Examinando las Escrituras diariamente 2020
Lunes 7 de septiembre del 2020
Repudiemos la impiedad y los deseos mundanos (Tito 2:12).
Veamos un ejemplo de cómo protegernos de la influencia de Satanás. Jehová nos ha enseñado que entre nosotros no deben mencionarse ni la inmoralidad sexual ni ninguna clase de impureza (Efes. 5:3). Pero ¿qué haremos si los compañeros de trabajo o de escuela empiezan a hablar de temas sucios? Puede que nuestra conciencia dé la voz de alarma (Rom. 2:15). ¿Cómo reaccionaremos? ¿Le prestaremos atención a este centinela y cerraremos las puertas, por decirlo así? Quizás nos veamos tentados a escuchar la conversación o a mirar las imágenes que estén enseñando. Pero lo que debemos hacer es cambiar de tema o irnos de allí. Se necesita valor para resistir la presión de los compañeros para que hagamos cosas malas o pensemos en ellas. Podemos estar seguros de que Jehová ve los esfuerzos que hacemos para rechazar las ideas de Satanás y de que nos dará las fuerzas y la sabiduría necesarias para lograrlo (2 Crón. 16:9; Is. 40:29; Sant. 1:5). w19.01 17, 18 párrs. 12, 13.
¿A qué tenemos que abrirle el corazón, y cómo lo hacemos?y ¿Cómo nos ayuda Proverbios 4:20-22 a aprovechar al máximo nuestra lectura de la Biblia?
Para proteger el corazón, no solo debemos cerrarles el paso a las malas influencias, sino también abrírselo a las positivas. Pensemos de nuevo en el ejemplo de la ciudad amurallada. El portero cerraba las puertas para impedir que entrara el enemigo. Pero en otros casos las abría para permitir la entrada de alimentos y otras provisiones. De no hacerlo, los habitantes morirían de hambre. De modo parecido, tenemos que abrir con regularidad nuestro corazón para que entren las enseñanzas de Jehová.
En la Biblia, encontramos los pensamientos de Dios. Por eso, siempre que la leemos, permitimos que estos influyan en nuestra manera de pensar, sentir y actuar. A fin de aprovechar al máximo nuestra lectura de la Biblia, debemos hacer dos cosas. En primer lugar, es imprescindible orar. Una hermana dice: “Antes de leer la Biblia, le pido a Jehová que me ayude a ver ‘las cosas maravillosas’ que contiene su Palabra” (Sal. 119:18). En segundo lugar, debemos meditar en lo que leemos. Cuando hacemos todo esto, la Palabra de Dios alcanza lo más profundo de nuestro corazón y llegamos a amar la forma de pensar de Jehová (lea Proverbios 4:20-22; Sal. 119:97).
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