TEXTO DIARIO, De hoy Jueves 1 de julio del 2021
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
jueves 1 de julio del 2021
Háganle saber a Dios sus peticiones (Filip. 4:6).
Una causa de preocupación puede ser que alguien nos hable o nos trate mal, sobre todo si es un buen amigo o un familiar. El ejemplo de Ana puede ayudarnos, pues la segunda esposa de su marido se burlaba de ella (1 Sam. 1:12). Como Ana, nosotros también podemos hablarle largo y tendido a Jehová de nuestras preocupaciones y nuestros temores. Las oraciones no tienen que ser poéticas ni tener una estructura perfecta. Puede que hasta nos expresemos con amargura y sollocemos. Pero Jehová nunca se cansará de escucharnos. Además de hablarle sobre nuestras dificultades, debemos recordar los consejos que hallamos en Filipenses 4:6, 7. Allí, el apóstol Pablo dijo específicamente que debemos darle gracias a Dios al orar. Tenemos muchísimos motivos para hacerlo, entre ellos el regalo de la vida, sus creaciones, su amor leal y la maravillosa esperanza que nos ha dado. w20.02 21 párrs. 3, 6
¿Qué cosas pueden causarnos preocupación, y qué efecto puede tener esto en nosotros?
¿hemos sentido alguna vez que nos invadía la preocupación?* Tal vez el motivo fue que alguien dijo o hizo algo que nos dolió. O puede que lo que nos atormente sea lo que nosotros hemos dicho o hecho. Quizás cometimos un pecado y nos preocupa que Jehová no nos perdone jamás. Además, tal vez pensemos que nos sentimos así porque no tenemos fe, porque somos malas personas. Pero ¿es cierto eso?
¿Qué ejemplos de la Biblia muestran que sentir preocupación no significa que nos falte fe?
Veamos algunos ejemplos de la Biblia. Ana, que llegó a ser la madre del profeta Samuel, tenía mucha fe. Aun así, se sentía muy angustiada debido al maltrato que sufría de parte de un miembro de su casa (1 Sam. 1:7). El apóstol Pablo también tenía una fe sólida, pero “la preocupación por todas las congregaciones” lo abrumaba (2 Cor. 11:28). El rey David tenía una fe tan fuerte que Jehová sentía un cariño especial por él (Hech. 13:22). Pese a ello, cometió pecados que lo atormentaron (Sal. 38:4). A todos ellos Jehová los consoló y tranquilizó. Analicemos lo que aprendemos de su ejemplo.
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