TEXTO DIARIO, De hoy Martes 16 de noviembre del 2021
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Martes 16 de noviembre del 2021
Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta nada de nosotros con respeto (3 Juan 9).
En el siglo primero, Diótrefes envidiaba a los que dirigían la congregación cristiana. Quería “ser el primero” entre los hermanos, así que difundió comentarios malintencionados para desacreditar al apóstol Juan y a otros superintendentes (3 Juan 10). Aunque no lleguemos a comportarnos como él, podemos empezar a sentir envidia de un hermano que recibe una asignación que nosotros deseábamos, sobre todo si nos parece que podemos realizarla tan bien como él. La envidia es como una planta venenosa. Una vez que echa raíces en el corazón, es difícil acabar con ella. Se alimenta de otras emociones negativas, como los celos, el orgullo y el egoísmo. La envidia puede impedir que crezcan las buenas cualidades, como el amor, la compasión y la amabilidad. Tenemos que arrancarla del corazón tan pronto como empiece a brotar. w20.02 15 párrs. 6, 7
¿Qué tenemos que hacer con la envidia?
La paz no puede sobrevivir donde se permite que anide la envidia. Tenemos que arrancar ese sentimiento dañino de nuestro corazón y no engendrarlo en el de los demás. Debemos hacer estas dos cosas importantes a fin de obedecer el mandato de Jehová de seguir “buscando las cosas que fomentan la paz y las cosas que nos edifican unos a otros” (Rom. 14:19). ¿Qué podemos hacer concretamente para ayudar a los demás a luchar contra la envidia, y cómo podemos fomentar la paz?
¿Cómo podemos ayudar a los demás a luchar contra la envidia?
Nuestra actitud y nuestras acciones tienen una enorme influencia en los demás. El mundo quiere que hagamos “ostentación de las cosas” que tenemos (1 Juan 2:16). Pero eso provoca envidia. ¿Cómo evitaremos despertarla en los demás? Una manera es no hablando en todo momento de lo que tenemos o de lo que pensamos comprar. Otra es siendo modestos y no presumiendo de las responsabilidades que tenemos en la congregación. Hablar constantemente de ellas prepara el terreno para la envidia. En cambio, cuando nos interesamos en los demás y reconocemos las cosas buenas que hacen, los ayudamos a sentirse satisfechos y fomentamos la paz y la unidad en la congregación.
¿Qué lograron hacer los hermanos de José, y por qué?
Podemos ganar la batalla contra la envidia. Volvamos al caso de los hermanos de José. Años después de lo que le hicieron a su hermano, se encontraron con él en Egipto. Sin embargo, José no les reveló de inmediato quién era, sino que los puso a prueba para ver si habían cambiado. Organizó una comida para todos ellos, pero ordenó que le dieran a Benjamín, su hermano menor, raciones mayores que a los demás (Gén. 43:33, 34). No obstante, no hay ninguna prueba de que sus hermanos sintieran envidia. Al contrario, mostraron auténtico interés en Benjamín y en su padre, Jacob (Gén. 44:30-34). Los hermanos de José vencieron la envidia, y por eso lograron que la paz volviera a reinar en la familia (Gén. 45:4, 15). Del mismo modo, si arrancamos de raíz cualquier inclinación hacia la envidia, contribuiremos a que haya paz en nuestra familia y en la congregación.
De acuerdo con Santiago 3:17, 18, ¿Qué ocurrirá si contribuimos a que haya un ambiente pacífico?
Jehová desea que luchemos contra la envidia y fomentemos la paz. Para lograrlo, debemos esforzarnos mucho, pues, como hemos visto en este artículo, tenemos la tendencia a sentir envidia (Sant. 4:5). Además, vivimos en un mundo en el que se fomenta este sentimiento dañino. Pero, si cultivamos humildad y agradecimiento, y nos sentimos satisfechos con lo que tenemos, no dejaremos lugar para la envidia. Al contrario, contribuiremos a que haya un ambiente pacífico y cultivaremos las buenas cualidades que hemos analizado en este artículo (lea Santiago 3:17, 18).
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