TESOROS DE LA BIBLIA: “Cuidado con el orgullo y el exceso de confianza”, Discurso, 29 Marzo 4 Abril 2021.
“Cuidado con el orgullo y el exceso de confianza” (10 mins.)
¿Recordamos la primera vez que nos pusimos a buscar trabajo después de terminar nuestros estudios? ¿O simplemente la primera vez que buscamos trabajo o cambiamos a uno totalmente diferente?
Posiblemente, y la mayoría de nosotros nos sentimos inseguros o por lo menos con algo de nervios por no saber qué hacer o cómo hacer una determinada cosa. O con qué nos podríamos encontrar, es nuestra primera vez, y las primeras veces siempre cuesta.
¿Qué hay de la primera vez en la que conocimos a nuestro cónyuge? O mejor dicho, la primera vez que nos propusimos entablar una relación seria de noviazgo.
A que, en los primeros momentos, en los primeros días, en los primeros meses nos sentimos como un poco coartados de nosotros mismos y es poco a poco cuando nos empezamos a abrir y cambiamos.
Cambia hasta nuestra forma de hablar entre nosotros, nuestro comportamiento… quizás ya no cuidamos tanto las formas, quizás ya no pensamos tanto lo que decir y actuamos más de impulso.
Quizás, algo que antes pensábamos y no nos atrevíamos a decir… ahora lo hacemos y bastante sueltos.
Algo similar ocurrió con Coré, en este caso, en un sentido muy malo y que no gustó nada a Jehová. De hecho, casi supone la aniquilación completa del pueblo. ¿Por qué? Porque se rebeló contra Jehová, contra el modo en el que Dios hace las cosas y organiza a su pueblo.
Porque Coré, fue orgulloso y llegó a un punto en el que confió demasiado en sí mismo. Llegó a un punto en el que ya no pensaba las cosas sino creía que tenía derecho a juzgar y hacer las cosas a su manera. ¿Tan grave fue lo que hizo Coré? Vamos a leerlo en Números 16:1-3. Allí dice:
Entonces Coré, hijo de Izhar, hijo de Cohat, hijo de Leví, se unió a Datán y Abiram, los hijos de Eliab, y a On hijo de Pélez, de los hijos de Rubén. Ellos se rebelaron contra Moisés junto con 250 israelitas, jefes del pueblo, escogidos de la congregación, hombres importantes. Así que se reunieron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: “¡Estamos hartos de ustedes! Todo el pueblo es santo, todos ellos, y Jehová está en medio de ellos. ¿Por qué se ponen ustedes por encima de la congregación de Jehová?”.
¿Cómo podemos nosotros caer en el comportamiento de Coré? Vamos a retroceder tiempo atrás, cuando estábamos estudiando la Biblia y aún no éramos testigos bautizados.
Algunos, muchos de nosotros, hemos nacido en la verdad. Y otros muchos de nuestros hermanos y hermanas han venido del mundo. En ambos casos, antes de dar el paso del bautismo, hemos conocido a nuestros hermanos, hemos compartido tiempo con ellos.
Y en los primeros momentos, incluso puede que nos hayamos sentido en alguna ocasión un poco incómodos hablando sobre cierto tema o callados por estar con hermanos con mucha experiencia que saben mucho sobre ese tema y nosotros apenas estamos empezando a profundizar en verdades profundas de la Biblia.
Pasan los años, y como la relación que comentamos al principio, nos vamos soltando debido a nuestro conocimiento y experiencia. De pasar… del momento más feliz de nuestra vida en nuestro bautismo, hemos pasado a tener responsabilidades en la congregación o a que se nos pida consejo por la experiencia y conocimiento que tenemos.
Así pasó con Coré. Era un levita muy respetado. Ya de por sí como levita tenía asignadas la responsabilidad de darle servicio sagrado a Jehová en su Casa. Todos sus años de servicio lo llevaron a esto mismo, a que fuera muy conocido y respetado por muchos del pueblo.
Todo este conocimiento y experiencia que tiene Coré lo utilizó de forma muy diferente a Moisés. En un determinado momento, lleno de confianza y orgullo, se puso en contra de Moisés y Aarón por su forma de ver las cosas y por su parecer.
