TEXTO DIARIO, De hoy Jueves 20 de mayo del 2021
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
Jueves 20 de mayo del 2021
Soy de genio apacible y humilde de corazón (Mat. 11:29).
Preguntémonos: “¿Se me conoce como una persona apacible y humilde? ¿Estoy dispuesto a hacer tareas de poca importancia para servir a los demás? ¿Trato a la gente con amabilidad?”. Jesús creó un entorno pacífico y acogedor para sus seguidores, y disfrutó capacitándolos (Luc. 10:1, 19-21). Los animó a hacerle preguntas y se interesó en conocer su opinión (Mat. 16:13-16). Las plantas que se cultivan en un invernadero florecen y dan fruto. De modo parecido, en el entorno que creó Jesús, sus discípulos aprendieron las lecciones que les enseñó y produjeron buenas obras. Si tenemos cierta autoridad, preguntémonos: “¿Qué clase de entorno creo en el trabajo o en el hogar? ¿Fomento la paz? ¿Animo a los demás a hacerme preguntas? Y ¿me intereso por conocer su opinión?”. Nunca nos parezcamos a los fariseos, que se molestaban con los que les hacían preguntas y perseguían a los que daban una opinión contraria a la suya (Mar. 3:1-6; Juan 9:29-34). w19.09 20 párr. 1; 21 párr. 9; 23.
¿Por qué es la carga que Jesús nos invita a llevar distinta de otras cargas que debemos soportar?
La carga que Jesús nos invita a llevar es distinta de otras cargas que debemos soportar. Por ejemplo, al final de una jornada laboral, muchos no solo nos sentimos agotados, sino también insatisfechos. En cambio, el servicio a Jehová y a Cristo nos produce una profunda satisfacción. Puede que después de trabajar todo un día nos sintamos muy cansados y tengamos que empujarnos para ir a la reunión. Pero ¿verdad que volvemos a casa reconfortados y con energías? Lo mismo ocurre cuando hacemos el esfuerzo de salir a predicar o de tener nuestro estudio personal. La recompensa que recibimos hace que valga la pena el esfuerzo que realizamos.
¿Qué debemos reconocer, y en qué debemos pensar con cuidado?
Debemos ser realistas y reconocer que nuestras energías tienen un límite. Así que debemos pensar con cuidado en qué las gastamos. Por ejemplo, podríamos desperdiciarlas tratando de acumular cosas materiales. Veamos lo que Jesús le dijo a un joven rico que le preguntó qué debía hacer para heredar la vida eterna. El joven respetaba la Ley y seguro que era una buena persona, porque el Evangelio de Marcos dice específicamente que Jesús sintió cariño por él. Así que le hizo esta invitación: “Ve, vende las cosas que tienes, […] y ven, sé mi seguidor”. A este joven no le resultó fácil tomar una decisión, pero por lo visto su deseo de seguir a Jesús no era tan intenso como para dejar sus “muchas posesiones” (Mar. 10:17-22). Como consecuencia, rechazó el yugo que le ofreció Jesús y siguió siendo esclavo de “las Riquezas” (Mat. 6:24). ¿Qué decisión habríamos tomado nosotros?
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