TEXTO DIARIO, De hoy Jueves 11 de marzo del 2021.
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
Jueves 11 de marzo del 2021
Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más (Filip. 1:9).
Cuando el apóstol Pablo, Silas, Lucas y Timoteo llegaron a la colonia romana de Filipos, encontraron a mucha gente interesada en escuchar el mensaje del Reino. Estos cuatro cristianos entusiastas contribuyeron a que se formara una congregación en la ciudad. Todos los discípulos empezaron a reunirse, probablemente en la casa de una cristiana hospitalaria llamada Lidia (Hech. 16:40). Aquella joven congregación se enfrentó enseguida a dificultades. Satanás incitó a los enemigos de la verdad a oponerse con crueldad a la predicación de aquellos cuatro leales cristianos. Las autoridades detuvieron a Pablo y Silas, los golpearon con varas y los encarcelaron. Al día siguiente, los sacaron de la prisión. ¿Qué hicieron ellos una vez libres? Visitaron a los nuevos discípulos y les dieron ánimo. Luego, ellos y Timoteo se fueron de la ciudad, mientras que al parecer Lucas se quedó en ella. ¿Cómo reaccionaron los nuevos discípulos? Con la ayuda del espíritu santo, continuaron sirviendo a Jehová (Filip. 2:12). Pablo tenía motivos para sentirse orgulloso de ellos. w19.08 8 párrs. 1, 2.
QUE NUESTRO AMOR SEA ABUNDANTE
Según 1 Juan 4:9, 10, ¿cómo ha demostrado Jehová el amor que nos tiene? y ¿Cuánto debemos amar a Dios?
Jehová demostró el gran amor que nos tiene enviando a su Hijo a la Tierra a morir por nuestros pecados (lea 1 Juan 4:9, 10). Este amor desinteresado nos motiva a amarlo (Rom. 5:8). ¿Cuánto debemos amar a Dios? Jesús respondió esta pregunta cuando le dijo a un fariseo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mat. 22:36, 37). No queremos tenerle un amor a medias. Queremos que nuestro amor por él sea cada día más fuerte. Pablo les dijo a los filipenses que su amor debía ser más y más abundante. ¿Qué podemos hacer para fortalecer el amor que sentimos por Dios?
¿Qué debemos hacer para que nuestro amor a Dios se haga más fuerte?
Para amar a Dios, necesitamos conocerlo. La Biblia dice: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8). El apóstol Pablo indicó que nuestro amor se fortalece cuando tenemos “conocimiento exacto” de Jehová y “pleno discernimiento” de cómo ve los asuntos (Filip. 1:9). Cuando empezamos a estudiar la Biblia, aprendimos algunas cosas sobre Dios, y ese conocimiento nos hizo sentir amor por él. Pero nuestro amor se fue haciendo más intenso al aprender más sobre él y sobre sus maravillosas cualidades. Con razón, estudiar con regularidad la Palabra de Dios y meditar en ella es tan importante para nosotros (Filip. 2:16).
Según 1 Juan 4:11, 20, 21, ¿a quiénes debemos amar también para que abunde nuestro amor?
El gran amor que Dios nos tiene nos motivará a amar a los hermanos (lea 1 Juan 4:11, 20, 21). Quizás pensemos que ese amor surgirá de manera natural. Al fin y al cabo, servimos a Jehová y tratamos de copiar sus cualidades. Además, seguimos el ejemplo de Jesús, que nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Pero lo cierto es que a veces nos cuesta obedecer el mandato de amarnos unos a otros. Veamos lo que ocurrió en la congregación de Filipos.
¿Qué lecciones aprendemos del consejo de Pablo a Evodia y Síntique?
Evodia y Síntique eran dos entusiastas hermanas que habían servido “lado a lado” con el apóstol Pablo. Pero tal vez dejaron que las diferencias personales las separaran. Pablo las mencionó por nombre en su carta y les dio consejo directo. Les dijo que tenían que ser “de la misma mente” (Filip. 4:2, 3). El apóstol también vio necesario decir a la entera congregación: “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y discusiones” (Filip. 2:14). No cabe duda de que estos consejos directos contribuyeron a fortalecer el amor que se tenían tanto estas leales hermanas como el resto de la congregación.
Durante la limpieza del Salón del Reino, un hermano se molesta con otro porque deja de limpiar para hablar con un hermano y su hijo; más tarde, observa que el mismo hermano ayuda a una hermana mayor
¿Qué puede hacer muy difícil que amemos a los hermanos, y cómo podemos superar este obstáculo?
Como les ocurrió a Evodia y Síntique, la inclinación a centrarnos en las faltas de los hermanos puede hacer muy difícil que los amemos. Todos cometemos errores a diario. Si nos concentramos en las imperfecciones de los demás, se enfriará el amor que les tenemos. Pongamos un ejemplo. Un hermano se olvida de ayudarnos a limpiar el Salón del Reino, así que nos molestamos con él. Pero, si empezamos a recordar todos sus demás errores, aumenta nuestra irritación y disminuye nuestro amor. ¿Nos encontramos en una situación como esta? Entonces, recordemos que Jehová ve tanto nuestras imperfecciones como las de nuestro hermano, y pese a ello nos sigue amando a todos. Por tal razón, debemos imitar su amor y fijarnos en lo bueno que hacen los demás. Cuando nos esforzamos por amar a los hermanos, nos sentimos más unidos a ellos (Filip. 2:1, 2).
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