TESOROS DE LA BIBLIA: 10-16 Mayo 2021, “Cumplamos nuestros votos”, Discurso.

“Cumplamos nuestros votos” (10 mins.)

La palabra de un cristiano siempre debe cumplirse. Si decimos que haremos algo, así debe de ser. No obstante, hay contextos y contextos, y palabras y tipos de palabras.

No es lo mismo decirle a un hermano, “a ver cuándo salimos a comer un día”. Esta frase puede demorarse en el tiempo hasta que ambos coincidan y tengan libre el momento que necesitan para hacer esto. A decir, “esta semana estás invitado a comer a mi casa”.

En este caso, ya es una obligación cercana, y debemos cumplir con nuestra palabra. No obstante, pueden haber imprevistos de última hora, a todos nos ha pasado y así nos obliga este sistema en el que vivimos. A veces ocurren circunstancias ajenas a nuestro control que nos hace llamar al hermano y decirle: “lo siento mucho, me ha surgido algo en el trabajo o uno de mis hijos se ha puesto enfermo y no podemos, lo aplazamos para la próxima semana”.

Claro, un cristiano tiene que cumplir con su palabra, aunque algunas veces no podamos en ese momento determinado por ciertas circunstancias. Por eso decimos, que hay palabras y palabras, contextos y contextos, y situaciones y situaciones.




Es muy diferente cuando hacemos un voto sagrado. Es voluntario, sí, pero es sagrado. De hecho, este mismo carácter voluntario que nos ha impulsado a hacer este voto deriva su solemne cumplimiento. En los votos matrimoniales, no aplica el ejemplo que pusimos anteriormente de: “lo dejamos para la próxima semana porque mi hijo está malo” o el “lo dejamos para mañana porque se me han complicado las cosas en el trabajo”.

A nuestro esposo, o esposa cuando le decimos y hacemos nuestros votos, aplica en todo momento, a toda palabra, a todo contexto y a toda situación. Esto no es, “te amaré en todo momento pero si coges un resfriado no te me acerques que me lo pegarás”.

En nuestros votos ponemos a nuestro cónyuge por delante de todo, menos de Dios y nuestro servicio a él. Si las cosas se nos complican en el trabajo, tendremos que resolverlo porque no es excusa para no cumplir con nuestro voto a nuestro cónyuge.

Son votos voluntarios, pero una vez que se hacen, son obligatorios. Sino, no haberlos hecho. Si no puedes o no estás preparado para cuidar de tu cónyuge en todo momento, no te cases, hazlo por respeto a tu futuro esposo o esposa y por respeto a la unión sagrada del matrimonio que ha constituido Jehová. Si no puedes honrar en todo momento el regalo del matrimonio que ha dado Dios, no estás listo para casarte.

Los israelitas conocían de la solemnidad de estos votos que hacían. Leamos Números 30:2. Dice: “Si un hombre le hace un voto a Jehová o se compromete con un juramento a cumplir un voto de abstinencia, no debe romper su palabra. Debe hacer todo lo que prometió”

Según el texto leído vemos que una vez se hacía un voto a Jehová, esa persona estaba obligado por ley divina a cumplirlo. A cumplirlo en todo momento de sus vidas. Ese voto, tal como se decía, lo “ataba sobre su alma”. ¿Qué quiere decir esto? Que su mismísima vida constituye la garantía para el cumplimiento de su palabra. La vida está en juego.

Entonces debemos preguntarnos ¿Vemos nuestra vida en juego cuando hacemos un voto? ¿O simplemente lo vemos como un momento especial a recordar? Que sí, lo es. El momento es especial para recordar, pero las palabras que dijimos son obligatorias en todo momento, siempre y cuando, aquello que hayamos dicho, no vaya en contra de la voluntad de Jehová, de los principios bíblicos o de los principios de autoridad que Jehová ha establecido.

En las Escrituras se tenía sumo cuidado cuando se hacía un voto y se analizaba con rigor todas las obligaciones que supondría. A lo largo de nuestra vida como cristianos, posiblemente haremos dos votos totalmente voluntarios. El primero de ellos, es nuestro voto de dedicación de nuestra vida a Dios materializado por el bautismo. Es voluntario, nosotros hemos decidido hacer los cambios oportunos para dedicar nuestras vidas a Jehová, y sabemos que no hay vuelta atrás.

De hecho, el romper este voto puede significar perder la vida si no nos arrepentimos y volvemos a acercarnos a Dios. Es un voto, que hicimos en un momento muy especial y lo recordamos como tal, pero que cuyas palabras que hicimos públicas las portamos todos los días con nuestro servicio fiel y leal en nuestra adoración pura a Jehová.

