Examinando las Escrituras diariamente 2020
Jueves 22 de octubre 2020
El ángel le dijo a ella: “Buenos días, altamente favorecida, Jehová está contigo” (Luc. 1:28).
¿Le mostró Jehová reconocimiento a María por cuidar y criar a su Hijo fielmente? Sí. Para empezar, hizo que sus hechos y sus palabras aparecieran en la Biblia. Por lo visto, ella no pudo viajar con Jesús durante los tres años y medio que duró su ministerio. ¿Tuvo que quedarse en Nazaret porque era viuda? Puede ser. Así que no pudo disfrutar de muchas bendiciones que tuvieron otras personas. Pero sí estuvo con Jesús cuando este murió (Juan 19:26). Además, estaba con los discípulos en Jerusalén los días anteriores al Pentecostés del año 33, cuando se derramó el espíritu santo (Hech. 1:13, 14). Seguramente fue ungida junto con los demás. En tal caso, recibió la oportunidad de estar en el cielo con Jesús por toda la eternidad. ¡Qué maravillosa recompensa por su servicio fiel! w18.07 9 párr. 11; 10 párr. 14.
¿Qué reconocimiento recibió Jesús cuando nació y cuando fue llevado al templo?
Cuando llegó el momento de que su Hijo naciera en la Tierra, Jehová eligió a una humilde virgen llamada María para que lo diera a luz. Ella vivía en Nazaret, una ciudad sin importancia que estaba muy lejos de Jerusalén y de su hermoso templo (lea Lucas 1:26-33). ¿Por qué la escogió a ella? El ángel Gabriel le dijo que había hallado “favor con Dios”. María mostró que era una mujer muy espiritual cuando conversó poco después con su pariente Elisabet (Luc. 1:46-55). En efecto, Jehová había observado a María y por su fidelidad le concedió este honor inesperado.
Una vez que Jesús nació, Jehová no les reveló su nacimiento a los importantes funcionarios o gobernantes de Jerusalén y Belén. Más bien, envió a unos ángeles para que se lo comunicaran a unos humildes pastores que cuidaban de sus ovejas a las afueras de Belén (Luc. 2:8-14). Los pastores visitaron al recién nacido (Luc. 2:15-17). Seguro que a María y a José les agradó mucho ver que Jesús recibía ese tipo de honra. Pensemos en la gran diferencia que hay entre cómo actúa Jehová y cómo actúa el Diablo. Cuando este envió a unos astrólogos para que visitaran a Jesús y a sus padres, las noticias del nacimiento causaron una gran conmoción en todo Jerusalén (Mat. 2:3). El que toda la gente de la ciudad se enterara del nacimiento de Jesús terminó resultando en la muerte de muchos niños inocentes (Mat. 2:16).
Cuarenta días después de que Jesús nació, María debía presentarle una ofrenda a Jehová en el templo de Jerusalén, que estaba a unos nueve kilómetros (seis millas) de Belén (Luc. 2:22-24). Durante el viaje con José y Jesús, puede que María se preguntara si el sacerdote honraría de algún modo especial a Jesús por lo que haría en el futuro. Lo cierto es que Jesús recibió reconocimiento, pero no como María quizás esperaba. Jehová usó a un hombre “justo y reverente” llamado Simeón y a una profetisa viuda de 84 años llamada Ana para anunciar que Jesús sería el Cristo, el Mesías prometido (Luc. 2:25-38).
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