Examinando las Escrituras diariamente 2020
Domingo 1 de noviembre del 2020
El que se alimenta de este pan vivirá para siempre (Juan 6:58).
Cuando servimos a Jehová, tenemos la posibilidad de que él nos conceda todo lo que Adán y Eva perdieron, como la oportunidad de vivir para siempre. Adán y Eva decidieron no servir a Jehová porque no llegaron a sentir un intenso amor por él. A pesar de todo, Dios permitió que vivieran lo suficiente como para tener hijos y que decidieran por sí mismos cómo criarlos. Los resultados de que se independizaran de Jehová no tardaron en demostrar que Adán y Eva habían sido muy insensatos. Su hijo mayor asesinó a su hermano y, con el tiempo, la humanidad se volvió violenta y egoísta (Gén. 4:8; 6:11-13). No obstante, Jehová contaba con un medio para salvar a todos los descendientes de Adán y Eva que desearan servirle (Juan 6:38-40, 57). Qué paciente y amoroso es Jehová, ¿verdad? Al ir aprendiendo más sobre ello, es probable que lo amemos cada vez más. No queremos cometer el mismo error que Adán y Eva, sino que deseamos dedicarle nuestra vida a Dios. w19.03 2 párr. 3; 4 párr. 9.
¿Por qué meditar en Salmo 19:7 puede ayudarte a servir a Jehová?
Sigue aprendiendo sobre Jehová. Mientras más lo conozcas, más confiarás en que puedes servirle. Avery dice que le dio mucha confianza investigar sobre lo que dice Salmo 19:7 (léelo) y meditar en ello. Cuando vio cómo se cumplían esas palabras en su vida, su amor por Jehová se hizo más fuerte. Este amor no solo alimenta nuestra confianza, sino que nos ayuda a centrarnos en Jehová y en lo que él desea. Hannah explica al respecto: “Gracias a mi lectura y estudio personal de la Biblia, entendí que cuando me hago daño también le hago daño a Jehová” (1 Ped. 5:7). Ella se esforzó por hacer lo que dice la Palabra de Dios (Sant. 1:22). ¿Cuál fue el resultado? Ella misma cuenta: “Cuando vi los beneficios de obedecer a Jehová, mi amor por él se hizo más intenso. Ahora estoy segura de que él siempre me guiará cuando necesite su ayuda”. Hannah logró superar el impulso de lastimarse, le dedicó su vida a Jehová y se bautizó.
¿Cómo logró Vanessa hacer buenos amigos? y ¿Qué nos enseña este ejemplo?
Elige bien a tus amigos. Vanessa se dio cuenta con el tiempo de que su amiga le estaba impidiendo servir a Jehová. Así que cortó esa amistad. Pero eso no fue todo: se esforzó por hacer amigos en la congregación. Ella dice que el ejemplo de Noé y su familia la ayudó: “Estaban rodeados de gente que no amaba a Jehová, así que disfrutaban de buena compañía entre ellos”. Después de bautizarse, se hizo precursora. Ahora cuenta: “Esto me ha ayudado a hacer buenos amigos, no solo en mi congregación, sino en otras”. Tú también puedes conseguir buenos amigos si te esfuerzas por participar al máximo en la obra que Jehová nos ha mandado hacer (Mat. 24:14).
¿Qué tipo de temor no tuvieron Adán y Eva, y cuáles fueron las consecuencias?
Lucha contra tus miedos, pero teme a Dios. No todos los temores son malos. Por ejemplo, es bueno que sintamos temor de hacer algo que desagrade a Jehová (Sal. 111:10). Si Adán y Eva hubieran tenido este tipo de temor, no se habrían rebelado contra él. Pero cuando lo hicieron “se les abrieron los ojos”, es decir, comprendieron con claridad que eran pecadores. Les transmitirían a sus descendientes el pecado y la muerte. Como vieron o entendieron la situación en la que se encontraban, les dio vergüenza estar desnudos y se taparon (Gén. 3:7, 21).
Según 1 Pedro 3:21, ¿por qué no debemos tener terror a la muerte? y ¿Qué razones tenemos para amar a Jehová?
Es bueno que sintamos temor de desagradar a Jehová. Lo que no debemos tener es terror a la muerte. ¿Por qué no? Porque Dios nos ha dado el medio para vivir para siempre. Si cometemos un pecado pero nos arrepentimos de corazón, él nos perdonará por nuestra fe en el sacrificio de su Hijo. Una de las principales formas de demostrar esa fe es dedicándole nuestra vida y bautizándonos (lea 1 Pedro 3:21).
Tenemos muchas razones para amar a Jehová. Además de suministrarnos cosas buenas todos los días, nos enseña la verdad sobre él y su propósito (Juan 8:31, 32). Nos ha dado la congregación cristiana para guiarnos y apoyarnos. Nos ayuda con los problemas que nos cargan en la actualidad y nos ofrece la esperanza de vivir para siempre en condiciones perfectas en el futuro (Sal. 68:19; Rev. 21:3, 4). Cuando meditamos en todo lo que ya ha hecho para demostrarnos su amor, llegamos a quererlo tanto que tememos herirlo. Ese es el tipo de temor que debemos tener.
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