Intentó cambiar la forma en la que Jehová organiza a su pueblo, a los miembros a los que Jehová había designado para guiar su pueblo a la tierra prometida.
Pero no fue solo Coré, contaba con el apoyo de una multitud por parte del pueblo. Hasta 250 hombres se pusieron en contra de Moisés y Aarón, más que en contra de ellos, en contra directamente de las formas en las que Jehová, en su inmensa sabiduría, mueve los hilos.
Coré le recriminó a Moisés y Aarón que porqué tenían que ser ellos los que estuviesen al frente de la asamblea, al frente del pueblo, al frente de la congregación. Su orgullo le hizo pensar que debía actuar de esa forma, tenía un exceso de confianza y creía que el favor divino estaba de su parte.
Moisés no reaccionó de la misma manera, era un hombre mucho más humilde, como otro ninguno. Y le dijo que Jehová sería, una vez más, quién establecería de forma clara, a quién le pertenece la guía de su pueblo. Al término del día siguiente, Coré y sus 250 hombres que lo apoyaban ya estaban muertos. Habían desafiado a Jehová.
No es nada malo ser un hermano muy respetado dentro de la congregación, al contrario, es un gran privilegio y significa que estamos haciendo un gran trabajo al servicio de Dios. No es nada malo tener mucho conocimiento y experiencia, de hecho, así debe ser en la vida de un cristiano. Y no es nada malo tener responsabilidades, así nos lo dice la Biblia, que trabajemos por el pueblo de Dios. Leamos Números 16:8-10.
Entonces Moisés le dijo a Coré: “Hijos de Leví, escuchen, por favor. ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado del pueblo de Israel y les haya permitido acercarse a él para realizar el servicio del tabernáculo de Jehová y para estar de pie delante del pueblo para servirles, y que a ti te haya acercado a él con todos tus hermanos, los hijos de Leví? ¿Tienen también que tratar de conseguir el sacerdocio?
Tal como Jesús vino para servir. Nosotros estamos para servir a nuestras congregaciones. Ya sea por medio de una responsabilidad o por medio de nuestro conocimiento, experiencia y personalidad.
Las responsabilidades van y vienen. Lo que no va y viene es nuestro servicio a Dios desde que le prometimos dedicar nuestras vidas a él. Hemos prometido dedicar nuestras vidas a Jehová. No a tener responsabilidades, ni dirigir congregaciones ni de tener muchos privilegios.
Tal como Jehová separó a la tribu de Leví para su servicio sagrado en el tabernáculo. A nosotros nos ha separado del mundo para la gran recompensa de la esperanza de la vida eterna con nuestra querida familia espiritual. Nuestro mayor privilegio que debe caracterizar nuestras vidas es que se nos conozca por nuestra adoración pura a Jehová.
Vemos todos los días como el pueblo de Dios crece y se mantiene firme y leal, como Jehová lo dirige. Coré también lo vio, posiblemente presenció la liberación de su pueblo en el mar Rojo y aún así manifestó su postura contraria a la dirección y las instrucciones de Moisés que provenían directamente de Jehová.
Coré se había ganado el respeto de una parte muy amplia del campamento israelita por su servicio fiel a Jehová por muchos años, pero se dejó llevar por la confianza de esta relación que creía tener con Dios hasta el punto de que se creyó que tenía derecho a desafiarla. Las consecuencias fueron terribles, Números 16:32, 35:
“Y la tierra se abrió y se los tragó a ellos con los de su casa y a todos los que le pertenecían a Coré con todas sus posesiones.” “Entonces un fuego salió de Jehová y consumió a los 250 hombres que estaban ofreciendo el incienso.”
No permitamos que un exceso de confianza en nosotros mismos genere en nuestro corazón un orgullo que pueda provocar las consecuencias y el comportamiento de Coré. No permitamos que lo que hacemos en nuestro servicio a Jehová nos haga orgullosos y demasiados confiados. Cuanto más tiempo llevemos en la verdad o más responsabilidades tengamos, debemos de ser aún más humildes y seguir sirviendo a nuestros hermanos y hermanas.