Examinando las Escrituras diariamente 2020
Sábado 26 de septiembre del 2020
Los hijos del Dios verdadero empezaron a fijarse en las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas (Gén. 6:2).
Es posible que Satanás no solo usara como señuelo la inmoralidad, sino también la promesa de dominar a la humanidad. Puede que su intención fuera impedir que llegara la “descendencia” de la “mujer” que Dios había prometido (Gén. 3:15). Pero Jehová trajo el Diluvio y así frustró los planes que tenían Satanás y los demonios. Por eso, no debemos subestimar el peligro de la inmoralidad y el egocentrismo. Los ángeles que se unieron a Satanás habían servido en la presencia de Jehová durante muchísimos años. Pero muchos permitieron que los malos deseos echaran raíces y crecieran en su interior. De manera parecida, puede que nosotros hayamos servido durante décadas en la parte terrestre de la organización de Dios. Pero, incluso en este entorno tan saludable, los malos deseos pueden echar raíces en nuestro interior (1 Cor. 10:12). Es muy importante que siempre analicemos nuestro corazón y que rechacemos la arrogancia y los malos pensamientos (Gál. 5:26; Col. 3:5). w18.05 25 párrs. 11, 12.
¿Qué otro señuelo le da buenos resultados a Satanás? y ¿Qué podemos hacer para no morder este anzuelo?
Otro señuelo que le da buenos resultados a Satanás es la curiosidad por lo sobrenatural. Él fomenta el interés por los demonios no solo mediante la religión falsa, sino también mediante la industria del entretenimiento. Se vale de películas y juegos electrónicos, entre otras cosas, para que el mundo de lo oculto parezca emocionante. ¿Qué podemos hacer para no morder este anzuelo? No debemos esperar que la organización de Dios publique una lista de las diversiones que son aceptables y de las que no. Cada uno de nosotros debe educar su conciencia para que esté en armonía con las normas de Jehová (Heb. 5:14). Tomaremos buenas decisiones si seguimos el consejo del apóstol Pablo de amar a Dios “sin hipocresía” (Rom. 12:9). Preguntémonos: “Si un estudiante o una revisita viera con qué cosas me divierto, ¿pensaría que practico lo que predico, o que soy un hipócrita?”. Si hacemos lo que predicamos, será menos probable que caigamos en las trampas de Satanás (1 Juan 3:18).
¿Cómo puede presionarnos Satanás? y ¿Cómo podemos resistir estas presiones?
Veamos ahora cómo nos presiona Satanás para que dejemos de ser leales a Jehová. Por ejemplo, puede influir en los gobiernos para que prohíban nuestra predicación. De manera parecida, puede hacer que los compañeros de trabajo o de clase se burlen de nosotros porque queremos obedecer las normas morales de Dios (1 Ped. 4:4). También puede influir en nuestros parientes para que nos desanimen de ir a las reuniones, aunque sea con buena intención (Mat. 10:36). ¿Cómo podemos resistir estas presiones? Primero, reconozcamos que estas cosas van a ocurrir, pues Satanás está en guerra con nosotros (Rev. 2:10; 12:17). Segundo, no dejemos que estos problemas nos hagan perder de vista la cuestión más importante: que Satanás afirma que solo servimos a Dios cuando nos conviene y que le daremos la espalda si se nos presiona (Job 1:9-11; 2:4, 5). Y, en tercer lugar, pidamos a Jehová que nos dé fuerzas para aguantar. Recordemos que nunca nos abandonará (Heb. 13:5).
¿HASTA DÓNDE LLEGA EL PODER DE SATANÁS?
¿Puede obligarnos Satanás a hacer algo que no queramos? Explique.
Satanás no puede obligarnos a hacer algo que no queramos (Sant. 1:14). Muchas personas hacen lo que él quiere sin darse cuenta de ello. Pero, cuando aprenden la verdad, deben decidir a quién desean servir (Hech. 3:17; 17:30). Si estamos resueltos a obedecer a Dios, no hay nada que pueda hacer Satanás para que dejemos de ser íntegros (Job 2:3; 27:5).
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