TEXTO DIARIO, De hoy Lunes 14 de diciembre del 2020
Examinando las Escrituras diariamente 2020
Lunes 14 de diciembre del 2020
Vendió todas las cosas que tenía, y la compró (Mat. 13:46).
Para mostrar lo valiosa que es la verdad del Reino de Dios para quienes la hallan, Jesús habló de un comerciante que viajaba buscando perlas. Cuando encontró una de gran valor, enseguida “vendió todas las cosas que tenía” para comprarla (Mat. 13:45, 46). De manera parecida, la verdad del Reino de Dios y las demás enseñanzas de la Biblia son tan valiosas para nosotros que enseguida hacemos los sacrificios que sean necesarios para obtenerlas. Mientras sigamos valorándolas, nunca las venderemos (Prov. 23:23). Por desgracia, algunos siervos de Dios han dejado de valorar la verdad y hasta la han vendido. Jamás hagamos eso. Más bien, sigamos el mandato bíblico de continuar “andando en la verdad” (3 Juan 2-4). Esto implica darle prioridad en la vida y comportarnos en armonía con ella. w18.11 9 párr. 3.
POR QUÉ Y CÓMO HAN VENDIDO ALGUNOS LA VERDAD
En el siglo primero, ¿por qué motivo vendieron algunos la verdad?
En el siglo primero, hubo algunos que al principio aceptaron las enseñanzas de Jesús pero luego dejaron de andar en la verdad. Por ejemplo, en cierta ocasión, Jesús hizo un milagro para alimentar a una multitud que lo seguía. Más tarde, la gente cruzó con él a la otra orilla del mar de Galilea. Pero allí Jesús les dijo algo que los dejó perplejos: “A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes”. En vez de pedirle que les explicara sus palabras, dijeron: “Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?”. Como resultado, “muchos de sus discípulos se fueron a las cosas de atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:53-66).
¿Por qué han decidido algunos hoy día dejar la verdad? b) ¿Cómo han ido otros alejándose de la verdad?
Por desgracia, hoy día ha habido quienes han dejado la verdad. Algunos han tropezado por alguna aclaración de un pasaje de la Biblia o por algo que hizo o dijo un hermano conocido. Otros se han ofendido porque recibieron algún consejo bíblico o tuvieron un choque de personalidad con un hermano. Y otros quizás se han puesto de parte de apóstatas o de personas que se oponen a nuestras creencias. Sea por un motivo u otro, han decidido “alejarse” de Jehová y de la congregación (Heb. 3:12-14). Habría sido mucho mejor que hubieran mantenido la fe y la confianza en Jesús, como hizo el apóstol Pedro. Cuando Jesús les preguntó a los apóstoles si querían irse, Pedro le contestó de inmediato: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna” (Juan 6:67-69).
En cambio, otros han dejado la verdad poco a poco, puede que incluso sin darse cuenta de ello. La Biblia los compara a un barco que va “a la deriva” y se aleja lentamente de la orilla (Heb. 2:1). Por lo general, no tenían la intención de dejar la verdad, pero permitieron que su relación con Jehová se fuera debilitando hasta que al final la perdieron. ¿Cómo podemos evitar que nos suceda algo tan lamentable?
QUÉ NOS AYUDARÁ A NO VENDER LA VERDAD
¿Qué nos ayudará a no vender nunca la verdad?
Para andar en la verdad, tenemos que aceptar y obedecer todo lo que Jehová nos enseña. Debemos darle a la verdad prioridad en nuestra vida y guiarnos por los principios bíblicos. En cierta ocasión, el rey David le dijo a Jehová con mucha seguridad: “Andaré en tu verdad” (Sal. 86:11). Como él, tenemos que estar decididos a seguir andando en la verdad de Dios. Si no lo estamos, podríamos empezar a pensar en lo que pagamos para comprar la verdad e incluso sentir el deseo de recuperar parte de ese precio. Pero eso es algo que nunca deberíamos hacer. Sabemos que no podemos elegir qué enseñanzas aceptamos y cuáles no, pues tenemos que andar en “toda la verdad” (Juan 16:13). En el artículo anterior, hablamos de cinco cosas a las que tal vez tuvimos que renunciar con el fin de aprender la verdad y ponerla en práctica. Veamos cómo asegurarnos de no volver a ninguna de esas cosas (Mat. 6:19).
¿Cómo podríamos alejarnos de la verdad sin darnos cuenta? Dé un ejemplo.
Tiempo. Para no alejarnos de la verdad sin darnos cuenta, debemos usar bien nuestro tiempo. Si no tenemos cuidado, podríamos empezar a dedicar demasiadas horas al entretenimiento, las aficiones, Internet o la televisión. Aunque estas cosas no son malas en sí, pueden robarnos el tiempo que antes usábamos para el estudio personal y otras actividades espirituales. Veamos lo que le pasó a una hermana llamada Emma.* Desde que era niña, le encantaba montar a caballo. Lo hacía cada vez que tenía oportunidad. Pero llegó a sentirse incómoda con el tiempo que le dedicaba, así que decidió hacer algunos cambios. También la animó la historia de Cory Wells, que hacía acrobacias a caballo en espectáculos de rodeo.* Hoy día, Emma pasa más tiempo en las actividades espirituales y con sus amigos y familiares cristianos. Se siente más cerca de Jehová y está en paz consigo misma porque sabe que está aprovechando bien el tiempo.
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