No solamente porque estudiemos de la Biblia, o porque nos reunamos con nuestros hermanos o prediquemos. Sino también porque este voto significó hacer y seguir haciendo cambios importantes en nuestra vida para vestirnos de la nueva personalidad cristiana y seguir manteniéndola. Leamos Números 30:3,4. Dice así: ”Y, si una mujer le hace un voto a Jehová o se compromete a cumplir un voto de abstinencia cuando es joven y vive en la casa de su padre,  y su padre se entera de su voto o del voto de abstinencia que ella se ha comprometido a cumplir pero él no dice nada, todos sus votos seguirán en pie, y todo voto de abstinencia que ella se haya comprometido a cumplir seguirá en pie.”

Nuestro voto de dedicación a Jehová tiene una parte de carácter de abstinencia hacia ciertas cosas que la Biblia condena y que puede que antes practicábamos. Nos pudimos bautizar porque hicimos estos cambios en nuestras vidas, hemos dejado atrás cosas que la Biblia prohíbe.

Hicimos un juramento a Jehová de vivir rectos según sus normas divinas y sus altos estándares morales en comparación con la sociedad actual. No será fácil, pero lo hemos hecho, porque es nuestro deseo. Es un pacto que hemos hecho con Dios y que nunca romperemos, hemos dado la vida como garantía del cumplimiento de este juramento.

¿Cuál es el segundo voto que muchos cristianos pueden llegar a hacer en algún momento en sus vidas? Los votos matrimoniales. ¿Es menos importante este voto que el anterior? No. De hecho, si incumplimos éste, también estaríamos rompiendo nuestro voto de dedicación al comportarnos de forma no cristiana. Vamos a leer Números 30:6-9. “Sin embargo, si ella se casa después de haber hecho un voto o de haberse comprometido precipitadamente a cumplir una promesa y su esposo se entera pero no dice nada el día que se entera, sus votos o los votos de abstinencia que ella se comprometió a cumplir seguirán en pie. Pero, si su esposo le prohíbe cumplirlos el día que se entera, él puede anular el voto o la promesa que ella se comprometió a cumplir precipitadamente, y Jehová la perdonará.  Pero, si una viuda o una divorciada hace un voto, estará obligada a hacer todo lo que se haya comprometido a cumplir.”

Como hemos leído en Números, el esposo si se lo prohíbe el día que se entera, podía anularlo. Esto no es igual hoy día, porque los votos que hacemos y de los que hemos hablado, la dedicación de nuestra vida a Dios y la dedicación de nuestra vida a nuestro cónyuge, son votos individuales, así los ve Jehová.

Cada uno, hemos decido, que es lo que deseábamos y han sido dos decisiones muy importantes que nos ha llevado mucho tiempo meditarlas y prepararnos para poder hacer estos votos. Hoy día el esposo no tiene autoridad para anular un voto de su esposa, salvo que esté en conflicto con la Palabra de Dios o con sus deberes de esposa o sobre el principio de autoridad.

Que en dicho caso, también se estaría rompiendo el voto individual que todos como cristianos dedicados a Jehová hemos hecho. Por tanto, hemos visto la gran importancia que tienen nuestros votos. Todos son igual de importantes y debemos de cumplirlos. En la imagen vemos como la hermana de la izquierda ora a Dios posiblemente en relación a su voto de dedicación de su vida a Jehová con el bautismo.

Y a la derecha, vemos el voto voluntario que ha hecho cada uno de los cónyuges por medio del cuál se han comprometido, ambos, a poner a Jehová en primer lugar en sus vidas para que guié su matrimonio en el cual se cuidarán y se respetarán entre ellos en todo momento.

Si estamos casados, debemos cumplir el voto matrimonial que hemos hecho con nuestro cónyuge de la misma manera que mantenemos el voto a Jehová con nuestra adoración pura. Si tratamos la mitad de los días mal a nuestro cónyuge, estamos rompiendo este voto. Situaciones malas siempre habrán en el matrimonio, pero éstas son puntuales, y la clave para superarlas es cumplir con el voto que hicimos inicialmente, siendo una sola carne como dice la Biblia y una triple cuerda con Jehová.

Es momento de reflexionar. Si estamos casados, reflexionemos en ambos votos ¿los estoy cumpliendo día a día? ¿se refleja en mis palabras y comportamiento? Si nos pensamos casar, ¿nos vemos capaces de honrar la sagrada institución del matrimonio que nos ha regalado Jehová? Si estamos solteros y no pensamos casarnos, ¿estamos también cumpliendo nuestro voto de dedicar nuestra vida al servicio de Dios? ¿Estamos todos los cristianos bautizados cumpliendo con este voto? Y si no somos bautizados, pero queremos dar el paso y hacer este voto voluntario, ¿estoy haciendo los cambios oportunos para poder cumplir con estas palabras públicas que le diré a Jehová?

Por eso Queridos Hermanos, todos tenemos que reflexionar en los votos que hacemos, jóvenes, mayores, hermanos y hermanas con responsabilidades, hermanos y hermanas que lleven la delantera. Por mucho conocimiento y experiencia que tengamos, nadie queda libre ni tiene más flexibilidad sobre sus votos porque lo haya demostrado antes. El antes no importa, hemos de demostrarlo ahora. Y todo cristiano debe tener muy presente sus votos y cumplirlos.

Por toolsjw

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