TEXTO DIARIO, De Miércoles 23 de diciembre 2020

 

 

Examinando las Escrituras diariamente 2020

Miércoles 23 de diciembre 2020

Jehová procedió a decir a Josué: “Moisés mi siervo está muerto; y ahora levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo” (Jos. 1:1, 2).

Puesto que Moisés había sido el líder de la nación durante mucho tiempo, es posible que Josué se preguntara cómo reaccionaría el pueblo ahora que él lo dirigía (Deut. 34:8, 10-12). Una obra de consulta comenta lo siguiente sobre Josué 1:1, 2: “Tanto en el pasado como en el presente, el momento en que se produce un cambio de gobernante es uno de los más inestables de una nación”. Los temores de Josué no eran infundados, pero a los pocos días puso manos a la obra con total confianza en Jehová (Jos. 1:9-11). Y no se equivocó al hacerlo. Como dice la Biblia, Jehová los guió a él y a Israel mediante un ángel. Es lógico pensar que ese ángel fue “la Palabra”, el Hijo primogénito de Dios (Juan 1:1; Éx. 23:20-23). Con la ayuda de Jehová, Israel no tuvo problemas en adaptarse a la dirección de su nuevo líder, Josué. w18.10 22, 23 párrs. 1-4.




QUIÉN LLEVÓ A ISRAEL A LA TIERRA PROMETIDA

¿Con quién se encontró Josué cerca de Jericó? (Vea el dibujo del principio).

Poco después de que Israel cruzó el río Jordán, Josué tuvo un encuentro inesperado. Cerca de la ciudad de Jericó, vio a un hombre que llevaba una espada en la mano. Como no sabía quién era, le preguntó: “¿Estás de parte de nosotros, o de nuestros adversarios?”. Para su sorpresa, el hombre le reveló su identidad. Era nada menos que el “jefe del ejército de Jehová”, que estaba listo para defender al pueblo de Dios (lea Josué 5:13-15 y la nota). Aunque en otros lugares el relato dice que era Jehová quien le hablaba a Josué, no hay duda de que lo hacía mediante su ángel, como en muchas otras ocasiones (Éx. 3:2-4; Jos. 4:1, 15; 5:2, 9; Hech. 7:38; Gál. 3:19).

¿Por qué podría parecer que no tenían sentido algunas instrucciones de Jehová? y ¿Por qué resultaron ser prudentes y oportunas aquellas instrucciones?.

Josué ya había recibido instrucciones claras sobre cómo tomar la ciudad de Jericó. Puede que al principio algunas de ellas no parecieran muy lógicas. Por ejemplo, Dios mandó que se circuncidara a todos los hombres. Como consecuencia, los soldados no estarían en condiciones de luchar durante varios días. ¿De verdad era ese el momento adecuado para circuncidarlos? (Gén. 34:24, 25; Jos. 5:2, 8).

Es probable que aquellos soldados indefensos se preguntaran cómo protegerían a sus familias si el enemigo los atacaba. Pero los hombres de Jericó no los atacaron, sino que, asustados, actuaron de manera inesperada. La Biblia dice: “Jericó estaba bien cerrada a causa de los hijos de Israel; nadie salía y nadie entraba” (Jos. 6:1). No hay duda de que este inesperado suceso fortaleció la confianza de los israelitas en la guía de Jehová.

Además, Jehová les dijo que no atacaran Jericó. Lo que debían hacer era marchar alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días y siete veces el séptimo día. Puede que algunos soldados creyeran que era una enorme pérdida de tiempo y energías. Pero el Líder invisible de Israel, Jehová, sabía muy bien lo que hacía. Seguir su estrategia les permitió a los israelitas tomar la ciudad y fortaleció su fe. Además, los libró de tener que luchar contra los poderosos soldados de Jericó (Jos. 6:2-5; Heb. 11:30).*

¿Por qué debemos seguir las instrucciones que recibimos de la organización de Dios? Dé un ejemplo.

¿Qué aprendemos de este relato? Puede que a veces no comprendamos del todo por qué toma la organización algunas iniciativas. Por ejemplo, en el pasado quizá cuestionamos el uso de los dispositivos electrónicos en el estudio personal, el ministerio y las reuniones. Pero es probable que ahora veamos los beneficios de usarlos, si las circunstancias nos lo permiten. Por tanto, aun cuando al principio tengamos dudas, debemos seguir las instrucciones de la organización de Dios. Cuando vemos los buenos resultados de los cambios, nuestra fe y unidad se hacen más fuertes.

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Por toolsjw

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