TEXTO DIARIO, De hoy Sábado 24 de abril del 2021
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
Sábado 24 de abril del 2021
El mundo entero está bajo el poder del Maligno (1 Juan 5:19).
El Diablo controla este mundo y lo usa para manipular nuestros deseos y debilidades (Efes. 2:1-3). Quiere que lleguemos a amar otras cosas y no le demos a Jehová devoción exclusiva. Después de escribir sobre el fin del mundo de Satanás y sobre el nuevo mundo que vendrá, el apóstol Pedro dijo: “Amados, ya que están esperando estas cosas, hagan todo lo posible para que al final él los encuentre sin mancha, sin defectos y en paz” (2 Ped. 3:14). Cuando seguimos este consejo y hacemos todo lo posible por mantenernos limpios moral y espiritualmente, demostramos que le damos a Jehová devoción exclusiva. Satanás y su mundo seguirán tentándonos para que cambiemos nuestras prioridades (Luc. 4:13). Pero, sean cuales sean los problemas que afrontemos, no permitiremos que nada ni nadie ocupe el lugar de Jehová en nuestro corazón. Estamos resueltos a darle lo que solamente él merece: nuestra devoción exclusiva. w19.10 27 párr. 4; 31 párrs. 18, 19.
CUIDADO CON EL AMOR AL DINERO
¿Por qué debemos tener cuidado con llegar a amar el dinero?
Todos queremos tener suficiente comida, ropa adecuada y un lugar apropiado donde vivir. Pero debemos tener cuidado con llegar a amar el dinero. Hoy día, muchas personas son “amantes del dinero” y de lo que este puede comprar (2 Tim. 3:2). Jesús sabía que sus seguidores podrían sentir la tentación de tener este amor, así que dijo: “Nadie puede ser esclavo de dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o le será leal a uno y despreciará al otro. No pueden ser esclavos de Dios y a la vez de las Riquezas” (Mat. 6:24). Quien adora a Dios y a la vez dedica demasiado tiempo y esfuerzo a hacerse rico está tratando en cierto modo de servir a dos amos. No le da a Jehová devoción exclusiva
¿Qué aprendemos de lo que Jesús le dijo a la congregación de Laodicea?
Hacia finales del siglo primero, los cristianos de la congregación de la ciudad de Laodicea presumían de que eran ricos, habían conseguido riquezas y no necesitaban absolutamente nada. Pero a la vista de Jehová y Jesús eran desdichados, dignos de lástima, pobres y ciegos, y estaban desnudos. Jesús no los corrigió porque fueran ricos, sino porque su amor a las riquezas estaba dañando su amistad con Jehová (Apoc. 3:14-17). Si nos damos cuenta de que en nuestro interior crece el deseo de tener posesiones, tomemos de inmediato medidas correctivas (1 Tim. 6:7, 8). En caso contrario, nuestro corazón estará dividido y Jehová no aceptará nuestra adoración, pues él “exige devoción exclusiva” (Deut. 4:24). ¿Qué podría llevarnos a dar demasiada importancia al dinero?
¿Qué aprendemos de la experiencia de un anciano llamado David?
Veamos el caso de un diligente anciano de Estados Unidos llamado David. Él se define como un empleado responsable. En la empresa donde trabajaba, consiguió un ascenso, e incluso llegó a ser considerado uno de los mejores del país en su especialidad. Cuenta: “En aquel entonces pensé que todo ese éxito se debía a la bendición de Jehová”. Pero ¿era así?
David empezó a notar que su trabajo estaba afectando a su amistad con Jehová. Explica: “En las reuniones y hasta en la predicación, andaba pensando en los problemas del trabajo. Ganaba mucho dinero, pero cada vez me sentía más estresado y comencé a tener dificultades en mi matrimonio”.
Entonces, David se dio cuenta de que debía reevaluar sus prioridades. Dice: “Me resolví a corregir la situación”. Así que se propuso hacer algunos cambios en su horario de trabajo y le presentó el plan a su jefe. El resultado fue que perdió el empleo. ¿Y qué hizo? Cuenta: “Al día siguiente, entregué la solicitud para ser precursor auxiliar de continuo”. Para mantenerse, él y su esposa empezaron a hacer trabajos de limpieza. Después de un tiempo, David comenzó el precursorado regular y más adelante su esposa también se hizo precursora. Escogieron un empleo que muchos desprecian, pero eso no es lo más importante para ellos. Aunque sus ingresos son una décima parte de los que tenían antes, todos los meses cuentan con lo necesario para cubrir sus gastos. Quieren poner a Jehová por encima de todo, y han experimentado de primera mano que él cuida a los que buscan primero el Reino (Mat. 6:31-33).
¿Cómo podemos proteger el corazón?
Tengamos poco o mucho en sentido material, debemos proteger el corazón. ¿Cómo? Evitando el amor a las riquezas y no permitiendo que nuestro empleo sea más importante que nuestro servicio a Jehová. Para saber si eso nos está pasando, preguntémonos: “¿Pienso a menudo en el trabajo mientras estoy en las reuniones o predicando? ¿Me preocupo constantemente por mi seguridad económica en el futuro? ¿Tengo problemas en mi matrimonio por culpa del dinero y las cosas materiales? ¿Estaría dispuesto a aceptar un trabajo que otros menosprecian si de este modo pudiera servir más a Jehová?” (1 Tim. 6:9-12). Cuando nos hagamos este autoexamen, recordemos que Jehová nos ama y les hace esta promesa a quienes le sirven de corazón: “Nunca te dejaré y jamás te abandonaré”. Por esa razón, el apóstol Pablo dio este consejo: “Que su modo de vivir esté libre del amor al dinero” (Heb. 13:5, 6).
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