Examinando las Escrituras diariamente 2020
Lunes 9 de noviembre del 2020
Aborrezcan lo que es inicuo; adhiéranse a lo que es bueno (Rom. 12:9).
La sabiduría de Jehová se ve en cómo nos trata. En lugar de darnos un sinnúmero de leyes, nos enseña con paciencia a seguir la ley del amor. Desea que nos guiemos por sus principios y que odiemos lo malo. Encontramos un buen ejemplo de esta manera de enseñar en el Sermón del Monte, donde Jesús habla de las cosas que nos pueden llevar a pecar (Mat. 5:27, 28). Como Rey del Reino de Dios, seguirá educándonos en el nuevo mundo para que veamos lo bueno y lo malo como él lo ve (Heb. 1:9). También nos ayudará a tener perfección física y mental. Imaginemos lo siguiente: no volveremos a sentir la tentación de pecar ni sufriremos las terribles consecuencias de la imperfección. Por fin tendremos “la gloriosa libertad” que Jehová nos prometió (Rom. 8:21). Por supuesto, nunca tendremos libertad absoluta. Solo seremos libres de verdad si imitamos a Dios (1 Juan 4:7, 8). w18.12 23 párrs. 19, 20.
JEHOVÁ TE DA VERDADERA LIBERTAD
¿Por qué debemos valorar la libertad y usarla bien?
Pablo escribió: “Dónde está el espíritu de Jehová, hay libertad” (2 Cor. 3:17). En efecto, Jehová ama la libertad, y nos hizo de tal manera que también la amemos. Pero, al mismo tiempo, quiere que la uses bien, pues eso te protege. Es posible que conozcas a jóvenes que ven pornografía, mantienen relaciones sexuales inmorales, practican deportes peligrosos, consumen drogas o abusan del alcohol. A lo mejor disfrutan de unos momentos de emoción o placer. Pero por lo general pagan un precio muy alto: se hacen adictos, se enferman o incluso mueren (Gál. 6:7, 8). Creen que son libres, pero se engañan a sí mismos (Tito 3:3).
¿Por qué se puede decir que obedecer a Jehová nos hace libres? y ¿Qué diferencia hay entre la libertad que Adán y Eva tenían al principio y la que tienen hoy día los seres humanos?
Por otro lado, obedecer a Jehová nos beneficia. Es bueno para nuestra salud y nos hace libres de verdad (Sal. 19:7-11). Es más, cuando usas bien tu libertad —es decir, dentro de los límites de las leyes y los principios perfectos de Dios—, les demuestras a Jehová y a tus padres que se te puede dar más libertad. De hecho, el propósito de Dios es darles a sus siervos fieles libertad perfecta, lo que la Biblia llama “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:21).
Eso es lo que Adán y Eva tenían al principio. ¿Cuántas cosas les prohibió Dios en el jardín de Edén? Solo una: comer de cierto árbol (Gén. 2:9, 17). ¿Te parece que era un mandato cruel o injusto? Claro que no. Qué diferente de la infinidad de leyes que los seres humanos crean y obligan a otros a obedecer.
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