TEXTO DIARIO, De hoy Sábado 28 de noviembre del 2020
Examinando las Escrituras diariamente 2020
Sábado 28 de noviembre del 2020
No sabes dónde tendrá éxito (Ecl. 11:6).
Aunque a veces nos parezca que el mensaje que predicamos no echa raíces en el corazón de la gente, no debemos quitarle importancia al efecto que tiene nuestra obra de sembrar la semilla. Es verdad que muchas personas no nos escuchan, pero sí se fijan en nosotros. Ven que vamos bien vestidos, que somos educados y que siempre llevamos una sonrisa en la cara. Es posible que con el tiempo nuestra conducta haga que algunos se replanteen la mala opinión que tienen sobre nosotros. Eso fue lo que notaron los precursores Sergio y Olinda. Ellos cuentan: “No fuimos a la plaza durante cierto tiempo porque estuvimos enfermos. Cuando regresamos, las personas nos preguntaban qué nos había pasado y nos decían que nos habían extrañado”. La Biblia dice: “No dejes descansar la mano”. Así es, mientras sigamos sembrando la semilla del Reino, aportaremos nuestro valioso granito de arena a la obra de dar “testimonio a todas las naciones” (Mat. 24:14). Sobre todo, sentiremos la gran alegría de saber que tenemos la aprobación de Jehová, pues él ama a todos los que “llevan fruto con aguante” (Luc. 8:15). w18.05 16 párrs. 16-18.
CÓMO PODEMOS SEGUIR PRODUCIENDO FRUTO
Según Romanos 10:1, 2, ¿por qué motivos continuó predicando Pablo a los que rechazaban el mensaje del Reino?
¿Qué nos ayudará a seguir produciendo fruto? Ya hemos visto cómo le hizo sentir a Pablo el que la mayoría de los judíos rechazara el mensaje del Reino. Pero nunca se dio por vencido. Fijémonos en lo que tiempo después explicó en su carta a los cristianos de Roma sobre lo que sentía por los judíos. Dijo: “La buena voluntad de mi corazón y mi ruego a Dios por ellos son, en realidad, para su salvación. Porque les doy testimonio de que tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto” (Rom. 10:1, 2). ¿Por qué siguió predicándoles?
Primero, explicó que lo hacía motivado por la buena voluntad de su corazón, es decir, porque deseaba de corazón que algunos judíos lograran la salvación (Rom. 11:13, 14). Segundo, señaló que le rogaba a Dios que ayudara a ciertos judíos a aceptar el mensaje del Reino. Y, tercero, añadió: “Tienen celo por Dios”. Pablo veía lo mejor de cada persona. Y él mismo sabía muy bien que el celo bien dirigido podía convertir a una persona sincera en un cristiano entusiasta.
¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Pablo? Mencione lo que hacen algunos hermanos.
¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Pablo? Primero, tratemos de conservar en el corazón el deseo de encontrar a quienes están “correctamente dispuestos para vida eterna”. Segundo, roguémosle a Jehová que abra el corazón de las personas sinceras (Hech. 13:48; 16:14). Silvana, que es precursora desde hace casi treinta años, dice: “Antes de llamar a las puertas, le pido a Jehová que me ayude a ser positiva”. Supliquemos también a Dios que los ángeles nos conduzcan hasta quienes tienen un buen corazón (Mat. 10:11-13; Rev. 14:6). Un hermano llamado Robert, que lleva más de treinta años de precursor, dice: “Es emocionante colaborar con los ángeles, que saben lo que ocurre en la vida de las personas”. Y, tercero, procuremos ver lo bueno en la gente. Un anciano llamado Carl, que se bautizó hace más de cincuenta años, indica: “Busco cualquier pequeño detalle que revele que la persona tiene un buen corazón, como una sonrisa, una mirada amable o una pregunta sincera”. Si hacemos estas cosas, seguiremos produciendo fruto, igual que Pablo.
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