TEXTO DIARIO, De hoy Viernes 22 de septiembre 2023, ¿Has visto cómo se ha humillado Acab por mí? (1 Rey. 21:29).
Examinemos las Escrituras todos los días 2023
Viernes 22 de septiembre
¿Has visto cómo se ha humillado Acab por mí? (1 Rey. 21:29).
Aunque Acab se humilló ante Jehová, lo que después hizo demostró que no estaba arrepentido de verdad. No intentó acabar con la adoración a Baal en Israel ni animó al pueblo a adorar a Jehová. Después de su muerte, Jehová dejó claro lo que pensaba de él. Jehú, un profeta de Dios, dijo que Acab había sido uno de “los malos” (2 Crón. 19:1, 2). Pensemos en esto: si Acab se hubiera arrepentido de verdad, seguro que el profeta no lo habría incluido entre “los malos” y “los que odian a Jehová”. Así que está claro que, aunque Acab lamentó hasta cierto grado lo que había hecho, nunca se arrepintió del todo. ¿Qué aprendemos de su ejemplo? Cuando Elías le anunció el castigo que iba a sufrir su familia, Acab al principio se humilló. Ese fue un buen primer paso. Pero los pasos que dio después demostraron que no estaba arrepentido de corazón. Esto nos enseña que el verdadero arrepentimiento implica más que simplemente decir que nos sentimos mal por lo que hemos hecho. w21.10 3 párrs. 4, 5, 7, 8.
¿Qué clase de rey fue Manasés?
Unos 200 años después, Manasés llegó a ser rey de Judá. Puede que sus pecados fueran peores que los de Acab. La Biblia dice que “hizo a gran escala lo que estaba mal a los ojos de Jehová para provocarlo” (2 Crón. 33:1-9). Construyó altares a dioses falsos y hasta puso en el santo templo de Jehová una imagen tallada de un poste sagrado, probablemente un símbolo del culto al sexo. Usó la adivinación y practicó magia y hechicería. También “derramó muchísima sangre inocente”. Asesinó a muchas personas e incluso “a sus propios hijos los quemó en el fuego” como sacrificios a dioses falsos (2 Rey. 21:6, 7, 10, 11, 16).
¿Cómo disciplinó Jehová a Manasés, y cómo reaccionó el rey?
Igual que Acab, Manasés se negó a hacer caso a las advertencias que Jehová le dio mediante sus profetas. Finalmente, “Jehová hizo que los jefes del ejército del rey de Asiria vinieran contra ellos”, es decir, contra Judá. “Capturaron a Manasés con garfios, lo sujetaron con dos grilletes de cobre y se lo llevaron a Babilonia”. Parece ser que mientras estuvo cautivo allí reflexionó en lo que había hecho. “Estuvo humillándose profundamente delante del Dios de sus antepasados”. Pero hizo algo más: “Le suplicó a Jehová su Dios” y “le siguió orando”. Aquel hombre malvado estaba cambiando. Empezó a ver a Jehová como “su Dios” y le oró una y otra vez (2 Crón. 33:10-13).
¿Cómo demostró Manasés que su arrepentimiento era sincero? (2 Crónicas 33:15, 16).
Con el tiempo, Jehová respondió las oraciones de Manasés. Vio que su corazón había cambiado, y eso se reflejó en sus oraciones. Jehová se sintió conmovido por su ruego y lo devolvió a su reinado. Manasés se esforzó al máximo por demostrar que su arrepentimiento era sincero. Hizo lo que Acab no hizo nunca: cambió su manera de actuar, luchó contra la adoración falsa y animó al pueblo a adorar a Jehová (lea 2 Crónicas 33:15, 16). Seguro que necesitó fe y valor para hacer eso, pues durante décadas había sido una mala influencia para su familia, sus nobles y su pueblo. Pero ahora en su vejez trató de reparar parte del daño que había hecho. Es probable que fuera una buena influencia para su nietecito Josías, que más tarde llegó a ser un rey muy bueno (2 Rey. 22:1, 2).
¿Qué nos enseña el ejemplo de Manasés sobre el arrepentimiento?
¿Qué aprendemos de Manasés? Él no solo se humilló, sino que oró, suplicó la misericordia de Jehová y cambió su manera de actuar. Además, hizo todo lo posible por reparar el daño que había hecho y se esforzó por adorar a Jehová y ayudar a otros a hacer lo mismo. Su ejemplo le da esperanza hasta al peor de los pecadores. Es una prueba clara de que Dios es bueno y está “dispuesto a perdonar” (Sal. 86:5). Quienes se arrepienten de verdad pueden obtener el perdón de Jehová.
¿Qué ejemplo nos ayuda a entender una lección muy importante sobre el arrepentimiento?
Como hemos visto, Manasés hizo más que simplemente lamentarse por sus pecados. Esto nos enseña una lección muy importante. Para entenderla, pensemos en el siguiente ejemplo. Imaginemos que vamos a una panadería y pedimos un pastel. Pero en vez de un pastel nos dan un huevo. ¿Nos conformaríamos con eso? Claro que no. ¿Y si el panadero se justificara diciendo que el huevo es un ingrediente importante del pastel? Aun así, no nos bastaría. De manera parecida, Jehová le pide a quien comete un pecado que se arrepienta de verdad. Si la persona se siente mal por su pecado, hace bien, pues esa es una parte importante del arrepentimiento. Pero no basta con eso. Para ver qué más se necesita, analicemos una conmovedora parábola que Jesús relató.
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