TEXTO DIARIO, De hoy Martes 17 de noviembre 2020
Examinando las Escrituras diariamente 2020
Martes 17 de noviembre 2020
Se levantó Judas el galileo, y atrajo gente en pos de sí (Hech. 5:37).
Los romanos ejecutaron a Judas. Además de él y otros extremistas, los judíos en general estaban deseando que llegara el Mesías, pues esperaban que fuera un líder político que los liberara del yugo de Roma y devolviera el esplendor a la nación judía (Luc. 2:38; 3:15). Muchos creían que el Mesías fundaría un reino terrestre en Israel. Cuando eso ocurriera, los millones de judíos que vivían dispersados por otros lugares regresarían a su patria. De hecho, Juan el Bautista le preguntó una vez a Jesús: “¿Eres tú Aquel Que Viene, o hemos de esperar a uno diferente?” (Mat. 11:2, 3). Es posible que él quisiera saber si sería otra persona la que hiciera realidad los sueños de los judíos. Tras la resurrección de Jesús, dos discípulos se lo encontraron de camino a Emaús y le dijeron que el Mesías no había hecho lo que ellos esperaban (Luc. 24:21). Y, poco después, los apóstoles le preguntaron a Jesús: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6). w18.06 4 párrs. 3, 4.
¿Por qué querían los galileos que Jesús fuera su rey? y ¿Cómo los corrigió Jesús?
Sin duda, aquellas expectativas sobre el Mesías contribuyeron a que los galileos quisieran que Jesús fuera su rey. Seguro que lo veían como el gobernante perfecto: era un orador extraordinario y tenía poder para curar a los enfermos y hasta alimentar a los hambrientos. Después de dar de comer a unos cinco mil hombres, se dio cuenta de que “estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey”, así que “se retiró otra vez a la montaña, él solo” (Juan 6:10-15). Al día siguiente, al otro lado del mar de Galilea, es posible que el entusiasmo se hubiera enfriado hasta cierto punto. Entonces, Jesús le explicó a la multitud que él había venido a la Tierra para ayudarlos en sentido espiritual, no material. Les dijo: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna” (Juan 6:25-27).
¿Cómo dejó claro Jesús que no buscaba poder político en la Tierra?.
Poco antes de morir, Jesús se dio cuenta de que algunos de sus seguidores esperaban que fundara un reino terrestre con su sede en Jerusalén. Para ayudarlos a entender que él no iba a hacer eso, les contó la parábola de las minas. En ella, se comparó a un “hombre de noble nacimiento” que tendría que irse durante mucho tiempo (Luc. 19:11-13, 15). En otra ocasión, Jesús también les explicó su postura neutral a las autoridades romanas. El gobernador Poncio Pilato le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” (Juan 18:33). Mientras estuvo en el cargo, una de las grandes preocupaciones de Pilato fueron las sublevaciones políticas. Así que quizás tenía miedo de que Jesús ocasionara una rebelión. Pero Jesús le respondió: “Mi reino no es parte de este mundo” (Juan 18:36). Él no se iba a meter en política, pues su Reino sería un gobierno celestial. Además, le aclaró que su labor en la Tierra era “dar testimonio acerca de la verdad” (lea Juan 18:37).
¿Por qué puede ser difícil no apoyar en el corazón los movimientos independentistas?
Jesús tenía muy claro qué obra debía hacer. Si nosotros también tenemos claro qué obra debemos hacer, no apoyaremos los movimientos políticos independentistas, ni siquiera en el corazón. Esto puede resultarnos difícil. Un superintendente viajante indica: “La gente en nuestra zona es cada vez más radical. Predomina un espíritu nacionalista, y muchos dan por sentado que la independencia política mejorará sus vidas. Afortunadamente, los hermanos han protegido su unidad cristiana al concentrarse en predicar las buenas nuevas del Reino. Confían en que Dios resolverá la injusticia y los demás problemas que afrontamos”.
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