar una recomendación y dejarlo ahí, sino que conviene seguir atentos, ver cómo le va y, si hace falta, darle apoyo adicional.

Así, el hermano no se siente solo, sino comprendido y respaldado. De esa manera, al imitar a Jehová, nuestros consejos serán más útiles y amorosos.

17. ¿Qué se puede decir de los ancianos que dan consejos específicos y basados en la Biblia? (Isaías 32:1, 2).

De los ancianos que dan consejos específicos y basados en la Biblia se puede decir que son un verdadero alivio en tiempos difíciles. Isaías 32:1, 2 los compara con corrientes de agua en una tierra árida, porque sus palabras refrescan y fortalecen cuando más lo necesitamos.

En estos tiempos críticos, como dice 2 Timoteo 3:1, es vital contar con pastores espirituales que no solo nos digan lo que queremos oír, sino lo que realmente necesitamos para agradar a Jehová.

Aunque a veces esos consejos puedan ser firmes, en realidad son tan valiosos como manzanas de oro en adornos de plata. Por eso, agradecemos mucho a los ancianos y también aprendemos a dar y aceptar buenos consejos.

¿QUÉ DEBEMOS RECORDAR EN LAS SIGUIENTES SITUACIONES?

Cuando nos piden un consejo.

Debemos recordar que no siempre tenemos todas las respuestas. Primero, debemos preguntarnos si sabemos lo suficiente y, si no es así, lo mejor es dirigir al hermano a alguien con más experiencia. Además, siempre conviene orar, meditar y basarnos en la Biblia antes de responder.

Cuando tenemos que dar un consejo sin que nos lo pidan.

Debemos recordar que es necesario preparar el terreno mostrando cariño y respeto. Igual que el agricultor ablanda la tierra antes de sembrar, el anciano debe ganarse la confianza y luego hablar con tacto, usando la Biblia para edificar.

Cuando estamos enojados.

Debemos recordar que no es momento de aconsejar. La Biblia dice que “la ira del hombre no produce la justicia de Dios”. Si hablamos enojados, solo empeoramos la situación. Es mejor esperar a calmarnos y entonces hablar con amor y respeto.

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Por toolsjw

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