TEXTO DIARIO, De hoy Martes 23 de marzo del 2021.
Examinemos las Escrituras todos los días 2021
Martes 23 de marzo del 2021
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón (Prov. 27:11).
Jesús oró con “fuertes clamores y lágrimas” cuando se enfrentó a las pruebas (Heb. 5:7). Sus sinceras oraciones procedían de un corazón leal y fortalecieron su deseo de ser obediente. Estas oraciones fueron para Jehová como el agradable olor del incienso. Todo lo que hizo Jesús durante su vida agradó a su Padre y vindicó la soberanía divina. Podemos imitarlo haciendo lo posible por obedecer las leyes de Dios y por ser leales a él. Cuando pasamos por pruebas, le suplicamos a Jehová que nos ayude porque deseamos agradarle. Sabemos que no aceptará nuestras oraciones si hacemos algo que condena. En cambio, si vivimos como Dios quiere, podemos tener la confianza de que nuestras oraciones sinceras serán para él como el agradable olor del incienso. Y podemos estar seguros de que nuestra lealtad y obediencia complacen a nuestro Padre celestial. w19.11 21, 22 párrs. 7, 8.
CÓMO CONSEGUIMOS LA APROBACIÓN DE JEHOVÁ
¿Por qué se ofrecían sacrificios el Día de Expiación?
Primera lección: necesitamos la aprobación de Jehová para que acepte nuestros sacrificios. En la celebración anual del Día de Expiación, la nación de Israel se reunía y el sumo sacerdote ofrecía sacrificios de animales. Estos recordaban a los israelitas que debían estar libres de pecado. Pero había algo que el sumo sacerdote tenía que hacer ese día antes de entrar en el Santísimo con la sangre de los sacrificios; de hecho, era algo más importante que el perdón de los pecados de la nación.
Como vemos en Levítico 16:12, 13, ¿qué hacía el sumo sacerdote la primera vez que entraba en el Santísimo el Día de Expiación?.
(Lea Levítico 16:12, 13). Imaginémonos la escena. El sumo sacerdote entra en el tabernáculo. En una mano lleva un recipiente con incienso perfumado y en la otra un braserillo de oro lleno de brasas. Se detiene delante de la cortina que oculta la entrada al Santísimo. Con sumo respeto, entra por primera vez ese día (lo hará dos veces más) y se para frente al Arca del Pacto. En sentido simbólico, está ante la mismísima presencia de Jehová. Entonces, echa el incienso sobre las brasas, y la sala se llena de un agradable aroma.* Más tarde, volverá a entrar en el Santísimo con la sangre de las ofrendas por el pecado. Fijémonos en esto: quema el incienso antes de presentar la sangre de las ofrendas por el pecado.
¿Qué aprendemos del uso del incienso el Día de Expiación?
¿Qué aprendemos del uso del incienso el Día de Expiación? La Biblia compara a incienso las oraciones de los siervos fieles de Dios (Sal. 141:2; Apoc. 5:8). Recordemos que el sumo sacerdote llevaba el incienso ante la presencia de Jehová con muchísimo respeto. De modo similar, cuando nos dirigimos en oración a Dios, lo hacemos con un profundo respeto. Valoramos mucho que el Creador del universo nos permita acercarnos a él, como hace un hijo con su padre (Sant. 4:8). Nos acepta como sus amigos (Sal. 25:14). Este es un honor tan grande para nosotros que no queremos hacer nada que le desagrade.
¿Qué nos enseña sobre Jesús el que el sumo sacerdote quemara el incienso antes de ofrecer los sacrificios?
Tengamos presente que el sumo sacerdote debía quemar el incienso antes de ofrecer los sacrificios. Así se aseguraba de que contaba con la aprobación de Jehová. ¿Qué aprendemos? Cuando Jesús estuvo en la Tierra, tuvo que hacer algo importante antes de poder ofrecer su vida en sacrificio, algo más importante que salvar a la humanidad. A fin de que Jehová aceptara su sacrificio, tuvo que obedecerle lealmente durante toda su vida. De ese modo, demostró que lo correcto es vivir como Jehová nos manda. Jesús probó que la soberanía de su Padre es recta y su manera de gobernar es justa.
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