TESOROS DE LA BIBLIA, 23-29 de mayo de 2022, “Mantengamos un temor sano a desagradar a Jehová”, Discurso Preparado.

“Mantengamos un temor sano a desagradar a Jehová” (10 mins.)

¿Es posible que un hijo que ama profundamente a su mamá o su papá le tenga temor?. Si. es posible. Un hijo que aprecia a sus padres, se preocupa en no causarles daño por una mala acción o algo que diga que va a herir o ellos o a otras personas. Por eso, en ocasiones la expresión «que no se entere mi mamá o que no se entere mi papá» no es porque tenga un terror, sino que más bien tienen un temor sano a no desagradarlos.

Y de eso es lo que vamos a hablar en esta ocasión en Tesoros de la Biblia con el título: «Mantengamos un temor sano a desagradar a Jehová». Y es que a Jehová lo consideramos como nuestro Padre celestial, y queremos nosotros hacer cosas que lo hagan sentir bien, que se sienta satisfecho con el servicio que le rendimos.

Y eso nos lleva a revisar algo que sucedió en la época del rey David, que podría mostrar que en ocasiones las buenas intenciones no son carta abierta para violar los mandatos de Jehová.

VAMOS A LEER: 2 Samuel 6:3,5.

3 Ahora bien, para transportar el Arca del Dios verdadero desde la casa de Abinadab que estaba en la colina, la pusieron en una carreta nueva. Y Uzá y Ahió, hijos de Abinadab, llevaban la carreta nueva. 4 De modo que se llevaron el Arca del Dios verdadero de la casa de Abinadab, que estaba en la colina, y Ahió iba caminando delante del Arca. 5  David y todos los de la casa de Israel estaban celebrando la ocasión delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de enebro, arpas y otros instrumentos de cuerda, panderetas, sistros y címbalos.

Bien. Imaginémonos la situación. El arca del pacto de Jehová estaba en la casa de un hombre llamado Abinadab. Pasó allí 70 años, y por supuesto, bajo la aprobación de Jehová. Así que podemos imaginarnos que esa casa era muy especial y esa familia era especial. Por lo tanto, estos dos que están mencionados aquí como Uzá y Ahió hijos de Abinadab, prácticamente habían nacido y criado con el arca del pacto en la propiedad de ellos.

Así que puede que lo hayan visto como algo especial o se hayan acostumbrado a verlo como algo rutinario. Otro detalle que nos presenta el relato es que la casa de Abinadab estaba en una colina, así que no era tan sencillo, o subir o bajar algo de ahí. Había su riesgo de que esto se pueda estropear. David pensó que ya era hora de trasladar el arca del pacto de esa casa, así que hizo cosas que estaban bien hechas aparentemente, como por ejemplo un carruaje nuevo.

Es decir, iba a ser estrenado para algo tan especial como el Arca del Pacto. Pero no era bueno. No era lo correcto. En las instrucciones dadas por Jehová que aparece en el éxodo 25. Dice claramente que esta arca tenía que ser trasladada con unos varales o con unos pedazos de madera donde debían ser transportada por personas autorizadas. No debían tocarla a ella, sino solamente a los varales, a los trozos de madera que tenían que ponerse sobre sus hombros.

Un error ahí de no haber seguido la instrucción de Jehová. Hicieron un carruaje nuevo, pero no la transportaron, como Jehová había dicho. Aquí estaban cambiando un mandato de Jehová por buenas intenciones. Un buen recordatorio para nosotros de no cambiar nada, aparentemente con buenas intenciones, aunque estemos cambiando los mandatos de Jehová. Pero ya tenemos el marco de circunstancias. Empiezan a traer ese carruaje. Un hombre va delante, otro va detrás y una colina de por medio. ¿Qué sucede en ese transcurso, en ese recorrido?.

VAMOS A LEER: 2 Samuel 6:6.

6 Pero, cuando llegaron a la era de Nacón, Uzá extendió la mano y agarró el Arca del Dios verdadero, porque los toros casi la vuelcan. 

Pero un momento. ¿No era lo correcto hacer eso? ¿Evitar que se caiga algo tan valioso como el Arca del Pacto?. Había una ley y esa se tenía que respetar pase lo que pase. ´¿Por qué? en el relato de Números cuatro y capítulo siete se indica claramente que el que tocaba el arca tenía que morir. Había un mandato especifico. Y Uza desobedeció. Las buenas intenciones no deben hacer que violemos mandatos bíblicos.

Hay un dicho que dice así: «El que se ofrece sobra». Es decir, si una persona no tiene la autoridad para hacer algo, no debería ofrecerse. En el caso de Uzá, no era un sacerdote. Aparentemente era un levita. Y con más razón. El debería conocer perfectamente cual era la ley de Dios. No tocar. Para eso habían personas asignadas y ni siquiera para tocarlas directamente, sino por estos varales o pedazos de madera.

Así que desde niño, Uza sabía perfectamente cual era el procedimiento correcto de trasladar, transportar y leyes que implicaban el uso o manejo de el Arca.

VAMOS A LEER: 2 Samuel 6:7.

7 Entonces Jehová se enojó muchísimo con Uzá. El Dios verdadero lo ejecutó allí mismo por esa falta de respeto, y él murió al lado del Arca del Dios verdadero.

Aquí no se pidió a ningún ser humano que ejecute a esta persona. Fue directamente Jehová. Las expresiones que vemos en el versículo es: Jehová se enojó muchísimo. Lo ejecutó allí por esa falta de respeto. Así que fue un juicio directo de Jehová. No había que pensarlo dos veces. Pero, ¿Por qué tuvo que hacer eso si aparentemente era una buena intención?.

Uzá le perdió el temor sano a desagradar a Jehová. Queremos nosotros también ser muy cuidadosos en nuestros días cuando desempeñamos actividades teocráticas. No tratemos de sobresalir delante de otros simplemente por motivos egoístas o como dice Proverbios 3:7, «No te vuelvas sabio a tus propios ojos. Teme a Jehová, y aléjate del mal».

Algunos podrían pensar de que sus cualidades le permitirían ser el centro de atención y hacer cosas que realmente no deberíamos. Queremos ser como los niños, respetar profundamente a Jehová. Lo amamos, pero no queremos que él se sienta ofendido o avergonzado por nuestro accionar en algún momento. Hagamos todo lo posible por hacer nuestro servicio a Jehová con la buena intención, con un corazón limpio.

Que Jehová se sienta satisfecho de que le rendimos un servicio sagrado con nuestra conciencia limpia. Mantengamos un temor sano a desagradar a Jehová y eso nos permitirá que podemos seguir sirviéndole de la manera correcta a nuestro Dios Todopoderoso.

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